Nuestro mundo está en una situación parecida a la que vivimos cuando un ser querido se encuentra hospitalizado.
Los médicos se acercan, nos muestran radiografías y resultados de diferentes pruebas, y nos dicen que nuestro pariente está muy grave. No afirman que va a morir, pero se muestran pesimistas.
Este el diagnóstico del estado del mundo que los miembros del Comité Científico del Club Nuevo Mundo realizaron la semana pasada, en una reunión especial sobre la crisis de nuestra civilización.
Según este diagnóstico, el planeta manifiesta todos los síntomas propios de un estado terminal: sus océanos se están quedando sin oxígeno, las especies que lo mantienen con vida desaparecen a velocidad vertiginosa, su atmósfera está seriamente contaminada, la fiebre le sube cada vez más y puede alcanzar temperaturas que lo llevarían al colapso.
Además, se ha desconfigurado completamente: su modo de vida ha devenido anacrónico, es incapaz de mantenerse en equilibrio y ha engendrado desigualdades internas que hacen inviable la prolongación de la vida.
El diagnóstico se completa con la constatación de que el planeta está abandonado a su suerte: nosotros, a los que la evolución nos ha dotado de la capacidad de gestionar sus recursos naturales, somos los responsables últimos de la crisis planetaria y de su eventual desenlace.
La gestión forestal podría ser clave para salvarle la vida: genera empleo, reduce el riesgo de incendios, aumenta los caudales hídricos, mejora la biodiversidad, provee de bio-productos y aumenta la resiliencia ante el cambio climático.
Sin embargo, la Covid-19 representa una advertencia: ha precipitado la metástasis y desvelado nuestra fragilidad sanitaria.
También ha señalado que los tiempos de reacción se agotan. El coronavirus es solo un síntoma : en el fondo nos enfrentamos a una crisis de la vida.
Vida amenazada
La vida, una proeza de la evolución que se inició hace 3.800 millones de años, sólo 700 millones de años después de la formación de nuestro planeta, está a punto de desaparecer de este hormiguero de la Vía Láctea que es la Tierra.
El ser humano, que solo lleva 2 millones y medio de años de evolución, y que en comparación con los demás cuerpos celestes, por sus dimensiones físicas, es tan insignificante como una bacteria terrestre, está a punto de poner fin al experimento cósmico de la vida en este rincón del universo.
Atónitos ante la agonía del planeta, nos planteamos si todavía hay algo que podamos hacer para impedir el colapso sistémico que supondría la desaparición de nuestra especie.
Momentos complicados
Descubrimos que lo primero que debemos hacer es asumir la gravedad del momento y recuperar la confianza en el futuro.
Lo segundo, que debemos cambiar nuestra manera de pensar y de vivir porque la cultura en la que estamos nos conduce al abismo: considera al ser humano como la cumbre de la evolución con el derecho a someter a la naturaleza en todas sus formas.
Y lo tercero, que debemos organizarnos como sociedad civil para preparar la supervivencia porque los momentos que vienen son complicados.
La agonía del planeta no será tranquila, advierten los científicos, sino turbulenta en episodios como temperaturas incompatibles con la vida, rediseño de litorales, abundantes catástrofes naturales, desertización, enfermedades zoonóticas, migraciones masivas, conflictos entre potencias…
Reacción cívica
No podemos seguir esperando por las instituciones porque su cultura les impide apreciar la gravedad de la crisis planetaria y actuar en consecuencia.
Debemos ayudarles a que hagan mejor su trabajo, pero al mismo tiempo poner en marcha iniciativas cívicas que resuelvan los problemas prácticos que habremos de afrontar.
Los habitantes de la Tierra estamos solos en esta crisis.
Lo que pase en este rincón perdido del universo, a las bacterias humanas que representamos para el cosmos, no supondrá nada relevante para la evolución universal.
Una vez más descubrimos que todo depende de nosotros.
El mayor reto
La vida que nos ha proporcionado la evolución se enfrenta al mayor reto de su historia: usar nuestras facultades superiores, nuestros talentos y la capacidad de amar que hemos desarrollado, para impedir que desaparezca del sistema solar, único sitio del universo conocido donde tenemos constancia de que exista.
Como todo gran reto, la respuesta empieza por lo más pequeño y simple: el cambio personal, la decisión de mejorar las cosas, la organización de respuestas y servicios coordinados, primero a pequeña escala y luego a dimensiones más amplias.
Los médicos se acercan, nos muestran radiografías y resultados de diferentes pruebas, y nos dicen que nuestro pariente está muy grave. No afirman que va a morir, pero se muestran pesimistas.
Este el diagnóstico del estado del mundo que los miembros del Comité Científico del Club Nuevo Mundo realizaron la semana pasada, en una reunión especial sobre la crisis de nuestra civilización.
