La edición de la Poesía Completa (Linteo Poesía, 2013, traducción de José Luis Reina Palazón) de la poeta norteamericana Anne Gray Harvey - Anne Sexton - (Newton, Massachussetts 1928-1974), casi cuarenta años después de su muerte, coincide con la publicación de nuevas traducciones de Emily Dickinson (la de Amargord y la de Sabina Editorial). Dos poetas cuyas escrituras, diametralmente opuestas, tienen en común el descoloque de un discurso emparentado, sobre todo, con la tradición masculina.
Nacida en el seno de una familia de clase media alta, Sexton fue la menor de tres hermanas. Su padre, enriquecido gracias a los vientos favorables que dejaban las guerras en el negocio de la lana (moriría alcohólico); su madre, una mujer bastante egocéntrica y dominante con la que nunca tuvo buenas relaciones; y la persona que más quiso, su tía abuela, de la que heredó el nombre y a la que adoraba y mencionó tanto en sus poemas y terminó su vida con problemas sicológicos importantes, formaron el triunvirato que dejaría en la poeta secuelas dolorosas. Heredó los genes familiares convertidos en profundas crisis con intentos de suicidio.
La vida de Anne Sexton, que tomó el apellido de su marido Kayo, como era costumbre, está profundamente imbricada en su obra. Ella no escribió una poesía metafísica, alejada del cuerpo; su escritura representa todo lo contrario: en ella la propia conciencia del cuerpo se convierte en poesía.
Cuando tuvo su segunda hija en 1955, padeció una fuerte depresión postparto y tuvo que ser internada. En el año 1959 fallecieron sus padres con unos meses de diferencia. Conoció a Martin Orne en 1957, el joven psiquiatra que le acompañaría durante casi una década y que fue quien le aconsejó que volcase en poesía su malestar.
Anne Sexton le hizo caso y se apuntó al taller de John Holmes en el Centro de Adultos en Boston, donde conoció a la poeta Maxime Kunin con la que tuvo una relación amistosa que duró toda su vida.
Tiempo después, cultivó la poesía en los talleres de Robert Lowell, en cuyos seminarios coincidió con Sylvia Plath. La poesía fue útil para expresar el drama que les atormentaba, pero no para superarlo. Ambas llegaron a ser lo que podríamos llamar “fenómenos sociológicos”.
La adaptación al concepto “insignificancia social” en el caso de la experiencia femenina como tema apto para el arte, fue lo que hizo que la indignación y la venganza se convirtieran en un modelo tan turbador para las escritoras jóvenes, de manera especial para las mujeres, actitud que en Estados Unidos alimentó un movimiento social entre las estudiantes y lectoras del sexo femenino.
Maxime Kunin anota, en el prólogo americano a la obra reunida de Anne Sexton, que la aparición, en el siglo XX , de las mujeres poetas, confrontó los asuntos de género, papel social y vida femenina, vistas subjetivamente desde la perspectiva femenina, conviviendo con la antigua visión del poeta como el “jefe masculino del estado encargado de dispensar verdades espirituales universales”.
Nacida en el seno de una familia de clase media alta, Sexton fue la menor de tres hermanas. Su padre, enriquecido gracias a los vientos favorables que dejaban las guerras en el negocio de la lana (moriría alcohólico); su madre, una mujer bastante egocéntrica y dominante con la que nunca tuvo buenas relaciones; y la persona que más quiso, su tía abuela, de la que heredó el nombre y a la que adoraba y mencionó tanto en sus poemas y terminó su vida con problemas sicológicos importantes, formaron el triunvirato que dejaría en la poeta secuelas dolorosas. Heredó los genes familiares convertidos en profundas crisis con intentos de suicidio.
La vida de Anne Sexton, que tomó el apellido de su marido Kayo, como era costumbre, está profundamente imbricada en su obra. Ella no escribió una poesía metafísica, alejada del cuerpo; su escritura representa todo lo contrario: en ella la propia conciencia del cuerpo se convierte en poesía.
Cuando tuvo su segunda hija en 1955, padeció una fuerte depresión postparto y tuvo que ser internada. En el año 1959 fallecieron sus padres con unos meses de diferencia. Conoció a Martin Orne en 1957, el joven psiquiatra que le acompañaría durante casi una década y que fue quien le aconsejó que volcase en poesía su malestar.
Anne Sexton le hizo caso y se apuntó al taller de John Holmes en el Centro de Adultos en Boston, donde conoció a la poeta Maxime Kunin con la que tuvo una relación amistosa que duró toda su vida.
