Plataformas para compartir bienes y servicios como Uber y Airbnb han generado el concepto de "economía colaborativa", tan popular como controvertido, dada la falta de normas legales claras que lo rijan, a nivel de la Unión Europea.
El Comité Europeo de las Regiones (CDR), organismo consultivo que representa a los entes regionales y locales de Europa, se convirtió el pasado cuatro de diciembre en el primer organismo de la UE en adoptar una posición formal sobre el tema.
Sus líderes locales han señalado que la economía compartida debe ser promovida y regulada mejor, con el fin de asegurar una adecuación legal y una competitividad justa, sin perjudicar a la innovación.
De lo pequeño a lo grande
La economía colaborativa se desarrolla compartiendo recursos a través de plataformas. Así, aunque el concepto de compartir dentro de asociaciones, familias o amigos es antiguo, con el desarrollo del mundo digital se está abriendo completamente a nuevas perspectivas, tanto para los negocios como para las formas de regulación.
Benedetta Brighenti, miembro del CDR y teniente de alcalde del municipio italiano de Castelnuovo Rangone, declaró a este respecto: "La economía colaborativa es una parte creciente de la economía y tiene el potencial de mejorar la calidad de vida, fomentar el crecimiento y el empleo -sobre todo en las economías locales- así como reducir el impacto ambiental del consumo y de las empresas".
Pero, señaló Brighenti, "al mismo tiempo, debemos asegurar que las plataformas de consumo colaborativo no evitan los impuestos, la defensa de la competencia o las normas de protección social de los consumidores; ni alteran los mercados ya existentes sin tener que soportar los costes fijos que estos soportan. Necesitamos un enfoque integral y coordinado a nivel europeo respecto al carácter ambivalente de esta economía".
La economía compartida ha cobrado muchas formas y disposiciones diferentes en las distintas regiones y ciudades de Europa, siguió dicendo Brighenti. "Un buen ejemplo de ciudad pionera en este sentido es Bolonia. En ella, en los últimos años se ha podido constatar el valor añadido de las soluciones participativas en los sectores urbanos, arquitectónicos y sociales. A través de un reglamento sobre bienes comunes establecidos en la ciudad, los ciudadanos han contribuido cada vez más al gobierno y a la mejora de su propio entorno".
Dado que la Comisión Europea se ha comprometido a desarrollar una Agenda Europea para la economía colaborativa para el año 2016 , los miembros del CDR solicitan que las instituciones de la UE legislen a este respecto, para contar con un marco sólido, de orientación institucional y jurídica, demasiado estricto ni tan amplio que sofoque la innovación.
El Comité Europeo de las Regiones (CDR), organismo consultivo que representa a los entes regionales y locales de Europa, se convirtió el pasado cuatro de diciembre en el primer organismo de la UE en adoptar una posición formal sobre el tema.
Sus líderes locales han señalado que la economía compartida debe ser promovida y regulada mejor, con el fin de asegurar una adecuación legal y una competitividad justa, sin perjudicar a la innovación.
De lo pequeño a lo grande
La economía colaborativa se desarrolla compartiendo recursos a través de plataformas. Así, aunque el concepto de compartir dentro de asociaciones, familias o amigos es antiguo, con el desarrollo del mundo digital se está abriendo completamente a nuevas perspectivas, tanto para los negocios como para las formas de regulación.
Benedetta Brighenti, miembro del CDR y teniente de alcalde del municipio italiano de Castelnuovo Rangone, declaró a este respecto: "La economía colaborativa es una parte creciente de la economía y tiene el potencial de mejorar la calidad de vida, fomentar el crecimiento y el empleo -sobre todo en las economías locales- así como reducir el impacto ambiental del consumo y de las empresas".
Pero, señaló Brighenti, "al mismo tiempo, debemos asegurar que las plataformas de consumo colaborativo no evitan los impuestos, la defensa de la competencia o las normas de protección social de los consumidores; ni alteran los mercados ya existentes sin tener que soportar los costes fijos que estos soportan. Necesitamos un enfoque integral y coordinado a nivel europeo respecto al carácter ambivalente de esta economía".
La economía compartida ha cobrado muchas formas y disposiciones diferentes en las distintas regiones y ciudades de Europa, siguió dicendo Brighenti. "Un buen ejemplo de ciudad pionera en este sentido es Bolonia. En ella, en los últimos años se ha podido constatar el valor añadido de las soluciones participativas en los sectores urbanos, arquitectónicos y sociales. A través de un reglamento sobre bienes comunes establecidos en la ciudad, los ciudadanos han contribuido cada vez más al gobierno y a la mejora de su propio entorno".
