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Las palabras malsonantes ayudan a un liderazgo tolerante en la empresa

Su uso moderado une a los trabajadores y ayuda a que exista un buen ambiente laboral


En la gestión empresarial “la letra con sangre entra” no siempre funciona. El “liderazgo tolerante” es la tendencia predominante en la actualidad, sobre todo cuando la empresa está dirigida por alguien joven. Hay muchos detalles pequeños que pueden ayudar a instaurar esa cultura de liderazgo tolerante en la empresa. Uno de ellos son las palabrotas. Permitir a los empleados insultar y decir palabras malsonantes en determinadas circunstancias puede beneficiarles a ellos y a la propia empresa, según una investigación de la Universidad East Anglia. En concreto, contribuye a aumentar la solidaridad entre los empleados, así como a que éstos expresen sus sentimientos y frustraciones. Por Raúl Morales.


Raúl Morales
22/10/2007

El profesor de management de la Norwich Business School Yehuda Baruch ha estudiado cómo los trabajadores descargan su agresividad y sus frustraciones en la empresa. En concreto, ha analizado cómo se usan los insultos y las palabrotas en el lugar de trabajo desde un punto de vista de la gestión empresarial.

Estos investigadores han identificado la importancia de usar palabras poco convencionales e incluso malsonantes, como los insultos, y cómo este tipo de situaciones puede tener un impacto positivo.

El estudio ha puesto de manifiesto que los trabajadores suelen usar este tipo de expresiones mal vistas socialmente para expresar solidaridad entre compañeros, permitiéndoles al mismo tiempo compartir sus sentimientos, sus frustraciones y fortalecer los vínculos afectivos y las relaciones sociales.

Los resultados del estudio, titulado “Decir palabrotas en el trabajo y cultura de liderazgo permisivo: cuando lo antisocial se convierte en social y lo incívico es aceptable”, han sido publicados en la revista Leadership and Organization Development Journal.

Cohesión del grupo

Según sus responsables, la finalidad de esta investigación era sugerir nuevas prácticas de liderazgo dentro de la empresa. “Los empleados usan tacos continuamente, pero no necesariamente de una manera negativa o abusiva. Es un fenómeno social para reflejar solidaridad y fortalecer la cohesión del grupo, auque también puede ser un fenómeno psicológico para relajar el estrés”, afirma Baruch en un comunicado.

La mayor parte de los casos de trabajadores que usan palabras malsonantes fueron registrados en niveles bajos de la organización, lo cual quiere decir que los ejecutivos usan tacos con mucha menos frecuencia. Según el estudio, el primer asunto de la gestión de un grupo es decidir si aplicar o no un liderazgo tolerante en el lugar de trabajo y, deliberadamente, permitir el uso de este tipo de expresiones.

“Esperamos que este estudio sirva no sólo para conocer qué papel juega el uso de los tacos en nuestro trabajo y en nuestras vidas, sino también para indicar a los líderes que muchas veces es necesarios pensar diferente y estar abiertos a nuevas ideas aunque parezcan un poco extrañas”, añade Baruch.

Los jefes más jóvenes y profesionales resultaron ser los más tolerantes en sus preferencias éticas. Esto sugiere que la edad es un “moderador” en el uso de las palabrotas en el trabajo.

Otro dato curioso es que las mujeres los usan con más asiduidad de lo esperado, especialmente contra ellas mismas, en un claro gesto de autoexigencia.

Lejos del cliente

Lo que queda claro también es que las personas que dicen tacos no son necesariamente poco profesionales. Baruch y su equipo han llegado a la conclusión de que las palabrotas no se usan delante o cerca de los clientes, sino en las áreas destinadas para el personal.

La investigación sugiere que, aunque prohibir y reprimir este tipo de expresiones puede representar a ojos de los demás un liderazgo fuerte, podría significar también eliminar una fuente de solidaridad, lo que derivaría en una caída de la motivación y de la moral del equipo de trabajo.

En el lado opuesto, su uso abusivo y ofensivo debe ser erradicado, ya que genera mayores niveles de estrés y no ayudan a mejorar el ambiente laboral.

El estudio prevé que las palabrotas serán algo más común en el lugar de trabajo de aquí a unos años. Asimismo, advierte que los mandos superiores se “contagiarán” de esta tendencia y terminarán pos usarlas con más frecuencia.

“La cuestión es saber qué debemos hacer respecto a este tema. Nosotros ofrecemos un modelo y algunos consejos prácticos. Ciertamente, en muchos escenarios, en particular en presencia de clientes y trabajadores mayores, las palabras malsonantes deben ser prohibidas”, dice Baruch.

“En cualquier caso, nuestro estudio sugiere que en muchos casos, el lenguaje tabú sirve a las necesidades de la gente para desarrollar y mantener la solidaridad. Además, es un mecanismo para combatir el estrés. Prohibirlo, pues, puede ser contraproducente”.

Esta investigación concluye diciendo que es necesario que los jefes sepan cómo sus empleados se sienten respecto a las palabrotas. El reto es mejorar el arte de saber dónde está el límite de la permisividad.



Raúl Morales
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