El Comité Económico y Social Europeo ha emitido esta semana un dictamen sobre la economía colaborativa en el que, además de criticar la visión de la Agenda Europea para la economía colaborativa, manifiesta su preocupación por la amenaza de la inseguridad laboral y el incremento de las posibilidades de elusión fiscal en la economía digital descentralizada.
El Comité Económico y Social Europeo (CESE) es un órgano consultivo de la Unión Europea compuesto por 350 representantes de las organizaciones de trabajadores y empresarios, entre otros grupos de relevancia social pertenecientes a todos los países de la UE.
El CESE emite dictámenes sobre cuestiones de la UE para la Comisión Europea, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo, y actúa como puente entre las instituciones de la UE con capacidad decisoria y los ciudadanos europeos.
En su dictamen sobre la economía colaborativa, el Comité insta a no desplazar la cadena de valor añadido de los agentes de la economía real hacia los propietarios de plataformas digitales privadas, como en el uso compartido de automóviles.
El dictamen se centra en soluciones como crear una agencia independiente de calificación europea de las plataformas digitales sobre la base de la transparencia, la no discriminación y la confianza.
El CESE propone elaborar una forma innovadora de regular para medir una nueva economía con normas diferentes. Ha llegado el momento de que Europa comience una transición económica desde una fase de sobreexplotación de los recursos a otra centrada más en la calidad que en la cantidad, señala el dictamen.
El CESE anima también a la Comisión a llevar a cabo una aproximación conceptual más detallada e inclusiva de la economía colaborativa, para evitar sesgos que la equiparan con la economía digital.
Economía colaborativa y plataformas digitales
El CESE destaca que la economía colaborativa engloba diferentes modalidades con aportaciones y retos específicos. Por ejemplo, «la economía del acceso» pone en el mercado propiedades infrautilizadas, creando mayor oferta para los consumidores y un uso más eficiente de los recursos, pero conlleva el riesgo de estimular la producción global a través del efecto rebote.
En la «economía bajo demanda» se atomiza la fuerza de trabajo creando más flexibilidad, pero aumentando el riesgo de precarización laboral. Y la gift economy, o economía «del regalo» en que se comparten bienes y servicios de manera altruista, permite el fortalecimiento de las comunidades, pero se mantiene a menudo invisible a los ojos de las Administraciones.
Asimismo, señala que las plataformas digitales, en particular las que sostienen una actividad lucrativa, merecen toda la atención de la Comisión Europea, a fin de regular y armonizar su actividad y garantizar un level playing field, sobre la base de la transparencia, la información, el pleno acceso, la no discriminación y la explotación adecuada de datos.
En concreto, resulta imperativo redefinir el concepto de subordinación jurídica de cara a la dependencia económica de los trabajadores y garantizar los derechos laborales con independencia de los formatos que adopte la actividad.
El Comité Económico y Social Europeo (CESE) es un órgano consultivo de la Unión Europea compuesto por 350 representantes de las organizaciones de trabajadores y empresarios, entre otros grupos de relevancia social pertenecientes a todos los países de la UE.
El CESE emite dictámenes sobre cuestiones de la UE para la Comisión Europea, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo, y actúa como puente entre las instituciones de la UE con capacidad decisoria y los ciudadanos europeos.
En su dictamen sobre la economía colaborativa, el Comité insta a no desplazar la cadena de valor añadido de los agentes de la economía real hacia los propietarios de plataformas digitales privadas, como en el uso compartido de automóviles.
El dictamen se centra en soluciones como crear una agencia independiente de calificación europea de las plataformas digitales sobre la base de la transparencia, la no discriminación y la confianza.
El CESE propone elaborar una forma innovadora de regular para medir una nueva economía con normas diferentes. Ha llegado el momento de que Europa comience una transición económica desde una fase de sobreexplotación de los recursos a otra centrada más en la calidad que en la cantidad, señala el dictamen.
El CESE anima también a la Comisión a llevar a cabo una aproximación conceptual más detallada e inclusiva de la economía colaborativa, para evitar sesgos que la equiparan con la economía digital.
Economía colaborativa y plataformas digitales
El CESE destaca que la economía colaborativa engloba diferentes modalidades con aportaciones y retos específicos. Por ejemplo, «la economía del acceso» pone en el mercado propiedades infrautilizadas, creando mayor oferta para los consumidores y un uso más eficiente de los recursos, pero conlleva el riesgo de estimular la producción global a través del efecto rebote.
En la «economía bajo demanda» se atomiza la fuerza de trabajo creando más flexibilidad, pero aumentando el riesgo de precarización laboral. Y la gift economy, o economía «del regalo» en que se comparten bienes y servicios de manera altruista, permite el fortalecimiento de las comunidades, pero se mantiene a menudo invisible a los ojos de las Administraciones.
Asimismo, señala que las plataformas digitales, en particular las que sostienen una actividad lucrativa, merecen toda la atención de la Comisión Europea, a fin de regular y armonizar su actividad y garantizar un level playing field, sobre la base de la transparencia, la información, el pleno acceso, la no discriminación y la explotación adecuada de datos.
En concreto, resulta imperativo redefinir el concepto de subordinación jurídica de cara a la dependencia económica de los trabajadores y garantizar los derechos laborales con independencia de los formatos que adopte la actividad.