Según este diagnóstico, el planeta manifiesta todos los síntomas propios de un estado terminal: sus océanos se están quedando sin oxígeno, las especies que lo mantienen con vida desaparecen a velocidad vertiginosa, su atmósfera está seriamente contaminada, la fiebre le sube cada vez más y puede alcanzar temperaturas que lo llevarían al colapso.
Además, se ha desconfigurado completamente: su modo de vida ha devenido anacrónico, es incapaz de mantenerse en equilibrio y ha engendrado desigualdades internas que hacen inviable la prolongación de la vida.
El diagnóstico se completa con la constatación de que el planeta está abandonado a su suerte: nosotros, a los que la evolución nos ha dotado de la capacidad de gestionar sus recursos naturales, somos los responsables últimos de la crisis planetaria y de su eventual desenlace.
La gestión forestal podría ser clave para salvarle la vida: genera empleo, reduce el riesgo de incendios, aumenta los caudales hídricos, mejora la biodiversidad, provee de bio-productos y aumenta la resiliencia ante el cambio climático.
Sin embargo, la Covid-19 representa una advertencia: ha precipitado la metástasis y desvelado nuestra fragilidad sanitaria.
También ha señalado que los tiempos de reacción se agotan. El coronavirus es solo un síntoma : en el fondo nos enfrentamos a una crisis de la vida.
Vida amenazada
La vida, una proeza de la evolución que se inició hace 3.800 millones de años, sólo 700 millones de años después de la formación de nuestro planeta, está a punto de desaparecer de este hormiguero de la Vía Láctea que es la Tierra.
El ser humano, que solo lleva 2 millones y medio de años de evolución, y que en comparación con los demás cuerpos celestes, por sus dimensiones físicas, es tan insignificante como una bacteria terrestre, está a punto de poner fin al experimento cósmico de la vida en este rincón del universo.
Atónitos ante la agonía del planeta, nos planteamos si todavía hay algo que podamos hacer para impedir el colapso sistémico que supondría la desaparición de nuestra especie.
Momentos complicados
Descubrimos que lo primero que debemos hacer es asumir la gravedad del momento y recuperar la confianza en el futuro.
Lo segundo, que debemos cambiar nuestra manera de pensar y de vivir porque la cultura en la que estamos nos conduce al abismo: considera al ser humano como la cumbre de la evolución con el derecho a someter a la naturaleza en todas sus formas.
Y lo tercero, que debemos organizarnos como sociedad civil para preparar la supervivencia porque los momentos que vienen son complicados.
La agonía del planeta no será tranquila, advierten los científicos, sino turbulenta en episodios como temperaturas incompatibles con la vida, rediseño de litorales, abundantes catástrofes naturales, desertización, enfermedades zoonóticas, migraciones masivas, conflictos entre potencias…
Reacción cívica
No podemos seguir esperando por las instituciones porque su cultura les impide apreciar la gravedad de la crisis planetaria y actuar en consecuencia.
Debemos ayudarles a que hagan mejor su trabajo, pero al mismo tiempo poner en marcha iniciativas cívicas que resuelvan los problemas prácticos que habremos de afrontar.
Los habitantes de la Tierra estamos solos en esta crisis.
Lo que pase en este rincón perdido del universo, a las bacterias humanas que representamos para el cosmos, no supondrá nada relevante para la evolución universal.
Una vez más descubrimos que todo depende de nosotros.
El mayor reto
La vida que nos ha proporcionado la evolución se enfrenta al mayor reto de su historia: usar nuestras facultades superiores, nuestros talentos y la capacidad de amar que hemos desarrollado, para impedir que desaparezca del sistema solar, único sitio del universo conocido donde tenemos constancia de que exista.
Como todo gran reto, la respuesta empieza por lo más pequeño y simple: el cambio personal, la decisión de mejorar las cosas, la organización de respuestas y servicios coordinados, primero a pequeña escala y luego a dimensiones más amplias.
Nuevos escenarios
Y también debemos despedirnos del mundo que fue: nada volverá a ser como antes después de lo que está pasando. El rito funerario es lo que permite superar la pérdida.
También deberemos imaginar y construir nuevos escenarios que eviten experiencias pasadas, de poder o violencia, los dos pilares que han vertebrado la evolución humana hasta ahora.
Debemos conseguir una mejor organización social y económica, otra manera más armónica de entender las relaciones humanas, la economía y la política, el derecho, la ciencia y la tecnología, si queremos preservar la vida.
Puertas abiertas
Este es el relato y las conclusiones de las dos jornadas que los miembros del Club Nuevo Mundo vivimos la semana pasada junto a los miembros del Comité Científico, para conocer el estado de nuestro hogar planetario.
