La semana pasada (días 19, 20 y 21 de noviembre de 2015) se celebró en Barcelona el OuiShare Fest Barcelona, primer evento profesional sobre economía colaborativa, organizado por OuiShare, una organización sin ánimo de lucro fundada en 2012 en París, cuyo objetivo es crear comunidad, generar conocimiento y proyectos alrededor de la economía colaborativa. OuiShare se encuentra ya en 15 países, tiene 45 grupos locales y un total de 1.500 miembros en red.
El ciudadano productor
El evento se inició con la inauguración de Jauma Baró, de Barcelona Activa, la agencia de desarrollo local del Ayuntamiento de Barcelona. Siguió con Albert Cañigueral, de Ouishare, que señaló que la clave de la nueva economía es que ahora los usuarios tienen la capacidad de producir e intercambiar valor entre ellos, algo que resulta obvio en el contexto de lo digital. Surge así el “ciudadano productor”, que es posible gracias a la tecnología.
Lo que se está dando, por tanto, es una transformación en la manera de producir, que acaba influyendo en la gobernanza de las compañías. No hay que olvidar, dijo Cañigueral, que se prevé que, en 2020, la economía colaborativa mueva miles de millones de dólares.
En España, el proceso lo reflejan casos como el de BlablaCar o el de Airb&b, que en 2015 dobló su número de usuarios; los miles de iniciativas ciudadanas creando sus propias soluciones (transporte espontáneo, comida no desperdiciada, movilidad…)
El ciudadano productor
El evento se inició con la inauguración de Jauma Baró, de Barcelona Activa, la agencia de desarrollo local del Ayuntamiento de Barcelona. Siguió con Albert Cañigueral, de Ouishare, que señaló que la clave de la nueva economía es que ahora los usuarios tienen la capacidad de producir e intercambiar valor entre ellos, algo que resulta obvio en el contexto de lo digital. Surge así el “ciudadano productor”, que es posible gracias a la tecnología.
Lo que se está dando, por tanto, es una transformación en la manera de producir, que acaba influyendo en la gobernanza de las compañías. No hay que olvidar, dijo Cañigueral, que se prevé que, en 2020, la economía colaborativa mueva miles de millones de dólares.
En España, el proceso lo reflejan casos como el de BlablaCar o el de Airb&b, que en 2015 dobló su número de usuarios; los miles de iniciativas ciudadanas creando sus propias soluciones (transporte espontáneo, comida no desperdiciada, movilidad…)
La revolución invisible
Estamos asistiendo así a una “revolución invisible”, porque está distribuida, no tan concentrada, cuyo núcleo es el bien común y el ciudadano productor que tiene tecnología para hacer lo que quiere.
A continuación, Lysa Gansky, planteó en esa misma línea que las empresas surgen de la inquietud de cambiar el mundo, y no sólo para hacer cosas. También está el problema de la insostenibilidad medioambiental, tema que, para Vincent Rosso, de BlaBlaCar, es fundamental y genera la necesidad de plantear fórmulas para crecer mejor.
Rosso cree que, en esta revolución, el smartphone es una herramienta fundamental porque concede aplicaciones vitales con las que acceder a muchísima información, con las que interconectarnos e innovar y crear servicios nuevos. Asimismo, gracias a tecnologías como esta, hoy podemos distribuir el conocimiento de la existencia de los recursos de una forma más colectiva, para disfrutarlos y aprovecharlos.
El futuro de esta revolución, señalaron los expertos, será la “conexión total”. Aún nos encontramos en la fase primaria del modelo colaborativo, en la que intervienen dos personas y una plataforma, pero no acaba aquí la historia… conectar recursos, conectar conocimiento de recursos a través de personas desde la palma de la mano estará en el centro de la creación de valor; un centro para el que habrá que crear nuevas leyes de juego.
Stelio Verzera, de Cocoon Project, pintó un futuro para las empresas que contrastaría con el de las empresas de la era industrial, centradas en reducir la complejidad. En este caso, pocos agentes son los que conectan y concentran el poder.
Pero, en la actualidad, la complejidad ha vuelto, señala Verzera, y la gente se está dando cuenta de que el poder en las manos del 1% no es eficiente. Como consecuencia, se está organizando sin controles centrales, algo que permite hacer la tecnología.
“Si miramos que está generando hoy la gente sabremos cuál será el futuro”, aseguró Verzera. Las empresas serán organizaciones que se hagan más fuertes en el cambio: adaptables y anti-frágiles. En ellas tendrán más peso los valores y principios que los roles y los títulos; se empoderará a los trabajadores, en lugar de controlarlos (si le das a la gente poder para hacer cosas, las hacen); y se primará el compromiso en lugar de las órdenes.
Por el camino
Entretanto, las empresas de economía colaborativa van dando pasos combinando lo nuevo y lo viejo. Ese parece el caso de MyTwinPlace (plataforma que permite el intercambio de casas propias en vacaciones). Según explicó Jean-Noel, esos pasos han consistido para MyTwinPlace en aumentar la confianza en las plataformas (para eso esta ha añadido un seguro) o negociar con AXA (multinacional francesa especializada en el negocio de protección financiera) a nivel mundial tanto para el viajero como para el huésped.
