Llegas al teatro un poco antes y ves en escena unos operarios colocando aún algunos elementos del escenario, una acomodadora azorada en busca de un perro que se ha escapado, Winston, un buldog, por lo visto; uno de los empleados, que ve que no llegan a tiempo a terminarlo todo, te informa de que la función va a comenzar con retraso…
Y notas aire fresco y un no sé qué de aires de La cubana en el ambiente… Si estás en la primera planta ves al técnico de sonido con un disco de Perales y un TBO de Asterix, todo muy poco convencional.
Por fin baja el telón y el director de la obra nos anuncia, orgulloso, que al fin va a comenzar, es una obra de misterio, sobre un asesinato, a lo Agata Christie, en un contexto universitario de actores amateurs.
Y comienza el espectáculo y las carcajadas del respetable. Un asesinato, un inspector, con su gabardina, una pareja de amantes, un mayordomo y hasta un jardinero en una mansión aislada de carillón, retratos nobiliarios en las paredes, biblioteca y jardines. En pleno invierno.
Y notas aire fresco y un no sé qué de aires de La cubana en el ambiente… Si estás en la primera planta ves al técnico de sonido con un disco de Perales y un TBO de Asterix, todo muy poco convencional.
Por fin baja el telón y el director de la obra nos anuncia, orgulloso, que al fin va a comenzar, es una obra de misterio, sobre un asesinato, a lo Agata Christie, en un contexto universitario de actores amateurs.
Y comienza el espectáculo y las carcajadas del respetable. Un asesinato, un inspector, con su gabardina, una pareja de amantes, un mayordomo y hasta un jardinero en una mansión aislada de carillón, retratos nobiliarios en las paredes, biblioteca y jardines. En pleno invierno.
Artículos relacionados
-
Interés arqueológico y vital en “El cerco de Leningrado”
-
“Refugios” para leer sin prisa
-
“Yo, Mussolini”, de Leo Bassi, recupera el espíritu de los orígenes del teatro
-
Un espectáculo necesario: “Pasión (farsa trágica)”, de Agustín García Calvo
-
Brillante versión de “La importancia de llamarse Ernesto” para las noches de verano
Un soplo de aire fresco
Pienso mientras la veo que hay que ser muy buen actor para hacerlo “tan mal”, y tener esa sincronización que hay todo el tiempo en escena para que la cosa funcione.
Y vaya si funciona. Es mejor no decir mucho de lo que va la obra, que es lo de menos, ni de lo que pasa en escena, que es lo de más. Se trata de una comedia disparatada, con toques de cine mudo, con retazos de Lubitsch (esas entradas y salidas), del Gordo y el Flaco, de H. Lloyd, de Peter Sellers.
Más el propio ingenio y talento de este elenco de actores que, se nota, lo pasan muy bien haciendo estallar la carcajada incesante entre el respetable que sale, les oí, a la noche lluviosa confesando que la obra es muy buena, no solo divertida, y que “no se la esperaban”.
Pues eso, prefiero no adelantarles mucho, o nada, y solo trasmitir mi entusiasmo ante este soplo de aire fresco en que funciona como un metrónomo la precisión del equipo técnico con la de los actores que, en verdad, trabajan sincronizados y al milímetro las casi dos horas que dura la función para que la obra no solo no salga mal, sino al contrario, para que salga pero que muy bien. No se la pierdan, de verdad.
Pienso mientras la veo que hay que ser muy buen actor para hacerlo “tan mal”, y tener esa sincronización que hay todo el tiempo en escena para que la cosa funcione.
Y vaya si funciona. Es mejor no decir mucho de lo que va la obra, que es lo de menos, ni de lo que pasa en escena, que es lo de más. Se trata de una comedia disparatada, con toques de cine mudo, con retazos de Lubitsch (esas entradas y salidas), del Gordo y el Flaco, de H. Lloyd, de Peter Sellers.
Más el propio ingenio y talento de este elenco de actores que, se nota, lo pasan muy bien haciendo estallar la carcajada incesante entre el respetable que sale, les oí, a la noche lluviosa confesando que la obra es muy buena, no solo divertida, y que “no se la esperaban”.
Pues eso, prefiero no adelantarles mucho, o nada, y solo trasmitir mi entusiasmo ante este soplo de aire fresco en que funciona como un metrónomo la precisión del equipo técnico con la de los actores que, en verdad, trabajan sincronizados y al milímetro las casi dos horas que dura la función para que la obra no solo no salga mal, sino al contrario, para que salga pero que muy bien. No se la pierdan, de verdad.
Referencia:
Obra: La función que sale mal.
Director versión original: Mark Bell.
Director versión española: Sean Turner.
Director asociado: David Ottone.
Escrita por: Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields. Adaptación de Zenón Recalde.
Reparto: Hector Carballo, Carlos de Austria, Carla Postigo, Alejandro Vera, Noelia Marlo, César Camino, David Ávila, Felipe Ansola, Paula G. Lara, Ángel Saavedra y Avelino Piedad.
Lugar de representación: Teatro La Latina de Madrid desde el 24 de septiembre.
Obra: La función que sale mal.
Director versión original: Mark Bell.
Director versión española: Sean Turner.
Director asociado: David Ottone.
Escrita por: Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields. Adaptación de Zenón Recalde.
Reparto: Hector Carballo, Carlos de Austria, Carla Postigo, Alejandro Vera, Noelia Marlo, César Camino, David Ávila, Felipe Ansola, Paula G. Lara, Ángel Saavedra y Avelino Piedad.
Lugar de representación: Teatro La Latina de Madrid desde el 24 de septiembre.