¿Cómo funciona la consciencia durante el sueño? ¿Está, no está? ¿Sigue ahí? Para tratar de esclarecer estas cuestiones, en primer lugar resumamos las etapas del sueño.
Un buen sueño reparador comienza con un adormecimiento (estado de somnolencia que dura unos diez minutos y en el que aún estamos conscientes) y sigue con un sueño ligero en el que disminuyen el ritmo cardíaco y el respiratorio (vamos perdiendo contacto con la realidad de la vigilia).
A continuación, pasamos por una fase de transición hacia el sueño profundo que dura entre dos y tres minutos. Después (cuarta fase no-REM o NREM), entramos en el sueño delta, una fase de sueño en el que nuestras ondas cerebrales son amplias y lentas, al igual que el ritmo respiratorio.
Por último, llegamos a la llamada fase REM, en la que no nos podemos mover a voluntad porque el tronco cerebral bloquea las neuronas motrices. En esta fase, que recibe su nombre del inglés Rapid Eye Movement (Movimiento del Ojo Rápido), debido al característico movimiento de los globos oculares bajo los párpados, es en la que soñamos.
Consciencia onírica y consciencia de la vigilia
Lo curioso de la fase REM es que, en ella, y a pesar de que no estamos conscientes de lo que nos rodea porque estamos profundamente dormidos, nuestro cerebro tiene una actividad similar a la de la vigilia, es decir, desarrolla una consciencia onírica, la consciencia de los sueños.
Hace un año, un estudio de la Universidad Aalto (Finlandia) y la Universidad de Wisconsin (EEUU) reveló que esa actividad cerebral similar a la de la vigilia propia de la fase REM se puede dar también en la fase NREM.
Este hecho, que se constató gracias a análisis cerebrales con estimulación magnética transcraneal y electroencefalografía realizadas a personas en distintas fases del sueño, desafiaría la comprensión que hasta ahora se tenía de los correlatos neuronales de las experiencias conscientes en el sueño, han señalado los autores de la investigación en un artículo de la revista Nature.
En abril de este año, otra investigación constató lo mismo. En este caso, fue publicada en Neuroscience y liderada por Francesca Siclari, directora del Centro de Investigación sobre el Sueño del Centro Hospitalario Universitario Vaudois en Lausanne, Suiza, aunque en ella también participaron científicos del estudio previo.
¿En qué parte del cerebro se da dicha actividad durante la fase REM y, por lo que se ha visto, también en la fase NREM? Según los experimentos realizados, en las regiones corticales posteriores del cerebro, que los científicos han dado en llamar “posterior cortical hot zone” o “zona caliente de la corteza posterior”.
Por otra parte, Siclari y su equipo han comprobado que los sueños implican a otras zonas cerebrales que usamos cuando estamos despiertos. Por ejemplo, cuando en nuestros sueños aparece una cara, además de estar activa la “posterior cortical hot zone”, se activan también las regiones del cerebro implicadas en el reconocimiento facial.
Lo mismo ocurre con otras regiones asociadas al reconocimiento de palabras, movimientos, aspectos espaciales o pensamientos. Por todo, Siclari y su equipo señalan que los sueños serían una forma particular de consciencia que, durante el sueño nocturno, varía enormemente.
Un buen sueño reparador comienza con un adormecimiento (estado de somnolencia que dura unos diez minutos y en el que aún estamos conscientes) y sigue con un sueño ligero en el que disminuyen el ritmo cardíaco y el respiratorio (vamos perdiendo contacto con la realidad de la vigilia).
A continuación, pasamos por una fase de transición hacia el sueño profundo que dura entre dos y tres minutos. Después (cuarta fase no-REM o NREM), entramos en el sueño delta, una fase de sueño en el que nuestras ondas cerebrales son amplias y lentas, al igual que el ritmo respiratorio.
Por último, llegamos a la llamada fase REM, en la que no nos podemos mover a voluntad porque el tronco cerebral bloquea las neuronas motrices. En esta fase, que recibe su nombre del inglés Rapid Eye Movement (Movimiento del Ojo Rápido), debido al característico movimiento de los globos oculares bajo los párpados, es en la que soñamos.
Consciencia onírica y consciencia de la vigilia
Lo curioso de la fase REM es que, en ella, y a pesar de que no estamos conscientes de lo que nos rodea porque estamos profundamente dormidos, nuestro cerebro tiene una actividad similar a la de la vigilia, es decir, desarrolla una consciencia onírica, la consciencia de los sueños.
