Este fin de semana nos ha dejado Jorge Wagensberg, miembro de nuestro Consejo Editorial desde febrero de 1989. Fue un científico y un intelectual destacado en campos como la termodinámica, matemática, biofísica, microbiología, paleontología, entomología, museología científica y filosofía de la ciencia.
Uno de sus legados es la colección Metatemas (Libros para pensar la ciencia), que fundó en 1983 con la editorial Tusquets. La colección publicó más de 130 obras de autores como Schrödinger, Einstein, Konrad Lorenz, Richard Feynman, Stephen Jay Gould, Jacques Monod, François Jacob, Norbert Wiener, Murray Gell-Mann, Martin Gardner, Martin Rees, Richard Dawkins, Benoît Mandelbrot, Lynn Margulis, Douglas Hofstadter, Sheldon Glashow o René Thom. El propio Wagensberg es autor de más de 30 libros, algunos de ellos publicados también en Metatemas.
Cuando le conocimos sólo figuraba como profesor de Física de la Universidad de Barcelona, pero en 1991 subió al estrellato mediático cuando fue nombrado director del Museu de la Ciència de Barcelona, donde estuvo hasta 2005. Su labor más fecunda comenzó sin embargo en 2013, cuando asumió la dirección artística del Hermitage de Barcelona, el proyecto de museo global, una gran ágora para el estímulo del conocimiento, del que Wagensberg fue su inspirador.
En abril de 1988 publicamos su primer artículo “El azar como elemento creador”, en el que explicaba la importancia de lo aleatorio en la ciencia (es la regla, no la excepción) y definía al azar como un elemento creador de ciencia.
También explicaba que no hay contradicción entre la búsqueda de certeza, propia de la ciencia, y que el azar sirva para crear conocimiento. Y añadía que la inyección de azar en los métodos de investigación es insoslayable de la predicción precisa de los procesos complejos.
El azar, en su sinuoso recorrido, se lo ha llevado ahora prematuramente. Estaba en el momento creativo más apasionante del Hermitage de Barcelona, pero como él mismo decía: para evolucionar necesitamos una ración diaria de imprevistos.
Uno de sus legados es la colección Metatemas (Libros para pensar la ciencia), que fundó en 1983 con la editorial Tusquets. La colección publicó más de 130 obras de autores como Schrödinger, Einstein, Konrad Lorenz, Richard Feynman, Stephen Jay Gould, Jacques Monod, François Jacob, Norbert Wiener, Murray Gell-Mann, Martin Gardner, Martin Rees, Richard Dawkins, Benoît Mandelbrot, Lynn Margulis, Douglas Hofstadter, Sheldon Glashow o René Thom. El propio Wagensberg es autor de más de 30 libros, algunos de ellos publicados también en Metatemas.
Cuando le conocimos sólo figuraba como profesor de Física de la Universidad de Barcelona, pero en 1991 subió al estrellato mediático cuando fue nombrado director del Museu de la Ciència de Barcelona, donde estuvo hasta 2005. Su labor más fecunda comenzó sin embargo en 2013, cuando asumió la dirección artística del Hermitage de Barcelona, el proyecto de museo global, una gran ágora para el estímulo del conocimiento, del que Wagensberg fue su inspirador.
En abril de 1988 publicamos su primer artículo “El azar como elemento creador”, en el que explicaba la importancia de lo aleatorio en la ciencia (es la regla, no la excepción) y definía al azar como un elemento creador de ciencia.
También explicaba que no hay contradicción entre la búsqueda de certeza, propia de la ciencia, y que el azar sirva para crear conocimiento. Y añadía que la inyección de azar en los métodos de investigación es insoslayable de la predicción precisa de los procesos complejos.
El azar, en su sinuoso recorrido, se lo ha llevado ahora prematuramente. Estaba en el momento creativo más apasionante del Hermitage de Barcelona, pero como él mismo decía: para evolucionar necesitamos una ración diaria de imprevistos.