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La consciencia es la unión de cerebro y mundo, según Riccardo Manzotti

El investigador de la IULM propone en un libro reciente una hipótesis alternativa


Las neurociencias nos dicen que el mundo está fuera y nuestra consciencia dentro del cuerpo, separada del mundo, lista para percibirlo. Sin embargo, por ahora, la ciencia no ha podido explicar qué es o dónde se ubica la consciencia. El investigador italiano Riccardo Manzotti, profesor de Psicología de la Percepción de la Universidad Libre de Lengua y Comunicación de Milán, propone en un libro reciente una sorprendente hipótesis alternativa: Que la consciencia de un objeto es el mismo objeto del que somos conscientes.


16/01/2018

Imagen: Morgan888. Fuente: Pixabay.
Imagen: Morgan888. Fuente: Pixabay.
 La hipótesis más generalizada sobre el origen de la consciencia señala que esta se origina en el cerebro, gracias a la actividad neuronal. Sin embargo, hasta ahora, la neurociencia no ha sido capaz de explicar por qué y cómo el cerebro puede producir consciencia.
 
Albert Einstein decía que, por el propio interés de la ciencia, “una y otra vez es necesario dedicarse a la crítica de conceptos fundamentales, [...] especialmente en aquellas situaciones en las que el uso constante de los conceptos fundamentales tradicionales nos lleva a paradojas difíciles de resolver”.
 
Partiendo de este modo de confrontar realidades hasta ahora incomprensibles, Riccardo Manzotti, profesor de Psicología de la Percepción de la Universidad Libre de Lengua y Comunicación de Milán (IULM, Italia) plantea una sorprendente teoría sobre la consciencia, bautizada como Spread mind o conciencia esparcida. Su idea central es la siguiente: La consciencia de un objeto sería el mismo objeto del que somos conscientes.
 
¿Qué significa esto? En resumen, explica Manzetti en un libro recientemente publicado bajo el título The Spread Mind WHY CONSCIOUSNESS AND THE WORLD ARE ONE, que la consciencia es idéntica a los mundos externos.
 
Manzotti, que tiene un doctorado en robótica y títulos de filosofía de la mente e informática, además de ser un especialista en inteligencia artificial, visión artificial, percepción y, sobre todo, en el tema de la consciencia, ha ilustrado su idea en una  una serie de entrevistas que, a lo largo de 2017, le realizó el novelista británico Tim Parks para The New York Review of Books:
 
Imaginemos que estamos viendo un arcoíris. Para que esto suceda, es preciso que existan el sol, las gotas de lluvia, y un espectador. El arcoíris es, por lo tanto, un proceso que requiere de varios elementos, uno de los cuales es nuestra percepción sensorial. El arcoíris no existe como algo aislado en el mundo ni tampoco solo como una imagen formada en nuestra mente, de manera aislada a lo que percibimos. Lo que pasa, más bien, es que la consciencia se extiende entre la luz del sol, las gotas de lluvia y la corteza visual del cerebro, creando un todo único que es la experiencia del arcoíris.
 
Por tanto, según Manzotti, el espectador no ve el mundo; sino que forma parte de un proceso del mundo. "No hay imágenes ni representaciones en nuestras mentes", afirma. "Nuestra experiencia visual del mundo es un continuo entre el que ve y lo visto, unidos en un proceso compartido".
 
Consciencia no confinada en el cerebro
 
El enfoque sería muy distinto al que propone la neurociencia: El cerebro recibe señales sensoriales y fabrica con ellas una imagen a través de la actividad neuronal. Por tanto, el mundo está fuera y nuestra consciencia dentro del cuerpo, separada del mundo.
 
Según la perspectiva de Manzotti, eso no es así: La consciencia no estaría dentro del cerebro, sino que sería el proceso en el que se cruzan los elementos que participan en la percepción consciente.
 
O, con otras palabras, la consciencia no estaría confinada dentro de un cerebro cuyas neuronas seleccionan y almacenan la información recibida de un mundo separado, apropiándose, segmentando y manipulando varias formas de información, sino que estaría esparcida entre todos los elementos que participan en la percepción consciente.  
 
Siguiendo con el ejemplo del arcoíris, podría decirse que la consciencia es física, pues para su existencia precisa del sol, del agua de lluvia y del cerebro, pero también que no está ubicada solo en el cerebro, al es un proceso compartido. Todo lo que vemos, escuchamos, tocamos, saboreamos y olemos involucra la misma creación de una “unidad física”, el momento de la consciencia, que estaría sostenido por procesos que se dan dentro y fuera de nuestra cabeza, señala Manzotti.