El desafío
El desafío consiste, según el CESE, en delimitar las diferentes modalidades de esta economía y proponer enfoques reguladores diferenciados , privilegiando aquellas iniciativas digitales que se asienten sobre una gobernanza democrática, solidaria e inclusiva, en clave de innovación social, lo que deviene en la necesidad de informar a los consumidores sobre sus valores identitarios y sus fórmulas de organización y gestión.
A ese respecto, el CESE recomienda realizar una investigación cualitativa en la red de las relaciones establecidas por sus agentes en el propio entorno de la economía colaborativa. Y propone una metodología específica para la regulación y métrica de una nueva economía con estándares diferentes.
Desde esta perspectiva, el valor de la confianza -desde la simetría informativa- ocupa un espacio central. También se deben reforzar los criterios de transparencia, honestidad y objetividad en la evaluación del producto o servicio, superando el mero uso automático de algoritmos.
El CESE recomienda asimismo la creación de una agencia independiente de calificación europea de las plataformas digitales, con competencias armonizadas en todos los Estados miembros, que pueda evaluar su gobernanza en materia de competencia, empleo y fiscalidad.
Críticas a la Comisión Europea
El Comité destaca por último que el enfoque que la Comisión Europea ofrece en su Agenda Europea para la economía colaborativa ignora cuestiones de calado en el ámbito de la economía colaborativa, como son las relativas a las monedas virtuales y sociales como instrumentos operativos de dicha economía, o también en lo que se refiere al conocimiento, la información y la energía como objetos de su práctica, o el papel que juegan en la economía colaborativa la creación compartida y la innovación tecnológica, entre otros.
A tenor del complejo abordaje de la economía colaborativa en el contexto actual, el CESE recomienda velar por una coexistencia equilibrada de modelos que garanticen su pleno desarrollo sin causar externalidades negativas en el mercado, especialmente en lo que a defensa de la competencia, fiscalidad y empleo de calidad se refiere.
Para este fin es necesario prever el diseño de un marco adecuado de seguimiento y monitorización de los nuevos parámetros de la economía colaborativa, con el concurso de las partes interesadas (organizaciones empresariales, organizaciones sindicales, asociaciones de consumidores, etc.).
Por último, con el fin de abordar la transición hacia una nueva economía con importantes consecuencias sistémicas, el CESE recomienda crear una estructura permanente de carácter horizontal para analizar estos fenómenos emergentes, que entrelace sus esfuerzos con los de la Comisión Europea, el Comité de las Regiones y el Parlamento Europeo.
El desafío consiste, según el CESE, en delimitar las diferentes modalidades de esta economía y proponer enfoques reguladores diferenciados , privilegiando aquellas iniciativas digitales que se asienten sobre una gobernanza democrática, solidaria e inclusiva, en clave de innovación social, lo que deviene en la necesidad de informar a los consumidores sobre sus valores identitarios y sus fórmulas de organización y gestión.
A ese respecto, el CESE recomienda realizar una investigación cualitativa en la red de las relaciones establecidas por sus agentes en el propio entorno de la economía colaborativa. Y propone una metodología específica para la regulación y métrica de una nueva economía con estándares diferentes.
Desde esta perspectiva, el valor de la confianza -desde la simetría informativa- ocupa un espacio central. También se deben reforzar los criterios de transparencia, honestidad y objetividad en la evaluación del producto o servicio, superando el mero uso automático de algoritmos.
El CESE recomienda asimismo la creación de una agencia independiente de calificación europea de las plataformas digitales, con competencias armonizadas en todos los Estados miembros, que pueda evaluar su gobernanza en materia de competencia, empleo y fiscalidad.
Críticas a la Comisión Europea
El Comité destaca por último que el enfoque que la Comisión Europea ofrece en su Agenda Europea para la economía colaborativa ignora cuestiones de calado en el ámbito de la economía colaborativa, como son las relativas a las monedas virtuales y sociales como instrumentos operativos de dicha economía, o también en lo que se refiere al conocimiento, la información y la energía como objetos de su práctica, o el papel que juegan en la economía colaborativa la creación compartida y la innovación tecnológica, entre otros.
A tenor del complejo abordaje de la economía colaborativa en el contexto actual, el CESE recomienda velar por una coexistencia equilibrada de modelos que garanticen su pleno desarrollo sin causar externalidades negativas en el mercado, especialmente en lo que a defensa de la competencia, fiscalidad y empleo de calidad se refiere.
Para este fin es necesario prever el diseño de un marco adecuado de seguimiento y monitorización de los nuevos parámetros de la economía colaborativa, con el concurso de las partes interesadas (organizaciones empresariales, organizaciones sindicales, asociaciones de consumidores, etc.).
Por último, con el fin de abordar la transición hacia una nueva economía con importantes consecuencias sistémicas, el CESE recomienda crear una estructura permanente de carácter horizontal para analizar estos fenómenos emergentes, que entrelace sus esfuerzos con los de la Comisión Europea, el Comité de las Regiones y el Parlamento Europeo.
Referencia
DICTAMEN. Comité Económico y Social Europeo. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo,
al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones – Una Agenda Europea para la economía colaborativa.[COM(2016) 356 final]. Ponente: Carlos TRIAS PINTÓ. Coponente: Mihai MANOLIU
DICTAMEN. Comité Económico y Social Europeo. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo,
al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones – Una Agenda Europea para la economía colaborativa.[COM(2016) 356 final]. Ponente: Carlos TRIAS PINTÓ. Coponente: Mihai MANOLIU