Imagen de la web de “La Colmena que dice sí”, una de las plataformas de consumo colaborativo orientadas a la comunidad en España.
Hoy, la Organización de Consumidores (OCU), la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y OuiShare España (OS) presentan en el Campus de Somosaguas de la UCM los resultados de un estudio acerca del consumo colaborativo elaborado durante 2015.
Bajo el título de “Colaboración o negocio. Consumo colaborativo: del valor para el usuario a una sociedad con valores” la investigación incluye los resultados de una encuesta realizada a 8.500 usuarios de consumo colaborativo de cuatro países europeos (España, Italia, Bélgica y Portugal); así como un análisis legal y social de 70 webs de 55 plataformas diferentes.
Además, el estudio ha identificado indicadores independientes para la medición del impacto social, económico y medioambiental del consumo colaborativo; e incorpora resultados pioneros en este sentido. Por último, incluye recomendaciones para plataformas y poderes públicos.
Tras la presentación del informe final se ha desarrollado una mesa redonda con la participación de representantes de la Comisión Europea (Clara Martínez), de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (María Sobrino),de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (Sebastián Reyna), de Ouishare (Albert Canigueral), de la OCU (Amaya Apesteguía) y de la Universidad Complutense de Madrid (Ángel Gordo), además de Sharing España (María Álvarez).
Cuatro preguntas clave
El presente estudio arrancó de cuatro preguntas esenciales: ¿El consumo colaborativo P2P (entre iguales) es útil y seguro para los consumidores? ¿Qué responsabilidades legales tienen las plataformas y los usuarios? ¿Son actividades que producen los supuestos impactos beneficiosos a nivel económico, social y medioambiental que se les atribuyen? ¿Consiguen las plataformas un verdadero cambio de paradigma económico creando interacciones entre los usuarios basadas en la colaboración y la confianza?
Primeros resultados
Algunos de los resultados de la investigación ya se fueron adelantando desde finales de 2015. Por ejemplo, que solo un 10% de las plataformas de economía colaborativa persiguen la transformación social (esto lo revelaba en el pasado OuiShare Fest de Barcelona , Amaya Apesteguia, responsable del informe por parte de la OCU).
La web de la OCU matiza hoy este dato, al señalar que ese 10% sería de plataformas españolas, ya que de las 70 analizadas ese porcentaje alcanza el 26%. En el grupo de plataformas que persiguen la transformación social entran aquellas orientadas a la comunidad.
Por otro lado, a finales de 2015, la OCU también adelantaba las conclusiones de una encuesta incluida en este estudio, que versaba sobre la satisfacción y el conocimiento del consumo colaborativo entre los usuarios de España. Dichas conclusiones (extraídas de las respuestas de más de 2.000 participantes sobre las iniciativas de este tipo que conocen y hasta qué punto han quedado satisfechos con ellas) señalaban que los consumidores españoles son ampliamente conocedores de las distintas formas de consumo colaborativo; y que participan en este tipo de iniciativas a través de medios offline –y no solo online-, como conocidos o amigos.
Bajo el título de “Colaboración o negocio. Consumo colaborativo: del valor para el usuario a una sociedad con valores” la investigación incluye los resultados de una encuesta realizada a 8.500 usuarios de consumo colaborativo de cuatro países europeos (España, Italia, Bélgica y Portugal); así como un análisis legal y social de 70 webs de 55 plataformas diferentes.
Además, el estudio ha identificado indicadores independientes para la medición del impacto social, económico y medioambiental del consumo colaborativo; e incorpora resultados pioneros en este sentido. Por último, incluye recomendaciones para plataformas y poderes públicos.
Tras la presentación del informe final se ha desarrollado una mesa redonda con la participación de representantes de la Comisión Europea (Clara Martínez), de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (María Sobrino),de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (Sebastián Reyna), de Ouishare (Albert Canigueral), de la OCU (Amaya Apesteguía) y de la Universidad Complutense de Madrid (Ángel Gordo), además de Sharing España (María Álvarez).
Cuatro preguntas clave
El presente estudio arrancó de cuatro preguntas esenciales: ¿El consumo colaborativo P2P (entre iguales) es útil y seguro para los consumidores? ¿Qué responsabilidades legales tienen las plataformas y los usuarios? ¿Son actividades que producen los supuestos impactos beneficiosos a nivel económico, social y medioambiental que se les atribuyen? ¿Consiguen las plataformas un verdadero cambio de paradigma económico creando interacciones entre los usuarios basadas en la colaboración y la confianza?
Primeros resultados
Algunos de los resultados de la investigación ya se fueron adelantando desde finales de 2015. Por ejemplo, que solo un 10% de las plataformas de economía colaborativa persiguen la transformación social (esto lo revelaba en el pasado OuiShare Fest de Barcelona , Amaya Apesteguia, responsable del informe por parte de la OCU).
La web de la OCU matiza hoy este dato, al señalar que ese 10% sería de plataformas españolas, ya que de las 70 analizadas ese porcentaje alcanza el 26%. En el grupo de plataformas que persiguen la transformación social entran aquellas orientadas a la comunidad.
Por otro lado, a finales de 2015, la OCU también adelantaba las conclusiones de una encuesta incluida en este estudio, que versaba sobre la satisfacción y el conocimiento del consumo colaborativo entre los usuarios de España. Dichas conclusiones (extraídas de las respuestas de más de 2.000 participantes sobre las iniciativas de este tipo que conocen y hasta qué punto han quedado satisfechos con ellas) señalaban que los consumidores españoles son ampliamente conocedores de las distintas formas de consumo colaborativo; y que participan en este tipo de iniciativas a través de medios offline –y no solo online-, como conocidos o amigos.