Tiempo después, cultivó la poesía en los talleres de Robert Lowell, en cuyos seminarios coincidió con Sylvia Plath. La poesía fue útil para expresar el drama que les atormentaba, pero no para superarlo. Ambas llegaron a ser lo que podríamos llamar “fenómenos sociológicos”.
La adaptación al concepto “insignificancia social” en el caso de la experiencia femenina como tema apto para el arte, fue lo que hizo que la indignación y la venganza se convirtieran en un modelo tan turbador para las escritoras jóvenes, de manera especial para las mujeres, actitud que en Estados Unidos alimentó un movimiento social entre las estudiantes y lectoras del sexo femenino.
Maxime Kunin anota, en el prólogo americano a la obra reunida de Anne Sexton, que la aparición, en el siglo XX , de las mujeres poetas, confrontó los asuntos de género, papel social y vida femenina, vistas subjetivamente desde la perspectiva femenina, conviviendo con la antigua visión del poeta como el “jefe masculino del estado encargado de dispensar verdades espirituales universales”.
Cuando se publicó en España en 1996 la traducción de una selección de sus poemas ( El asesino y otros poemas, editorial Icaria, traducción de Jonio González y Jorge Ritter) el terreno estaba absolutamente vacío. Sin duda, Anne Sexton influyó en quienes leímos aquellos poemas desgarradores y extraños. Recuerdo que le dediqué un programa de radio a finales de los ochenta, fue cuando por primera vez me llegaron poemas de ella gracias a la traducción que me envió José Raúl Arango.
Se habla mucho de la belleza de Anne Sexton, de sus recitales poéticos donde nadie salía indiferente. En 1968 formó un grupo con músicos: A.S. and Her Kind, algo inimaginable entonces en España. Sin duda todo ello contribuye al mito de la mujer poeta, sin embargo, y recordando lo que dijo Denise Levertov respecto a su suicidio: había que separar muy bien la distinción entre creatividad y autodestrucción ya que la tendencia a confundir ambas cosas se había cobrado demasiadas víctimas.
Sin entrar en detalles acerca de todos los poemas, este voluminoso libro en edición bilingüe, contiene los diez libros de Anne Sexton, publicados entre 1960 y 1978.
Los dos primeros poemarios son formalistas, escritos bajo la influencia del taller de poesía de Jonh Holmes. En ellos logra unas ajustadas metáforas alrededor del dolor de vivir y ya anuncia su lazo con la muerte aludiendo en algunos versos a sus intentos de suicidio. El poema que le dedica a su madre “La división de las partes”, es impresionante.
En sus siguientes libros “Vivir o morir” (1966) y “Poemas de amor” (1969), comenzó a explorar formas de surrealismo y experimenta cada vez más con la escritura del inconsciente. En ellos se tratan temas como la masturbación, el cuerpo de la mujer, la naturaleza del amor quemada en los circuitos del cuerpo, la conciencia del cuerpo del otro; y poco a poco va disgregándose la estructura métrica compacta que Robert Lowell le había enseñado, hasta convertirse en el ritmo de su propia voz. Bajo mi punto de vista, en estos poemas se encuentran los versos más impactantes de la poeta norteamericana.
En “Transformaciones” (1971), la poeta ensayó con versiones muy personales de los cuentos de los Hermanos Grimm y Andersen, y buscó paralelismos psicológicos en los cuentos de hadas. El resultado no fueron meras adaptaciones prácticas de los cuentos, sino transformaciones.
Se habla mucho de la belleza de Anne Sexton, de sus recitales poéticos donde nadie salía indiferente. En 1968 formó un grupo con músicos: A.S. and Her Kind, algo inimaginable entonces en España. Sin duda todo ello contribuye al mito de la mujer poeta, sin embargo, y recordando lo que dijo Denise Levertov respecto a su suicidio: había que separar muy bien la distinción entre creatividad y autodestrucción ya que la tendencia a confundir ambas cosas se había cobrado demasiadas víctimas.
Sin entrar en detalles acerca de todos los poemas, este voluminoso libro en edición bilingüe, contiene los diez libros de Anne Sexton, publicados entre 1960 y 1978.
Los dos primeros poemarios son formalistas, escritos bajo la influencia del taller de poesía de Jonh Holmes. En ellos logra unas ajustadas metáforas alrededor del dolor de vivir y ya anuncia su lazo con la muerte aludiendo en algunos versos a sus intentos de suicidio. El poema que le dedica a su madre “La división de las partes”, es impresionante.