Nuestras puertas están abiertas para seguir acogiendo personas, proyectos e iniciativas que quieran reaccionar a la crisis global y estén dispuestas a contribuir a este esfuerzo colectivo aportando lo mejor de sí mismos.
Somos conscientes de que solos no vamos a conseguirlo, y de que los retos nos trascienden completamente.
Pero también tenemos la determinación de no permanecer impasibles ante la crisis y de contribuir a la refundación del mundo.
No sabemos si lo conseguiremos, pero pensamos que nuestro deber y nuestra responsabilidad hoy es intentarlo. Si quieres sumarte, escríbenos y explícanos lo que quieres aportar.
(*) Eduardo Martínez y Alicia Montesdeoca son los editores de Tendencias21 y Miembros Directivos del Club Nuevo Mundo.
Y también debemos despedirnos del mundo que fue: nada volverá a ser como antes después de lo que está pasando. El rito funerario es lo que permite superar la pérdida.
También deberemos imaginar y construir nuevos escenarios que eviten experiencias pasadas, de poder o violencia, los dos pilares que han vertebrado la evolución humana hasta ahora.
Debemos conseguir una mejor organización social y económica, otra manera más armónica de entender las relaciones humanas, la economía y la política, el derecho, la ciencia y la tecnología, si queremos preservar la vida.
Puertas abiertas
Este es el relato y las conclusiones de las dos jornadas que los miembros del Club Nuevo Mundo vivimos la semana pasada junto a los miembros del Comité Científico, para conocer el estado de nuestro hogar planetario.
Nuestras puertas están abiertas para seguir acogiendo personas, proyectos e iniciativas que quieran reaccionar a la crisis global y estén dispuestas a contribuir a este esfuerzo colectivo aportando lo mejor de sí mismos.
Somos conscientes de que solos no vamos a conseguirlo, y de que los retos nos trascienden completamente.
Pero también tenemos la determinación de no permanecer impasibles ante la crisis y de contribuir a la refundación del mundo.
No sabemos si lo conseguiremos, pero pensamos que nuestro deber y nuestra responsabilidad hoy es intentarlo. Si quieres sumarte, escríbenos y explícanos lo que quieres aportar.
(*) Eduardo Martínez y Alicia Montesdeoca son los editores de Tendencias21 y Miembros Directivos del Club Nuevo Mundo.
Miembros del Comité Científico que han participado en esta reflexión
EDUARDO COSTAS Y VICTORIA LÓPEZ RODAS, directores del Comité Científico del Club Nuevo Mundo. Catedráticos de Genética en la Universidad Complutense de Madrid, donde llevan casi 30 años investigando juntos en genética evolutiva y biotecnología.
Ponencia: Perspectiva científica de la crisis global desde el ámbito de las ciencias de la vida.
Lema resumen de su intervención: “O somos capaces de revertir esto a una economía sostenible, o nos vamos todos”.
EMMA HUERTAS, vicedirectora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, experta en el ciclo del CO2 y cambio global.
Ponencia: Situación de los océanos del mundo ante la crisis global. (pdf, 12,13 Mb).
Lema resumen de su intervención: “La salud del océano es la salud humana”.
JORDI FIGUEROLA, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en la Estación Biológica de Doñana.
Ponencia: Desafíos de la conservación de la biodiversidad ante la sexta gran extinción en curso. (pdf, 53,66 Mb)
Lema resumen de su intervención: “Un mundo, una sola salud”.
EDUARDO ROJAS, Profesor UPV, Decano Colegio Oficial Ingenieros de Montes, Coordinador de Juntos por los Bosques, exsubdirector General de FAO y responsable de su Departamento forestal, Comisario General de la ONU para la Exposición Universal de Milán (2015).
Ponencia: Cambio global y bosques: posibles respuestas. (pdf, 7,59Mb)
Lema resumen de su intervención: “Los retos hay que planteárselos de forma integral”.
EDUARDO COSTAS.
Ponencia: Claves de la crisis sanitaria y medidas a adoptar para un mundo más sano.
Lema resumen de su intervención: “En 2030, la gran causa de muerte serán las infecciones”.
JOSE ESQUINAS es doctor ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid, con máster en Horticultura y Doctor en Genética por la Universidad de California. Ha trabajado en la FAO durante 30 años ocupándose de los temas de recursos genéticos, biodiversidad agrícola, cooperación internacional y ética para la agricultura y la alimentación.