La causa de la separación

Por otra parte, Manzotti defiende que hemos separado la consciencia y el mundo por conveniencia, a través de las palabras “sujeto” y “objeto”. Así, el lenguaje alentaría una explicación falsa de la experiencia.

Según él, ganamos algo con esto: Al ubicar la consciencia exclusivamente dentro del cerebro, podemos creer que el sujeto, el yo, en un nivel muy profundo, no está sometido a las mismas leyes de cambio constante que evidentemente gobiernan los fenómenos que nos rodean; y podemos albergar la reconfortante ilusión de poder sobrevivir separados del mundo.

 “Detrás de todo”, afirma Manzotti, “estaría el deseo de negar el cambio en nosotros mismos, quizás para sobrevivir a la muerte”.

El sueño no nos desliga del mundo

Tim Parks pone alguna objeción a la teoría de Manzotti, al preguntar qué sucede cuando nuestra consciencia sueña o imagina. En ese momento, señala, no tenemos una relación sensorial con el mundo y, sin embargo, nuestra mente sigue generando contenidos de consciencia.

Al respecto, Manzotti argumenta que esta actividad mental sigue estando vinculada al mundo exterior, pues las elaboraciones imaginarias u oníricas tienen su base en percepciones derivadas de nuestra relación con el mundo, incluso a veces sin que nos demos cuenta (cuando percibimos cosas de manera inconsciente).

Así, podemos soñar con un lugar que no recordamos haber visto o combinar en sueños un conjunto de percepciones que hayamos tenido en algún momento. O podemos recrear un objeto imaginario que sea una reorganización de objetos reales. Nada es del todo inventado, todo surge de la experiencia directa, afirma.

Y añade: “Todos los objetos que encontramos, los objetos que llamamos experiencia, continúan activos en nuestros cuerpos y cerebros, continúan siendo nuestra experiencia. Es la naturaleza de nuestros cerebros, fantásticamente complejos, lo que permite que estos encuentros continúen y continúen. Los encuentros no están "almacenados" y ciertamente no son estáticos. Siguen sucediendo. Ellos somos nosotros”.

El yo como interacción

Esta visión de Riccardo Manzotti desafía la visión estándar sobre la consciencia, que supone que las percepciones conscientes son representaciones generadas por las neuronas del cerebro en respuesta a las señales del mundo exterior.

Para Manzotti, nuestra experiencia, o percepción, no se diferencia del objeto percibido. Por tanto, no habría representaciones internas: cuerpo y cerebro serían, simplemente, las condiciones que permiten que el mundo, tal y como lo conocemos, se manifieste como lo hace. 
 
¿Cuál sería la función del cuerpo en la consciencia?, pregunta Parks. Según Manzotti, eliminar la distinción tradicional entre sujeto y objeto no implica que el cuerpo no exista (de hecho, el cuerpo es parte del mundo, y sin él no podríamos percibir nada).   Sin embargo, señala, “una cosa es que no puedas existir sin tu cuerpo y otra muy distinta es decir que eres tu cuerpo”. 

Para él, el cuerpo sería parte de nuestra experiencia, del mismo modo que las cosas del mundo exterior. Es decir, que somos ambos. “La alternativa tanto al cerebro material como al espíritu inmaterial nos está mirando a la cara (…) porque, en realidad, nuestras vidas están compuestas por eventos externos, personas, objetos, paisajes y, por supuesto, la interacción del cuerpo con estas cosas”.

Esta perspectiva, inevitablemente, cambiaría nuestra concepción del yo, hacia la noción de este como un continuo, no separado del resto de las cosas. Se enmarca dentro de una corriente de la filosofía de la mente conocida como "externalismo", que sostiene que la mente consciente no solo es el resultado de lo que está sucediendo dentro del sistema nervioso (o del cerebro), sino también de lo que ocurre o existe fuera del sujeto. Se contrapone con el internalismo, que defiende que la actividad neurológica es suficiente para producir la mente.

Referencias bibliográficas:

Manzotti, R. A Perception-Based Model of Complementary Afterimages.  SAGE Open.  (2017).
Manzotti, R. Objectbound: A Mind-Object Identity TheoryAPA Newsletter on Philosophy and Computers (2016).
Manzotti, R. Experiences are Objects. Towards a Mind-object Identity TheoryRivista Internazionale di Filosofia e Psicologia (2016). DOI: 10.4453/rifp.2016.0003.