En sus siguientes libros “Vivir o morir” (1966) y “Poemas de amor” (1969), comenzó a explorar formas de surrealismo y experimenta cada vez más con la escritura del inconsciente. En ellos se tratan temas como la masturbación, el cuerpo de la mujer, la naturaleza del amor quemada en los circuitos del cuerpo, la conciencia del cuerpo del otro; y poco a poco va disgregándose la estructura métrica compacta que Robert Lowell le había enseñado, hasta convertirse en el ritmo de su propia voz. Bajo mi punto de vista, en estos poemas se encuentran los versos más impactantes de la poeta norteamericana.
En “Transformaciones” (1971), la poeta ensayó con versiones muy personales de los cuentos de los Hermanos Grimm y Andersen, y buscó paralelismos psicológicos en los cuentos de hadas. El resultado no fueron meras adaptaciones prácticas de los cuentos, sino transformaciones.
Anne Sexton fotografiada por Elsa Dorfman. Fuente: Wikimedia Commons.
Su atención se centra en las mujeres jugando una variedad de papeles ficticios: la princesita obediente, la bruja malvada, la madrastra. Las constelaciones familiares son las mismas, pero esta vez están dentro del marco de los cuentos de hadas. Recibió buenas críticas y además le dio paso a otras preocupaciones fuera de su psique, como la búsqueda de Dios.
Dicha búsqueda ocuparía el resto de su obra, siempre con las incisivas incursiones al repaso de su vida, con alusiones constantes a la muerte.
La abundante producción poética de Anne Sexton no siempre es genial, muchos de sus poemas son quejas y expectativas no cumplidas. El último poemario publicado en vida lleva un título premonitorio: “Los cuadernos de la muerte”.
En esta recopilación, encontraremos también los libros publicados póstumamente: “El terrible remar hacia Dios” (1975), “45 Mercy Street” (1976) y “Palabras para el Doctor Y.” (1978). El trabajo de traducción de José Luis Reina Palazon es encomiable.
En estos poemas nos deja una aproximación muy lograda a la materia de una vida que sin pudor dibuja una de las subjetividades más atormentadas, llena de contradicciones y con un inmenso conocimiento de las metáforas transportadoras de ese legado al que llamamos conciencia, y que de alguna manera la escritura trata de atrapar.
Es posible que quienes no se hayan acercado nunca a esta poesía labrada a fuerza de bisturíes emocionales, el grado de acercamiento entre el sujeto y la autora llegue a tal compenetración que la confesionalidad acabe abrumando.
Propongo que se lea poco a poco, tan solo las traducciones permiten acercar y compartir territorios. El hecho de que esta edición contenga los poemas bilingües se agradece, para poder ayudarnos en la lectura. Una poesía que alimenta el rechazo profundo de la vida a costa del resentimiento más feroz que se ha hecho sobre la institución familiar.
A finales de los ochenta se vendieron, solo en Estados Unidos, cerca de medio millón de ejemplares de la obra completade Anne Sexton.
Dicha búsqueda ocuparía el resto de su obra, siempre con las incisivas incursiones al repaso de su vida, con alusiones constantes a la muerte.
La abundante producción poética de Anne Sexton no siempre es genial, muchos de sus poemas son quejas y expectativas no cumplidas. El último poemario publicado en vida lleva un título premonitorio: “Los cuadernos de la muerte”.
En esta recopilación, encontraremos también los libros publicados póstumamente: “El terrible remar hacia Dios” (1975), “45 Mercy Street” (1976) y “Palabras para el Doctor Y.” (1978). El trabajo de traducción de José Luis Reina Palazon es encomiable.
En estos poemas nos deja una aproximación muy lograda a la materia de una vida que sin pudor dibuja una de las subjetividades más atormentadas, llena de contradicciones y con un inmenso conocimiento de las metáforas transportadoras de ese legado al que llamamos conciencia, y que de alguna manera la escritura trata de atrapar.
Es posible que quienes no se hayan acercado nunca a esta poesía labrada a fuerza de bisturíes emocionales, el grado de acercamiento entre el sujeto y la autora llegue a tal compenetración que la confesionalidad acabe abrumando.
Propongo que se lea poco a poco, tan solo las traducciones permiten acercar y compartir territorios. El hecho de que esta edición contenga los poemas bilingües se agradece, para poder ayudarnos en la lectura. Una poesía que alimenta el rechazo profundo de la vida a costa del resentimiento más feroz que se ha hecho sobre la institución familiar.
A finales de los ochenta se vendieron, solo en Estados Unidos, cerca de medio millón de ejemplares de la obra completade Anne Sexton.