Ponencia: Retos y posibles cambios necesarios en las políticas agroalimentarias para superar la crisis global. (pdf, 368,91Mb)
Lema resumen de su intervención: “Hagamos converger economía y ecología"
PEDRO BAÑOS, coronel del Ejército y diplomado de Estado Mayor, especialista en Geopolítica, Estrategia, Defensa, Seguridad, Terrorismo, Inteligencia y Relaciones Internacionales. Es magister en Defensa y Seguridad por la Universidad Complutense de Madrid.
Ponencia: Organización política del mundo actual y su incidencia en la crisis global, particularmente desde el eje tecnológico chino-americano.
Lema resumen de su intervención: “Estamos en una democracia que no lo es”.
CRISTINA JIMÉNEZ SAVURIDO es Presidente y fundadora de Fide, Fundación para la Investigación sobre el Derecho y la Empresa con sede en Madrid. Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, ha ejercido como Juez de Primera Instancia e Instrucción y como Magistrada en la jurisdicción civil y penal.
Ponencia: ¿Por qué es relevante la regulación si queremos afrontar eficazmente la crisis global? (pdf 291,65 Mb)
Lema resumen de su intervención: “La ciencia no es una opinión más. Los científicos deben opinar para generar las políticas”.
FERNANDO VELASCO es Doctor en Filosofía y Licenciado en Ciencias Morales, es director de la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos y profesor titular de Filosofía Moral en la citada Universidad.
Ponencia: El Análisis de Inteligencia como herramienta para la toma de decisiones en momentos de crisis.
Lema resumen de su intervención: “"Analizar para decidir".
Ponencia: Perspectiva científica de la crisis global desde el ámbito de las ciencias de la vida.
Lema resumen de su intervención: “O somos capaces de revertir esto a una economía sostenible, o nos vamos todos”.
EMMA HUERTAS, vicedirectora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, experta en el ciclo del CO2 y cambio global.
Ponencia: Situación de los océanos del mundo ante la crisis global. (pdf, 12,13 Mb).
Lema resumen de su intervención: “La salud del océano es la salud humana”.
JORDI FIGUEROLA, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en la Estación Biológica de Doñana.
Ponencia: Desafíos de la conservación de la biodiversidad ante la sexta gran extinción en curso. (pdf, 53,66 Mb)
Lema resumen de su intervención: “Un mundo, una sola salud”.
EDUARDO ROJAS, Profesor UPV, Decano Colegio Oficial Ingenieros de Montes, Coordinador de Juntos por los Bosques, exsubdirector General de FAO y responsable de su Departamento forestal, Comisario General de la ONU para la Exposición Universal de Milán (2015).
Ponencia: Cambio global y bosques: posibles respuestas. (pdf, 7,59Mb)
Lema resumen de su intervención: “Los retos hay que planteárselos de forma integral”.
EDUARDO COSTAS.
Ponencia: Claves de la crisis sanitaria y medidas a adoptar para un mundo más sano.
Lema resumen de su intervención: “En 2030, la gran causa de muerte serán las infecciones”.
JOSE ESQUINAS es doctor ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid, con máster en Horticultura y Doctor en Genética por la Universidad de California. Ha trabajado en la FAO durante 30 años ocupándose de los temas de recursos genéticos, biodiversidad agrícola, cooperación internacional y ética para la agricultura y la alimentación.
Ponencia: Retos y posibles cambios necesarios en las políticas agroalimentarias para superar la crisis global. (pdf, 368,91Mb)
Lema resumen de su intervención: “Hagamos converger economía y ecología"
PEDRO BAÑOS, coronel del Ejército y diplomado de Estado Mayor, especialista en Geopolítica, Estrategia, Defensa, Seguridad, Terrorismo, Inteligencia y Relaciones Internacionales. Es magister en Defensa y Seguridad por la Universidad Complutense de Madrid.
Ponencia: Organización política del mundo actual y su incidencia en la crisis global, particularmente desde el eje tecnológico chino-americano.
Lema resumen de su intervención: “Estamos en una democracia que no lo es”.
CRISTINA JIMÉNEZ SAVURIDO es Presidente y fundadora de Fide, Fundación para la Investigación sobre el Derecho y la Empresa con sede en Madrid. Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, ha ejercido como Juez de Primera Instancia e Instrucción y como Magistrada en la jurisdicción civil y penal.
Ponencia: ¿Por qué es relevante la regulación si queremos afrontar eficazmente la crisis global? (pdf 291,65 Mb)
Lema resumen de su intervención: “La ciencia no es una opinión más. Los científicos deben opinar para generar las políticas”.
FERNANDO VELASCO es Doctor en Filosofía y Licenciado en Ciencias Morales, es director de la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos y profesor titular de Filosofía Moral en la citada Universidad.
Ponencia: El Análisis de Inteligencia como herramienta para la toma de decisiones en momentos de crisis.
Lema resumen de su intervención: “"Analizar para decidir".