Este verano, mientras la sequía, las olas de calor y los incendios forestales asolaron Australia, la Antártida también estaba experimentando un verano de clima extremo.
En la Antártida Oriental, los científicos registraron la primera ola de calor documentada en la estación de investigación Casey, en el Territorio Antártico Australiano.
Temperaturas extremas máximas y mínimas fueron registradas durante tres días consecutivos de enero. También se anotaron temperaturas récord en las bases de la Península Antártica.
En un artículo publicado en Global Change Biology, científicos de la Universidad de Wollongong (UOW), de la División Antártica Australiana (AAD), de la Universidad de Tasmania y de la Universidad de Santiago de Chile, relatan el impacto de la ola de calor sobre plantas, animales y ecosistemas de la Antártida.
Si bien la Península Antártica ha experimentado un rápido calentamiento en las últimas décadas, hasta ahora la Antártida Oriental se había librado principalmente del calentamiento asociado con el cambio climático global.
La bióloga del cambio climático de UOW, Sharon Robinson , autora principal del artículo, informó en un comunicado que entre el 23 y el 26 de enero de este año, Casey registró sus temperaturas mínimas y máximas más altas.
"Las olas de calor se clasifican en tres días consecutivos con temperaturas máximas y mínimas extremas", dijo Robinson.
En esos tres días en enero, Casey experimentó temperaturas mínimas superiores a cero y temperaturas máximas superiores a 7,5°C.
La temperatura máxima más alta jamás registrada, de 9,2°C, se alcanzó el 24 de enero, seguida de su mínimo más alto, de 2,5°C, a la mañana siguiente, señala Robinson.
"En el registro de 31 años de la estación Casey, este máximo es 6.9°C más alto que la temperatura máxima promedio para la estación, mientras que el mínimo es 0.2°C más alto", añade Robinson.
También en otras partes de la Antártida
El 6 de febrero, la base de investigación argentina Esperanza en el extremo norte de la Península Antártica registró una temperatura máxima de 18.4°C.
En ese momento era la temperatura más alta registrada en cualquier lugar de la Antártida, casi 1°C más caliente que el registro anterior, de 17.5°C.
Tres días después, el nuevo récord se rompió cuando los científicos brasileños informaron una temperatura máxima de 20,75°C en la base de Marambio, también en la Península Antártica.
La temperatura diaria media de febrero excedió el promedio a largo plazo en 2°C la estación Esperanza y en 2.4°C en Marambio.
Impacto ambiental
La ecologista antártica Dana Bergstrom considera que el verano caluroso probablemente conduciría a la interrupción a largo plazo del ecosistema antártico, con consecuencias tanto positivas como negativas.
"La mayor parte de la vida existe en pequeños oasis sin hielo en la Antártida, y depende en gran medida de la fusión de nieve y hielo para su suministro de agua", explica Bergstrom.
“Las inundaciones de agua derretida pueden proporcionar agua adicional a estos ecosistemas desérticos, lo que lleva a un mayor crecimiento y reproducción de musgos, líquenes, microbios e invertebrados.
"Sin embargo, las inundaciones excesivas pueden desplazar las plantas y alterar la composición de las comunidades de invertebrados y esteras microbianas”.
"Si el hielo se derrite por completo a principios de la temporada, los ecosistemas sufrirán sequía por el resto de la temporada".
Las temperaturas más altas también pueden causar estrés por calor en plantas y animales adaptados a las condiciones frías de la Antártida.
En la Antártida Oriental, los científicos registraron la primera ola de calor documentada en la estación de investigación Casey, en el Territorio Antártico Australiano.
Temperaturas extremas máximas y mínimas fueron registradas durante tres días consecutivos de enero. También se anotaron temperaturas récord en las bases de la Península Antártica.
En un artículo publicado en Global Change Biology, científicos de la Universidad de Wollongong (UOW), de la División Antártica Australiana (AAD), de la Universidad de Tasmania y de la Universidad de Santiago de Chile, relatan el impacto de la ola de calor sobre plantas, animales y ecosistemas de la Antártida.
Si bien la Península Antártica ha experimentado un rápido calentamiento en las últimas décadas, hasta ahora la Antártida Oriental se había librado principalmente del calentamiento asociado con el cambio climático global.
La bióloga del cambio climático de UOW, Sharon Robinson , autora principal del artículo, informó en un comunicado que entre el 23 y el 26 de enero de este año, Casey registró sus temperaturas mínimas y máximas más altas.