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1.Publicado por German el 17/01/2018 06:19
Todo mal. Lesn al dr jacobo grinberg desde hace años que estudio y experimento con la conciencia y desde hace años se tiene una teoria fundamentada. No me vengan con que apenas.

2.Publicado por josehector contreras el 17/01/2018 22:58
Riccardo Manzotti tendria que explicar su punto de vista, también en otro idioma, ( Castellano), así se podría tal vez comprender, entender algo más. Ya tenemos que dejar a Descartes, Leibniz, otros, externalismo, internalismo, etc. pues estamos en un siglo de enorme revolución tecnológica, especialmente en genética, biología molecular cuántica, física y química cuántica, ingeniero consultor de sistema, ingeniero cuántico, ingeniero biomédico, aprendizaje automático cuántico, el entrelazamiento cuántico, el efecto túnel de electrón, partículas subatómicas, inteligencia artificial, chip cuántico, robótica, etc. Es hora que ésta gente que supuestamente poseen un talento muy particular y un curriculum nada despreciable, ¡se pongan las pilas! o ¡ carguen el chip cuántico! que llevan más arriba de los ojos, y entiendan y comprendan que existe NUEVOS PARADIGMAS que nos producen sensaciones de aprender cada día más; léase teoría de las Cuerdas, Holograma, y apuntemos a todas estas cuestiones, actualizaciones, para no tener que gastar tanta energía verbal ni tinta y papeles empleados para exponer sus conceptos, pocos claros y precisos. Son un mar, un océano, de mezclar las hipótesis, con un gran imaginación que al final molestan al INTELECTO con tantas divisiones, etc. Lo mejor que todo ésto son supuesto inconducentes a la ¡VERDAD! ¡ Popper! estaría preocupado por lo falseable o no falseable, aplicado a la Metodología de Investigación Científica. Sugiero que apliquen ésto, y una vez aprobado por el mundo científico, escriban con sapiencia lo que piensan, y así nos son útil en ampliar nuestros conocimientos no menos de razones personales.

3.Publicado por Walter Reynaga Vásquez el 22/01/2018 01:44
El Profesor Mazotti confunde realidades, la dimensión física del hombre y el universo en el que está, con el otro de los hechos del conocimiento (cognoscitivos). Y, asume la realidad física inapropiadamente, como un continuo absoluto donde no a lugar a entes concretos (como tal o cual individuo o cosa...). El afán de aprehender la conciencia a partir de conceptos correspondientes a la realidad física desconoce la naturaleza distinta de la misma. Es cierto que la percepción se da en y por nexos de la realidad física (la del cerebro y las cosas de su medio ambiente), pero el conocimiento no es una realidad física. La luz y el color, como los sonidos, no son cosas físicas, aunque sí corresponden a realidades físicas. Luz, color, sonido... son indicadores de cierta realidad, que el cerebro humano genera como resultado de la evolución de la vida.
Y la idea de continuo que tiene Manzotti es arbitraria. Porque el continuo de la realidad de nuestro universo no niega la presencia de entes concretos. Todo está relacionado e imbricado con todo, pero ahí están las cosas, entes, concretos relacionándose e imbricándose, sin que esto anule su ser.
Reconozco la importancia de la recomendación de Einstein, es necesario el esfuerzo de la depuración conceptual ahí donde la ciencia no está pudiendo lograr conocimiento claro, como es el caso de la conciencia, la realidad subatómica y la economía.

4.Publicado por Sinesio MADRONA el 22/01/2018 11:46
Sinesio
No sé qué tiene de sorprendente una idea que es tan vieja como la humanidad. El conocimiento racional descubre con un lenguaje nuevo ideas que ya están en el mundo desde hace miles de años.

5.Publicado por josehector contreras el 22/01/2018 15:59
Don Walter Reynaga Vásquez, lo suyo es correcto, el tema es que leer tanta disociación del conocimiento, a mí me sorprende mucho, obviamente que Einstein tenía razón, pero los científicos de aquella época no le otorgaban el Nobel, porque no se podía demostrar en el laboratorio; y es grave que subestimen a la gente, piensan que escribir y llenar páginas sobre páginas, con ideas a veces absurdas, les facilita la venta de algo inconducente, solo es marketing amarillo, pobre de contenido intelectual. Y uno intelige que conocimientos científicos no los tienen, solo para ventas en un kiosco del barrio.

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