Nuevos datos
Hoy empiezan a publicarse nuevos resultados del informe, en paralelo a su presentación en Madrid.
Por ejemplo, el estudio ha concluido que esta ‘nueva forma de entender el consumo’ que es el consumo colaborativo resulta verdaderamente útil y eficaz; pero también que necesita mejoras desde el punto de vista legal y de protección a los consumidores (este hecho ha impulsado a sus autores a realizar 10 peticiones a las autoridades y 10 a las plataformas).
La utilidad del consumo colaborativo para los usuarios radica en que crea valor para ellos y responde a sus expectativas. Además, los escasos conflictos que mencionan los encuestados han confirmado la idea de que en general el consumo colaborativo es un entorno seguro.
En cuanto a las mejoras que aún precisa el consumo colaborativo, el informe destaca la necesidad de definir mejor la responsabilidad de las plataformas, de mejorar la información que estas proporcionan; de conseguir que la distinción entre proveedores profesionales y particulares resulte clara para los usuarios (pues de ello depende que se apliquen las leyes de protección al consumidor); y la necesidad de mejorar los sistemas de resolución de conflictos, con la aplicación de la legislación del país donde se encuentre cada usuario.
Tres tipos de plataformas
En lo que a las plataformas de consumo colaborativo analizadas se refiere, solo una de cada tres respondió al cuestionario para medir su impacto económico, social y medioambiental; y ninguna aportó datos fiscales. La OCU concluye a partir de este hecho que la transparencia escasea en ellas.
Su eficiencia, en cambio, queda clara, pues todas las plataformas analizadas manejan numerosas transacciones con pocos recursos. Por otra parte, el estudio del diseño social de las plataformas revela que existen al menos tres orientaciones distintas, según el propósito principal de cada una de ellas.
Así, un 46% de las plataformas (55% de las 21 que operan en España) están orientadas a la conexión de usuarios en redes de relaciones basadas en intereses comunes y en su reputación virtual, entre ellas: Airbnb, BlaBlacar, Eatwith, Etecé, Socialcar…
Por otra parte, un 28% de las plataformas (35% de las españolas) están orientadas a la transacción: su objetivo es facilitar intercambios prácticos entre sus usuarios, entre ellas: Segundamano, Homeaway, Amovens, Creciclando…
Y, por último, el porcentaje ya mencionado: un 26% de las plataformas (10% de las españolas) están orientadas a la comunidad y se plantean objetivos como mejorar la cohesión social o promover hábitos de consumo sostenibles. En España destacan en este sentido las plataformas Huertos Compartidos y La Colmena que dice Sí.
Hoy empiezan a publicarse nuevos resultados del informe, en paralelo a su presentación en Madrid.
Por ejemplo, el estudio ha concluido que esta ‘nueva forma de entender el consumo’ que es el consumo colaborativo resulta verdaderamente útil y eficaz; pero también que necesita mejoras desde el punto de vista legal y de protección a los consumidores (este hecho ha impulsado a sus autores a realizar 10 peticiones a las autoridades y 10 a las plataformas).
La utilidad del consumo colaborativo para los usuarios radica en que crea valor para ellos y responde a sus expectativas. Además, los escasos conflictos que mencionan los encuestados han confirmado la idea de que en general el consumo colaborativo es un entorno seguro.
En cuanto a las mejoras que aún precisa el consumo colaborativo, el informe destaca la necesidad de definir mejor la responsabilidad de las plataformas, de mejorar la información que estas proporcionan; de conseguir que la distinción entre proveedores profesionales y particulares resulte clara para los usuarios (pues de ello depende que se apliquen las leyes de protección al consumidor); y la necesidad de mejorar los sistemas de resolución de conflictos, con la aplicación de la legislación del país donde se encuentre cada usuario.
Tres tipos de plataformas
En lo que a las plataformas de consumo colaborativo analizadas se refiere, solo una de cada tres respondió al cuestionario para medir su impacto económico, social y medioambiental; y ninguna aportó datos fiscales. La OCU concluye a partir de este hecho que la transparencia escasea en ellas.
Su eficiencia, en cambio, queda clara, pues todas las plataformas analizadas manejan numerosas transacciones con pocos recursos. Por otra parte, el estudio del diseño social de las plataformas revela que existen al menos tres orientaciones distintas, según el propósito principal de cada una de ellas.
Así, un 46% de las plataformas (55% de las 21 que operan en España) están orientadas a la conexión de usuarios en redes de relaciones basadas en intereses comunes y en su reputación virtual, entre ellas: Airbnb, BlaBlacar, Eatwith, Etecé, Socialcar…
Por otra parte, un 28% de las plataformas (35% de las españolas) están orientadas a la transacción: su objetivo es facilitar intercambios prácticos entre sus usuarios, entre ellas: Segundamano, Homeaway, Amovens, Creciclando…
Y, por último, el porcentaje ya mencionado: un 26% de las plataformas (10% de las españolas) están orientadas a la comunidad y se plantean objetivos como mejorar la cohesión social o promover hábitos de consumo sostenibles. En España destacan en este sentido las plataformas Huertos Compartidos y La Colmena que dice Sí.