Hace un año, un estudio de la Universidad Aalto (Finlandia) y la Universidad de Wisconsin (EEUU) reveló que esa actividad cerebral similar a la de la vigilia propia de la fase REM se puede dar también en la fase NREM.
Este hecho, que se constató gracias a análisis cerebrales con estimulación magnética transcraneal y electroencefalografía realizadas a personas en distintas fases del sueño, desafiaría la comprensión que hasta ahora se tenía de los correlatos neuronales de las experiencias conscientes en el sueño, han señalado los autores de la investigación en un artículo de la revista Nature.
En abril de este año, otra investigación constató lo mismo. En este caso, fue publicada en Neuroscience y liderada por Francesca Siclari, directora del Centro de Investigación sobre el Sueño del Centro Hospitalario Universitario Vaudois en Lausanne, Suiza, aunque en ella también participaron científicos del estudio previo.
¿En qué parte del cerebro se da dicha actividad durante la fase REM y, por lo que se ha visto, también en la fase NREM? Según los experimentos realizados, en las regiones corticales posteriores del cerebro, que los científicos han dado en llamar “posterior cortical hot zone” o “zona caliente de la corteza posterior”.
Por otra parte, Siclari y su equipo han comprobado que los sueños implican a otras zonas cerebrales que usamos cuando estamos despiertos. Por ejemplo, cuando en nuestros sueños aparece una cara, además de estar activa la “posterior cortical hot zone”, se activan también las regiones del cerebro implicadas en el reconocimiento facial.
Lo mismo ocurre con otras regiones asociadas al reconocimiento de palabras, movimientos, aspectos espaciales o pensamientos. Por todo, Siclari y su equipo señalan que los sueños serían una forma particular de consciencia que, durante el sueño nocturno, varía enormemente.
Sueño y memoria
Otro de los elementos que caracterizan a nuestra mente consciente es la memoria. ¿Qué pasa con ella durante el sueño?
Según un estudio realizado en 2006 por especialistas del Dream and Nightmare Laboratory de Canadá, la memoria sigue activa durante los sueños, y es fundamental en la formación de estos. De hecho, las experiencias que tenemos a lo largo del día suelen ser el origen de las imágenes oníricas que generamos mientras dormimos.
Según esta investigación, los mecanismos que nos permiten construir dichas imágenes están relacionados con la actividad del hipocampo, que es un área del cerebro localizada debajo de la corteza cerebral y que desempeña un importante papel en nuestros recuerdos (en la vigilia).
Los sueños están además vinculados a nuestra memoria, pues los recuerdos reaparecen en ellos durante el proceso de “almacenamiento”, es decir, cuando se trasladan de una región cerebral a otra, antes de ser archivados de forma permanente. Y no solo, pues se ha constatado que dormir impulsa nuestra accesibilidad a esas memorias formadas, incluso en situaciones de estrés cognitivo.
Los sueños lúcidos y el lugar de la consciencia
Un aspecto fascinante de la investigación sobre la relación entre consciencia y sueño es el análisis de los sueños lúcidos, los mecanismos que posibilitan estos sueños, y su relación con la consciencia.
Los sueños lúcidos son aquellos en los que somos conscientes de que estamos soñando, es decir, aquellos en los que nos “despertamos” dentro del sueño.
Durante la vigilia, siempre somos conscientes de nosotros mismos, algo que no sucede durante el sueño. Sin embargo, algunas personas son soñadores lúcidos, es decir, tienen la capacidad de darse cuenta dentro de un sueño de que están soñando.
En diversas ocasiones, estos individuos han sido “utilizados” para tratar de ubicar la consciencia en el cerebro. ¿Cómo? Pues midiendo y analizando su actividad cerebral cuando se despiertan dentro del sueño, esto es, cuando cobran consciencia de que están soñando mientras duermen.
En una investigación de hace unos años, científicos de la Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia (MPG) de Alemania, en colaboración con especialistas del hospital universitario Charité, de Berlín, analizaron a soñadores lúcidos con la técnica de tomografía de resonancia magnética o MRT (técnica no invasiva que utiliza el fenómeno de la resonancia magnética para obtener información sobre la estructura y composición del cerebro).
Sus resultados revelaron que en los individuos de este tipo se activa una red cortical específica cuando alcanzan la consciencia lúcida dentro del sueño. Dicha red estaría constituida por la corteza prefrontal dorsolateral derecha, las regiones frontopolares y el precúneo, que es una parte del lóbulo parietal superior del cerebro.
Dado que todas estas regiones cerebrales están relacionadas con funciones autorreflexivas, los autores de la investigación afirmaron entonces que este hallazgo arroja luz sobre la base neurológica de la consciencia humana.
