No hay duda de que trabajar desde casa reduce el estrés derivado de tener que ir a diario a una oficina a rendir cuentas. Esta es la cara amable de una situación que cada vez es más común. Ahora bien, al mismo tiempo que el estrés desaparece, crece el miedo a quedarse estancado en la carrera profesional, según un estudio que la universidad británica de Durham acaba de hacer público.
El estudio, liderado por la Escuela de Negocios de esta universidad, muestra que a los trabajadores que hacen su jornada laboral desde casa les preocupa perderse las típicas redes de información alrededor de la “maquina de café”, donde se discuten de manera informal las posibilidades de ascenso en el escalafón.
Pese a estas pegas, el estudio vuelve a confirmar, como ya lo han hecho otros tantos, que trabajar desde casa ayuda a equilibrar la vida laboral con la vida privada, ya que permite pasar más tiempo con la familia y hace disminuir la tensión y el síndrome del trabajador “quemado”.
Por ejemplo, el 43% de las personas que respondieron a la encuesta, sobre la que está basado el estudio, y que trabajan más de 20 horas a la semana en sus hogares se sienten perfectamente respecto a su estrés, frente al 65% de quienes hacían toda su jornada laboral en la oficina.
“Parece que finalmente las empresas están comprendiendo que trabajar desde casa es un antídoto contra el estrés, pero esto podría ser a expensas de un menor apoyo para el desarrollo de su carrera”, comenta Tom Redman, profesor de recursos humanos en la Universidad de Durham, y autor principal de esta investigación, en un comunicado.
Despejar dudas
Los autores de este estudio consideran que sus hallazgos deberían servir para que las empresas despejen sus dudas respecto a la idea casi preconcebida de que los teletrabajadores están menos comprometidos con la empresa o que no están dispuestos a hacer esfuerzos extra por el bien de la compañía.
Asimismo, esperan que los planteamientos expuestos en sus conclusiones animen a los empresarios a explorar mejores oportunidades para ayudar a sus empleados que hacen toda o parte de su jornada laboral desde casa a tener, por lo menos, las mismas oportunidades de ascenso y de promoción que aquellos que realizan toda su jornada en la oficina.
El equipo de investigación ha estudiado las respuestas dadas por 749 personas que ocupaban puestos de dirección o, sencillamente, eran profesionales en empresas con sede en Gran Bretaña de diferentes sectores, como consultoras, medios de comunicación o servicios financieros.
Otro de los aspectos que ha quedado claro es la relación entre trabajar desde casa y mejorar el bienestar. Ese bienestar, sin embargo, en la mayoría de los casos se veían empañado con ese miedo a estancarse en la carrera profesional.
“Se mostraron preocupados aquellos que no figuraban, sencillamente porque sus caras no eran vistas por la oficina con frecuencia”, dice Redman. Es como si existiese un miedo irracional a que los directivos se olviden de sus caras a la hora de hacer algún movimiento de promoción.
Mismo compromiso
Quizá el dato más destacado de la investigación es que tira por tierra la idea de que los teletrabajadores no se comprometen de igual manera. Los datos demuestran que el nivel de compromiso respecto al resto de trabajadores es muy parecido o el mismo.
Por ejemplo, en respuesta a la pregunta “Realmente los problemas de mi empresa son los míos”, el 69% de los no teletrabajadores y el 67% de los que sí lo eran se mostraron totalmente de acuerdo con dicha afirmación.
Las empresas empleadoras se manifestaron preocupadas porque el staff que trabajaba desde casa no mostraría el mismo nivel de compromiso cuando se les requería funciones extra.
“Trabajar desde casa no determina este comportamiento, y el reto más interesante de cara al futuro es cómo el staff se convierte en “ciudadanos corporativos” electrónicamente”, asegura Redman.
