EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE
El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, declaró al diario alemán Handelsblatt que una eventual invasión de Siria por otros países (léase Turquía y Arabia Saudí) desencadenaría una nueva guerra mundial. Y recordó que Rusia es la mayor potencia nuclear del mundo.
Estas declaraciones soliviantaron a los medios informativos, llevando al gobierno ruso a matizar que donde el diario alemán decía “toda operación terrestre tiene por consecuencia transformar la guerra en una guerra mundial”, debía decir “en una guerra permanente”. Se trataba, según Moscú, de un error de traducción.
Pero las declaraciones de Medvedev llueven sobre mojado. Financial Times, en otra información relativa a la cumbre de seguridad celebrada la semana pasada en Munich, cuenta que el primer ministro ruso ha advertido de la posibilidad de una nueva guerra fría. Medvedev se preguntó en Munich si estábamos en 2016 o en 1962, aludiendo a la crisis de los misiles en Cuba que llevó entonces la tensión mundial al borde del paroxismo.
Al margen de declaraciones cuyo significado real escapa a la sociedad, lo realmente cierto es que la guerra de Siria empieza a escapar de todo control, amenazando con convertirse en un conflicto regional que tiene atrapada a una potencia mundial como Rusia en la primera línea de fuego. Puede que la previsible regionalización del conflicto sirio sea el origen del nerviosismo de Medvedev.
Estas declaraciones soliviantaron a los medios informativos, llevando al gobierno ruso a matizar que donde el diario alemán decía “toda operación terrestre tiene por consecuencia transformar la guerra en una guerra mundial”, debía decir “en una guerra permanente”. Se trataba, según Moscú, de un error de traducción.
Pero las declaraciones de Medvedev llueven sobre mojado. Financial Times, en otra información relativa a la cumbre de seguridad celebrada la semana pasada en Munich, cuenta que el primer ministro ruso ha advertido de la posibilidad de una nueva guerra fría. Medvedev se preguntó en Munich si estábamos en 2016 o en 1962, aludiendo a la crisis de los misiles en Cuba que llevó entonces la tensión mundial al borde del paroxismo.
Al margen de declaraciones cuyo significado real escapa a la sociedad, lo realmente cierto es que la guerra de Siria empieza a escapar de todo control, amenazando con convertirse en un conflicto regional que tiene atrapada a una potencia mundial como Rusia en la primera línea de fuego. Puede que la previsible regionalización del conflicto sirio sea el origen del nerviosismo de Medvedev.