Dado que la Comisión Europea se ha comprometido a desarrollar una Agenda Europea para la economía colaborativa para el año 2016 , los miembros del CDR solicitan que las instituciones de la UE legislen a este respecto, para contar con un marco sólido, de orientación institucional y jurídica, demasiado estricto ni tan amplio que sofoque la innovación.
Benedetta Brighenti. Fuente: CDR.
La Agenda colaborativa para la UE
El pasado octubre, la Comisión Europea publicaba las pautas que se seguirán en 2016 a nivel de mercado. En su información, se señala la necesidad de fomentar -dentro de las fronteras del continente- "la modernización y la innovación que Europa necesita". En esa modernización se contempla la economía colaborativa como factor clave.
La Agenda europea sobre economía colaborativa buscará, afirma la Comisión Europea, "permitir un desarrollo equilibrado" aplicando normas y políticas no divergentes, que a un tiempo propicien la economía colaborativa y eviten su inseguridad jurídica.
"La Comisión está estudiando la manera de impulsar el desarrollo de los servicios innovadores y el uso temporal de bienes sin que un modelo empresarial resulte más favorecido que otro. Al mismo tiempo, deben respetarse los objetivos de las políticas públicas, como la protección de los consumidores, y han de cumplirse tanto el Derecho del trabajo como la legislación en materia de fiscalidad", reza el documento.
A principios de noviembre, además, la Comisión Europea presentó esta estrategia para fomentar el desarrollo en el mercado único de las ideas innovadoras y los nuevos modelos de negocio, en concreto la economía colaborativa. Al mismo tiempo, intenta crear un debate entre los Estados miembros para que analicen si sus legislaciones son suficientes, y garantizar que se respetan los derechos de profesionales y consumidores, así como la legislación fiscal.
El pasado octubre, la Comisión Europea publicaba las pautas que se seguirán en 2016 a nivel de mercado. En su información, se señala la necesidad de fomentar -dentro de las fronteras del continente- "la modernización y la innovación que Europa necesita". En esa modernización se contempla la economía colaborativa como factor clave.
La Agenda europea sobre economía colaborativa buscará, afirma la Comisión Europea, "permitir un desarrollo equilibrado" aplicando normas y políticas no divergentes, que a un tiempo propicien la economía colaborativa y eviten su inseguridad jurídica.
"La Comisión está estudiando la manera de impulsar el desarrollo de los servicios innovadores y el uso temporal de bienes sin que un modelo empresarial resulte más favorecido que otro. Al mismo tiempo, deben respetarse los objetivos de las políticas públicas, como la protección de los consumidores, y han de cumplirse tanto el Derecho del trabajo como la legislación en materia de fiscalidad", reza el documento.
A principios de noviembre, además, la Comisión Europea presentó esta estrategia para fomentar el desarrollo en el mercado único de las ideas innovadoras y los nuevos modelos de negocio, en concreto la economía colaborativa. Al mismo tiempo, intenta crear un debate entre los Estados miembros para que analicen si sus legislaciones son suficientes, y garantizar que se respetan los derechos de profesionales y consumidores, así como la legislación fiscal.
Freecoin, una moneda para una economía nueva
Por otro lado, la UE también está fomentando la economía colaborativa, por ejemplo dentro del marco del proyecto D-CENT.
En este se ha creado Freecoin, una nueva divisa digital social basada en Bitcoin, que es un sistema de pago virtual creado como software de código abierto.
El objetivo de Freecoin es fomentar la economía colaborativa otorgando valor a la utilidad social. Freecoin se puede utilizar en paralelo a otras innovaciones de la administración dedicadas al proceso de recuperación de las economías nacionales tras la recesión o para mejorar las dinámicas de gestión de la confianza en el sector de los servicios financieros al tener en cuenta de un modo más adecuado el valor social.
Desde D-CENT se estima que Freecoin podría ser uno de los pilares de una economía nueva que valore mejor el bien colectivo.
Por otro lado, la UE también está fomentando la economía colaborativa, por ejemplo dentro del marco del proyecto D-CENT.
En este se ha creado Freecoin, una nueva divisa digital social basada en Bitcoin, que es un sistema de pago virtual creado como software de código abierto.
El objetivo de Freecoin es fomentar la economía colaborativa otorgando valor a la utilidad social. Freecoin se puede utilizar en paralelo a otras innovaciones de la administración dedicadas al proceso de recuperación de las economías nacionales tras la recesión o para mejorar las dinámicas de gestión de la confianza en el sector de los servicios financieros al tener en cuenta de un modo más adecuado el valor social.
Desde D-CENT se estima que Freecoin podría ser uno de los pilares de una economía nueva que valore mejor el bien colectivo.