"Las olas de calor se clasifican en tres días consecutivos con temperaturas máximas y mínimas extremas", dijo Robinson.
En esos tres días en enero, Casey experimentó temperaturas mínimas superiores a cero y temperaturas máximas superiores a 7,5°C.
La temperatura máxima más alta jamás registrada, de 9,2°C, se alcanzó el 24 de enero, seguida de su mínimo más alto, de 2,5°C, a la mañana siguiente, señala Robinson.
"En el registro de 31 años de la estación Casey, este máximo es 6.9°C más alto que la temperatura máxima promedio para la estación, mientras que el mínimo es 0.2°C más alto", añade Robinson.
También en otras partes de la Antártida
El 6 de febrero, la base de investigación argentina Esperanza en el extremo norte de la Península Antártica registró una temperatura máxima de 18.4°C.
En ese momento era la temperatura más alta registrada en cualquier lugar de la Antártida, casi 1°C más caliente que el registro anterior, de 17.5°C.
Tres días después, el nuevo récord se rompió cuando los científicos brasileños informaron una temperatura máxima de 20,75°C en la base de Marambio, también en la Península Antártica.
La temperatura diaria media de febrero excedió el promedio a largo plazo en 2°C la estación Esperanza y en 2.4°C en Marambio.
Impacto ambiental
La ecologista antártica Dana Bergstrom considera que el verano caluroso probablemente conduciría a la interrupción a largo plazo del ecosistema antártico, con consecuencias tanto positivas como negativas.
"La mayor parte de la vida existe en pequeños oasis sin hielo en la Antártida, y depende en gran medida de la fusión de nieve y hielo para su suministro de agua", explica Bergstrom.
“Las inundaciones de agua derretida pueden proporcionar agua adicional a estos ecosistemas desérticos, lo que lleva a un mayor crecimiento y reproducción de musgos, líquenes, microbios e invertebrados.
"Sin embargo, las inundaciones excesivas pueden desplazar las plantas y alterar la composición de las comunidades de invertebrados y esteras microbianas”.
"Si el hielo se derrite por completo a principios de la temporada, los ecosistemas sufrirán sequía por el resto de la temporada".
Las temperaturas más altas también pueden causar estrés por calor en plantas y animales adaptados a las condiciones frías de la Antártida.
Patrones meteorológicos
Andrew Klekociuk, científico atmosférico, añade que las temperaturas más cálidas están relacionadas con temperaturas superiores a la media en partes de la Antártida y con otros patrones meteorológicos en el hemisferio sur, que ocurrieron durante la primavera y el verano de 2019.
Estos patrones fueron influenciados en parte por la ruptura temprana del agujero de ozono a fines de 2019, debido al rápido calentamiento en la estratosfera, la región atmosférica por encima de los 12 km de altitud.
Robinson advierte que los eventos extremos asociados con el cambio climático global aumentarán en frecuencia e impacto, y que la Antártida no es inmune a ellos.
"El clima extremo experimentado en la Antártida durante sus meses de verano ilustra cómo los cambios extremos están afectando incluso las áreas más remotas del planeta", concluye.
Andrew Klekociuk, científico atmosférico, añade que las temperaturas más cálidas están relacionadas con temperaturas superiores a la media en partes de la Antártida y con otros patrones meteorológicos en el hemisferio sur, que ocurrieron durante la primavera y el verano de 2019.
Estos patrones fueron influenciados en parte por la ruptura temprana del agujero de ozono a fines de 2019, debido al rápido calentamiento en la estratosfera, la región atmosférica por encima de los 12 km de altitud.
Robinson advierte que los eventos extremos asociados con el cambio climático global aumentarán en frecuencia e impacto, y que la Antártida no es inmune a ellos.
"El clima extremo experimentado en la Antártida durante sus meses de verano ilustra cómo los cambios extremos están afectando incluso las áreas más remotas del planeta", concluye.
Referencia
The 2019/2020 summer of Antarctic heatwaves. Sharon A. Robinson et al. Global Change Biology, 30 March 2020. DOI:https://doi.org/10.1111/gcb.15083
The 2019/2020 summer of Antarctic heatwaves. Sharon A. Robinson et al. Global Change Biology, 30 March 2020. DOI:https://doi.org/10.1111/gcb.15083