Mapa de flujo de amoniaco atmosférico construido a partir de 9 años de datos de satélites: refleja 242 fuentes puntuales, indicadas por círculos negros, y 178 zonas de emisión más grandes, rodeadas por rectángulos blancos. © Martin Van Damme y Lieven Clarisse / ULB. Click sobre la imagen para ampliar.
Investigadores del CNRS de Francia y de la Universidad Libre de Bruselas han elaborado el primer mapa global del amoníaco atmosférico (NH3) mediante el análisis de mediciones satelitales realizadas entre 2008 y 2016.
El amoníaco es un compuesto que contiene nitrógeno emitido a la atmósfera principalmente durante las prácticas agrícolas. Estas emisiones regresan a la superficie, bien directamente en forma de depósito seco, o bien arrastrado por la lluvia, después de transformaciones químicas.
Constituye uno de los contaminantes ácidos más importantes, dado que su depósito puede causar grandes daños a los ecosistemas naturales sensibles a la acidificación. Los gases acidificantes pueden permanecer en el aire durante varios días y ser dispersados a largas distancias, provocando efectos en zonas muy alejadas de su fuente de emisión.
El amoníaco atmosférico se degrada en partículas finas en forma de sales de amonio, lo que altera la calidad del aire que respiramos. Sin embargo, los procesos que regulan las concentraciones de este gas en la atmósfera son poco conocidos, particularmente a nivel local.
Más de 200 fuentes en todo el mundo
El mapa detecta más de 200 fuentes de NH3 en todo el mundo, dos tercios de las cuales se desconocían anteriormente. Estas fuentes provienen principalmente de la cría intensiva y de la industria. El estudio se publica en la revista Nature.
Durante una docena de años, tres satélites Metop de la Agencia Espacial Europea (ESA) han proporcionado a los científicos datos globales sobre diversos compuestos atmosféricos, incluido el amoníaco.
Analizando diariamente los datos del NH3, los investigadores generaron un mapa global de la distribución del amoníaco atmosférico, con una resolución del orden de un kilómetro cuadrado.
Combinando este mapa con imágenes satelitales, identificaron y categorizaron 241 fuentes de NH3 relacionadas con la actividad humana, 83 de ellas relacionadas con la agricultura intensiva y 158 con la actividad industrial, así como 178 zonas de emisiones aún más amplias.
El amoníaco es un compuesto que contiene nitrógeno emitido a la atmósfera principalmente durante las prácticas agrícolas. Estas emisiones regresan a la superficie, bien directamente en forma de depósito seco, o bien arrastrado por la lluvia, después de transformaciones químicas.
Constituye uno de los contaminantes ácidos más importantes, dado que su depósito puede causar grandes daños a los ecosistemas naturales sensibles a la acidificación. Los gases acidificantes pueden permanecer en el aire durante varios días y ser dispersados a largas distancias, provocando efectos en zonas muy alejadas de su fuente de emisión.
El amoníaco atmosférico se degrada en partículas finas en forma de sales de amonio, lo que altera la calidad del aire que respiramos. Sin embargo, los procesos que regulan las concentraciones de este gas en la atmósfera son poco conocidos, particularmente a nivel local.
Más de 200 fuentes en todo el mundo
El mapa detecta más de 200 fuentes de NH3 en todo el mundo, dos tercios de las cuales se desconocían anteriormente. Estas fuentes provienen principalmente de la cría intensiva y de la industria. El estudio se publica en la revista Nature.
Durante una docena de años, tres satélites Metop de la Agencia Espacial Europea (ESA) han proporcionado a los científicos datos globales sobre diversos compuestos atmosféricos, incluido el amoníaco.
Analizando diariamente los datos del NH3, los investigadores generaron un mapa global de la distribución del amoníaco atmosférico, con una resolución del orden de un kilómetro cuadrado.
Combinando este mapa con imágenes satelitales, identificaron y categorizaron 241 fuentes de NH3 relacionadas con la actividad humana, 83 de ellas relacionadas con la agricultura intensiva y 158 con la actividad industrial, así como 178 zonas de emisiones aún más amplias.
Más fuentes de las conocidas
Además de las nuevas fuentes enumeradas y, por lo tanto, ausentes de los inventarios actuales, el estudio demuestra que las emisiones de fuentes conocidas están muy subestimadas.
La evolución de las concentraciones de amoníaco también ha permitido a los investigadores identificar cambios en las actividades humanas, como la apertura o el cierre de complejos industriales, o la expansión de la infraestructura ganadera intensiva, a lo largo y ancho del mundo.
Estos resultados sugieren que una mejor gestión de los impactos de la contaminación por amoníaco requiere una revisión completa de las emisiones de este gas, muy subestimada en gran medida en los inventarios actuales.
Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) publicado en julio pasado, las emisiones europeas de NH3 disminuyeron un 23% entre 1990 y 2016, pero también aumentaron un 0,4% solo entre 2015 y 2016. Las emisiones aumentaron más en Francia, Alemania y España.
Además de las nuevas fuentes enumeradas y, por lo tanto, ausentes de los inventarios actuales, el estudio demuestra que las emisiones de fuentes conocidas están muy subestimadas.
La evolución de las concentraciones de amoníaco también ha permitido a los investigadores identificar cambios en las actividades humanas, como la apertura o el cierre de complejos industriales, o la expansión de la infraestructura ganadera intensiva, a lo largo y ancho del mundo.
Estos resultados sugieren que una mejor gestión de los impactos de la contaminación por amoníaco requiere una revisión completa de las emisiones de este gas, muy subestimada en gran medida en los inventarios actuales.
Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) publicado en julio pasado, las emisiones europeas de NH3 disminuyeron un 23% entre 1990 y 2016, pero también aumentaron un 0,4% solo entre 2015 y 2016. Las emisiones aumentaron más en Francia, Alemania y España.
Referencia
Industrial and agricultural ammonia point sources exposed. Martin Van Damme, et al. Nature, volume 564, pages99–103 (2018). DOI: 10.1038 / s41586-018-0747-1
Industrial and agricultural ammonia point sources exposed. Martin Van Damme, et al. Nature, volume 564, pages99–103 (2018). DOI: 10.1038 / s41586-018-0747-1