Mientras que el trabajo desde casa no pone en peligro el compromiso del trabajador, el argumento del estudio es que un montón de funciones pueden ser hechas de manera electrónica gracias al correo electrónico y a Internet, por lo que la idea de “funciones extra”, de diluye un poco o, por lo menos, cambia.
El estudio, liderado por la Escuela de Negocios de esta universidad, muestra que a los trabajadores que hacen su jornada laboral desde casa les preocupa perderse las típicas redes de información alrededor de la “maquina de café”, donde se discuten de manera informal las posibilidades de ascenso en el escalafón.
Pese a estas pegas, el estudio vuelve a confirmar, como ya lo han hecho otros tantos, que trabajar desde casa ayuda a equilibrar la vida laboral con la vida privada, ya que permite pasar más tiempo con la familia y hace disminuir la tensión y el síndrome del trabajador “quemado”.
Por ejemplo, el 43% de las personas que respondieron a la encuesta, sobre la que está basado el estudio, y que trabajan más de 20 horas a la semana en sus hogares se sienten perfectamente respecto a su estrés, frente al 65% de quienes hacían toda su jornada laboral en la oficina.
“Parece que finalmente las empresas están comprendiendo que trabajar desde casa es un antídoto contra el estrés, pero esto podría ser a expensas de un menor apoyo para el desarrollo de su carrera”, comenta Tom Redman, profesor de recursos humanos en la Universidad de Durham, y autor principal de esta investigación, en un comunicado.
Despejar dudas
Los autores de este estudio consideran que sus hallazgos deberían servir para que las empresas despejen sus dudas respecto a la idea casi preconcebida de que los teletrabajadores están menos comprometidos con la empresa o que no están dispuestos a hacer esfuerzos extra por el bien de la compañía.
Asimismo, esperan que los planteamientos expuestos en sus conclusiones animen a los empresarios a explorar mejores oportunidades para ayudar a sus empleados que hacen toda o parte de su jornada laboral desde casa a tener, por lo menos, las mismas oportunidades de ascenso y de promoción que aquellos que realizan toda su jornada en la oficina.
El equipo de investigación ha estudiado las respuestas dadas por 749 personas que ocupaban puestos de dirección o, sencillamente, eran profesionales en empresas con sede en Gran Bretaña de diferentes sectores, como consultoras, medios de comunicación o servicios financieros.
Otro de los aspectos que ha quedado claro es la relación entre trabajar desde casa y mejorar el bienestar. Ese bienestar, sin embargo, en la mayoría de los casos se veían empañado con ese miedo a estancarse en la carrera profesional.
“Se mostraron preocupados aquellos que no figuraban, sencillamente porque sus caras no eran vistas por la oficina con frecuencia”, dice Redman. Es como si existiese un miedo irracional a que los directivos se olviden de sus caras a la hora de hacer algún movimiento de promoción.
Mismo compromiso
Quizá el dato más destacado de la investigación es que tira por tierra la idea de que los teletrabajadores no se comprometen de igual manera. Los datos demuestran que el nivel de compromiso respecto al resto de trabajadores es muy parecido o el mismo.
Por ejemplo, en respuesta a la pregunta “Realmente los problemas de mi empresa son los míos”, el 69% de los no teletrabajadores y el 67% de los que sí lo eran se mostraron totalmente de acuerdo con dicha afirmación.
Las empresas empleadoras se manifestaron preocupadas porque el staff que trabajaba desde casa no mostraría el mismo nivel de compromiso cuando se les requería funciones extra.
“Trabajar desde casa no determina este comportamiento, y el reto más interesante de cara al futuro es cómo el staff se convierte en “ciudadanos corporativos” electrónicamente”, asegura Redman.
Mientras que el trabajo desde casa no pone en peligro el compromiso del trabajador, el argumento del estudio es que un montón de funciones pueden ser hechas de manera electrónica gracias al correo electrónico y a Internet, por lo que la idea de “funciones extra”, de diluye un poco o, por lo menos, cambia.