Así que, por los estudios realizados hasta ahora, parece que la consciencia no duerme, aunque nosotros sí lo hagamos. Quizá, durante el sueño, simplemente se desplace de la realidad de la vigilia a la realidad onírica, para seguir construyendo el sentido que necesitamos para adaptarnos de continuo al medio y seguir viviendo (y soñando).
Otro de los elementos que caracterizan a nuestra mente consciente es la memoria. ¿Qué pasa con ella durante el sueño?
Según un estudio realizado en 2006 por especialistas del Dream and Nightmare Laboratory de Canadá, la memoria sigue activa durante los sueños, y es fundamental en la formación de estos. De hecho, las experiencias que tenemos a lo largo del día suelen ser el origen de las imágenes oníricas que generamos mientras dormimos.
Según esta investigación, los mecanismos que nos permiten construir dichas imágenes están relacionados con la actividad del hipocampo, que es un área del cerebro localizada debajo de la corteza cerebral y que desempeña un importante papel en nuestros recuerdos (en la vigilia).
Los sueños están además vinculados a nuestra memoria, pues los recuerdos reaparecen en ellos durante el proceso de “almacenamiento”, es decir, cuando se trasladan de una región cerebral a otra, antes de ser archivados de forma permanente. Y no solo, pues se ha constatado que dormir impulsa nuestra accesibilidad a esas memorias formadas, incluso en situaciones de estrés cognitivo.
Los sueños lúcidos y el lugar de la consciencia
Un aspecto fascinante de la investigación sobre la relación entre consciencia y sueño es el análisis de los sueños lúcidos, los mecanismos que posibilitan estos sueños, y su relación con la consciencia.
Los sueños lúcidos son aquellos en los que somos conscientes de que estamos soñando, es decir, aquellos en los que nos “despertamos” dentro del sueño.
Durante la vigilia, siempre somos conscientes de nosotros mismos, algo que no sucede durante el sueño. Sin embargo, algunas personas son soñadores lúcidos, es decir, tienen la capacidad de darse cuenta dentro de un sueño de que están soñando.
En diversas ocasiones, estos individuos han sido “utilizados” para tratar de ubicar la consciencia en el cerebro. ¿Cómo? Pues midiendo y analizando su actividad cerebral cuando se despiertan dentro del sueño, esto es, cuando cobran consciencia de que están soñando mientras duermen.
En una investigación de hace unos años, científicos de la Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia (MPG) de Alemania, en colaboración con especialistas del hospital universitario Charité, de Berlín, analizaron a soñadores lúcidos con la técnica de tomografía de resonancia magnética o MRT (técnica no invasiva que utiliza el fenómeno de la resonancia magnética para obtener información sobre la estructura y composición del cerebro).
Sus resultados revelaron que en los individuos de este tipo se activa una red cortical específica cuando alcanzan la consciencia lúcida dentro del sueño. Dicha red estaría constituida por la corteza prefrontal dorsolateral derecha, las regiones frontopolares y el precúneo, que es una parte del lóbulo parietal superior del cerebro.
Dado que todas estas regiones cerebrales están relacionadas con funciones autorreflexivas, los autores de la investigación afirmaron entonces que este hallazgo arroja luz sobre la base neurológica de la consciencia humana.
Así que, por los estudios realizados hasta ahora, parece que la consciencia no duerme, aunque nosotros sí lo hagamos. Quizá, durante el sueño, simplemente se desplace de la realidad de la vigilia a la realidad onírica, para seguir construyendo el sentido que necesitamos para adaptarnos de continuo al medio y seguir viviendo (y soñando).
Referencias bibliográficas:
Francesca Siclari, et al. The neural correlates of dreaming. Nature Neuroscience (2017).
Jaakko O. Nieminen, Olivia Gosseries, Marcello Massimini, Elyana Saad, Andrew D. Sheldon, Melanie Boly, Francesca Siclari, Bradley R. Postle, Giulio Tononi. Consciousness and cortical responsiveness: a within-state study during non-rapid eye movement sleep. Scientific Reports (2016).
Francesca Siclari, et al. The neural correlates of dreaming. Nature Neuroscience (2017).
Jaakko O. Nieminen, Olivia Gosseries, Marcello Massimini, Elyana Saad, Andrew D. Sheldon, Melanie Boly, Francesca Siclari, Bradley R. Postle, Giulio Tononi. Consciousness and cortical responsiveness: a within-state study during non-rapid eye movement sleep. Scientific Reports (2016).