Ya es posible hacer estudios comparativos que muestran las singularidades de cada cerebro individual, es decir de sus pensamientos y de sus locuciones. La relevancia del lenguaje es que se erige en el carácter constitutivo de la persona, en lo que Heidegger denominaba la casa del ser.¿Es el cerebro medible, el espíritu reductible a una entidad matemática, aunque haya que completarla con el apoyo último de la semántica?
La ‘función reductora de la realidad’ que realiza el yo humano al interpretar el mundo en el que vive es comparable con el colapso reductor de la función de onda cuántica, en partículas concretas. La primera ‘reducción’ se realizaría en la mente; y la segunda en la materia. Por similitudes, podríamos llamar a la función cuántica “yo cuántico”. De esta semejanza se pueden extraer interesantes conclusiones.
Si la función que mejor describe a la materia tiene que ser compleja, de alguna forma nos está diciendo que las partículas son entes imaginarios que oscilan en un plano desconocido de la realidad.
La materia solo es la forma en que la realidad se dibuja a sí misma como finísima lluvia de puntitos localizados. Nunca es el origen de nada sino la consecuencia, y por eso no importa el indeterminismo y el caos que tanto perturba nuestra razón. Por Jesús García Merino.
La prolongada ocupación israelí de los territorios palestinos aleja la solución de los dos Estados y la implantación del Estado palestino. Un Estado binacional emerge como tercera posibilidad, pero choca con la intransigencia del gobierno de Israel. Los ciclos de violencia y sufrimiento perduran en la región, ocupada desde 1967.
El ser humano se halla inmerso en dos dualidades existenciales de la máxima importancia en su desarrollo. La primera es la dualidad cuerpo-mente, cuya integración le lleva a un desarrollo máximo de la consciencia personal. La otra es la dualidad individuo-sociedad, cuya integración lleva al ser humano por el camino del desarrollo transpersonal. Ambos aspectos de la existencia humana se pueden tratar desde la Teoría de campo. La creatividad y la sincronicidad son dos manifestaciones de ese campo unificado.
Alan Turing, que nació y murió en un mes de junio, ha sido calificado como una de las mentes científicas más importantes del mundo. No sólo fue uno de los padres de la informática, sino que también está en el origen de la Inteligencia Artificial. Además realizó una gran contribución a la morfogénesis, que puede tener importantes aplicaciones en medicina regenerativa.
Inmersos en nuestra visión mental y racional de la realidad, no sabemos lo que es la consciencia inmediata de nosotros mismos y del entorno. Dar paso o permitirnos una percepción inmediata de la realidad, en cambio, nos presenta esta tal cual es. En esa atención al presente, la vida fluye y se transforma; en un proceso nos ‘cura’. Ese “darse cuenta” es la base psicológica de la terapia Gestalt, pero también de un nuevo paradigma de la ciencias: el de la complejidad o la teoría del caos.
Nunca alcanzaremos a comprender la naturaleza de la consciencia si nos empeñamos en reducirla a patrones materiales, cuánticos o neurológicos, o a patrones de información limitada derivados de los anteriores. La naturaleza de la consciencia está más allá de cualquier planteamiento parcial que sobre ella nos hagamos. Para entender su naturaleza hay que dar un salto e integrar pensamiento y sentimiento, lo subjetivo y lo objetivo.
El cerebro proyecta al mundo exterior lo que genera internamente y nos hace creer equivocadamente que todas esas cualidades secundarias tienen su origen “ahí afuera”. En realidad, quien ve, oye, huele, gusta y siente, es el cerebro.