Jose Serra, de EatWith, explicó que en esta otra plataforma –que oferta comida de cocineros seleccionados que comparten su pasión cotidianamente con el público, una comunidad a la que hay que sumarse- también existe un seguro para los invitados. En cuanto a los impuestos más de la mitad de los cocineros que trabajan para EatWith son autónomos, y son ellos mismos los que se gestionan su marca, su oferta. La plataforma está para que ellos utilicen la plataforma a su modo.
Sacha Michaud, de Glovo, explicó que en lo referente a la relación con las autoridades locales, se limitan a estar alertas con las prohibiciones (tienen abogados en cada país para detectar en qué no llegan a ser legales) y a contar lo que se hace.
Por último, Javi Creus (de IdeasForChange) aportó sus “cinco palancas del crecimiento acelerado ”, un modelo para el desarrollo y concreción de todas estas nuevas ideas: conectar redes, agregar inventario (añadir unidades de valor para ofertas), empoderamiento de los usuarios (integrar las capacidades de sus usuarios), instrumentación a terceros (facilitación de herramientas a terceros para que estos creen valor; y compartir conocimiento.
David de Ugarte, de Las Indias, concluyó con la siguiente reflexión: ¿Cómo afectarán al mundo, al mercado, a la sociedad todos los cambios planteados sobre la manera de hacer negocio? “Seremos equipos que jugaremos en proyectos comunes. Tenemos una oportunidad social brutal para hacer más con menos”.
Estamos asistiendo así a una “revolución invisible”, porque está distribuida, no tan concentrada, cuyo núcleo es el bien común y el ciudadano productor que tiene tecnología para hacer lo que quiere.
A continuación, Lysa Gansky, planteó en esa misma línea que las empresas surgen de la inquietud de cambiar el mundo, y no sólo para hacer cosas. También está el problema de la insostenibilidad medioambiental, tema que, para Vincent Rosso, de BlaBlaCar, es fundamental y genera la necesidad de plantear fórmulas para crecer mejor.
Rosso cree que, en esta revolución, el smartphone es una herramienta fundamental porque concede aplicaciones vitales con las que acceder a muchísima información, con las que interconectarnos e innovar y crear servicios nuevos. Asimismo, gracias a tecnologías como esta, hoy podemos distribuir el conocimiento de la existencia de los recursos de una forma más colectiva, para disfrutarlos y aprovecharlos.
El futuro de esta revolución, señalaron los expertos, será la “conexión total”. Aún nos encontramos en la fase primaria del modelo colaborativo, en la que intervienen dos personas y una plataforma, pero no acaba aquí la historia… conectar recursos, conectar conocimiento de recursos a través de personas desde la palma de la mano estará en el centro de la creación de valor; un centro para el que habrá que crear nuevas leyes de juego.
Stelio Verzera, de Cocoon Project, pintó un futuro para las empresas que contrastaría con el de las empresas de la era industrial, centradas en reducir la complejidad. En este caso, pocos agentes son los que conectan y concentran el poder.
Pero, en la actualidad, la complejidad ha vuelto, señala Verzera, y la gente se está dando cuenta de que el poder en las manos del 1% no es eficiente. Como consecuencia, se está organizando sin controles centrales, algo que permite hacer la tecnología.
“Si miramos que está generando hoy la gente sabremos cuál será el futuro”, aseguró Verzera. Las empresas serán organizaciones que se hagan más fuertes en el cambio: adaptables y anti-frágiles. En ellas tendrán más peso los valores y principios que los roles y los títulos; se empoderará a los trabajadores, en lugar de controlarlos (si le das a la gente poder para hacer cosas, las hacen); y se primará el compromiso en lugar de las órdenes.
Por el camino
Entretanto, las empresas de economía colaborativa van dando pasos combinando lo nuevo y lo viejo. Ese parece el caso de MyTwinPlace (plataforma que permite el intercambio de casas propias en vacaciones). Según explicó Jean-Noel, esos pasos han consistido para MyTwinPlace en aumentar la confianza en las plataformas (para eso esta ha añadido un seguro) o negociar con AXA (multinacional francesa especializada en el negocio de protección financiera) a nivel mundial tanto para el viajero como para el huésped.
Jose Serra, de EatWith, explicó que en esta otra plataforma –que oferta comida de cocineros seleccionados que comparten su pasión cotidianamente con el público, una comunidad a la que hay que sumarse- también existe un seguro para los invitados. En cuanto a los impuestos más de la mitad de los cocineros que trabajan para EatWith son autónomos, y son ellos mismos los que se gestionan su marca, su oferta. La plataforma está para que ellos utilicen la plataforma a su modo.
Sacha Michaud, de Glovo, explicó que en lo referente a la relación con las autoridades locales, se limitan a estar alertas con las prohibiciones (tienen abogados en cada país para detectar en qué no llegan a ser legales) y a contar lo que se hace.
Por último, Javi Creus (de IdeasForChange) aportó sus “cinco palancas del crecimiento acelerado ”, un modelo para el desarrollo y concreción de todas estas nuevas ideas: conectar redes, agregar inventario (añadir unidades de valor para ofertas), empoderamiento de los usuarios (integrar las capacidades de sus usuarios), instrumentación a terceros (facilitación de herramientas a terceros para que estos creen valor; y compartir conocimiento.
David de Ugarte, de Las Indias, concluyó con la siguiente reflexión: ¿Cómo afectarán al mundo, al mercado, a la sociedad todos los cambios planteados sobre la manera de hacer negocio? “Seremos equipos que jugaremos en proyectos comunes. Tenemos una oportunidad social brutal para hacer más con menos”.