Los atentados de Bruselas son la lógica continuación de los de París, Madrid y Nueva York. Nos señalan que la política de las potencias en la gestión del mundo no es la correcta. Necesitamos una nueva política global capaz de erradicar las causas más profundas de la violencia.
La comunidad científica del clima ha expresado su alarma por la evolución de las temperaturas altamente elevadas registradas hasta ahora en 2016. Una amenaza no sólo para los equilibrios planetarios, sino también para la alimentación y la salud de la población humana.
Argelia se adentra en un túnel sin salida que puede provocar el derrumbe del Estado y reproducir en el país un escenario similar al de Siria. Una posibilidad que unida a la situación de los países del entorno dibuja un horizonte preocupante para el Magreb.
La sensación de que estamos abocados a una profunda crisis económica se extiende por doquier, desatando miedos que dificultan cualquier reacción. El miedo deviene así en la principal amenaza.
El referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE puede ser el detonante de una cascada de deserciones motivada no sólo por la masiva llegada de refugiados, sino también por la crisis de un modelo de Unión que, dominado por la política monetaria, ha ahogado la ilusión en el Este y Oeste del viejo continente.
Marruecos se convierte en potencia económica africana y Argelia se aboca a una profunda crisis que puede desencadenar una masiva ola de nuevos refugiados hacia Europa.
El Niño pierde intensidad dejando a su paso el año más caluroso de la historia, sequías e inundaciones que amenazan al mercado global de alimentos. Será seguido por un enfriamiento (conocido como La Niña) después del verano en el hemisferio norte. Tradicionalmente asociado al efecto invernadero y a conflictos bélicos, este fenómeno climático extiende los riesgos políticos más allá de las regiones tropicales.
La idea de que es posible aspirar a un cambio político en Rusia ha resurgido en algunos políticos norteamericanos. Rusia advierte que el calendario maya no se ha equivocado. Cien años después de Verdun, la primera guerra mundial no ha terminado.
Enero ha sido el primer mes del año más cálido desde que se tienen registros y se calcula que los récords de calor se multiplicarán por 10 en Europa antes de 2100. Parece que estos episodios climáticos calurosos han venido para quedarse.
El primer ministro ruso, Medvedev, ha advertido que la crisis siria puede derivar en una guerra mundial y que estamos a las puertas de una nueva guerra fría. Unas declaraciones inquietantes que se corresponden con el hecho de que la guerra en Siria está fuera de control.