En un mercado tan competitivo como el actual, en el que la mayoría de las empresas intentan dar con la estrategia adecuada para subir o al menos mantener su productividad, es cada vez más preocupante la acción de los exempleados y las medidas que ejercen estos una vez están fuera del equipo.
Algunos podrían llamarlo traición, otros comprenden que es parte de la competencia y el mercado que deliberadamente emula las tácticas que hacen a un grupo exitoso.
La prioridad ante una vacante siempre es para quien tiene la mayor experiencia, pues bien, dentro de la veteranía de un empleado entra justamente la información que ya maneja.
Es común observar ofertas de empleo en las que incluso se requiere personal con dominio de su propia cartera de clientes, bases de datos que suelen ser tomadas de su anterior empresa.
Según una encuesta divulgada por la firma Iron Mountain este es el principal problema de las compañías cuyas tácticas de marketing son su principal secreto para el éxito y la productividad. Los empleados de confianza y todo el que maneje información confidencial terminan apropiándose de ella categóricamente.
Algunos podrían llamarlo traición, otros comprenden que es parte de la competencia y el mercado que deliberadamente emula las tácticas que hacen a un grupo exitoso.
La prioridad ante una vacante siempre es para quien tiene la mayor experiencia, pues bien, dentro de la veteranía de un empleado entra justamente la información que ya maneja.
Es común observar ofertas de empleo en las que incluso se requiere personal con dominio de su propia cartera de clientes, bases de datos que suelen ser tomadas de su anterior empresa.
Según una encuesta divulgada por la firma Iron Mountain este es el principal problema de las compañías cuyas tácticas de marketing son su principal secreto para el éxito y la productividad. Los empleados de confianza y todo el que maneje información confidencial terminan apropiándose de ella categóricamente.
Una acción sin premeditación
Según divulga el digital especializado Management-Issues, los empleados que renuncian no suelen tomar la información con mala intención, sino que lo hacen porque se sienten propietarios de ella o porque creen que les será útil en su próximo empleo.
Según estos datos, muchos de los que revelan información confidencial de las empresas lo hacen desde la improvisación y sin calcular el daño que hacen a sus antiguos contratantes.
Los resultados de la encuesta, en la que fueron interrogados 2.000 trabajadores de oficinas en Francia, Alemania, España y el Reino Unido, revelan que el principal blanco de los exempleados son las bases de datos de clientes. El 51% de los trabajadores en Europa toman la información simplemente para ayudarse a sí mismos en su próximo trabajo, sobre todo las bases de datos confidenciales de clientes, esto por encima de las políticas de protección de datos que prohíben hacerlo.
Además de las bases de datos, otro aspecto vulnerado por los exempleados es el material de conferencias y campañas presentadas en mesas de trabajo: el 46% de los trabajadores confesaron hacerlo.
Por otro lado, un 21% de los empleados toman las propuestas de la empresa, 18% hacen lo propio con los planes estratégicos, y un 18% se hace con las rutas de trabajo o de servicio, y de todo cuanto representa información altamente sensible, valiosa y de importancia fundamental para la reputación de una empresa.
Resulta claro, por tanto, que la información es poder y cuando se divulgan datos claves de la marca, el empleado está en una clara ventaja competitiva.
Según divulga el digital especializado Management-Issues, los empleados que renuncian no suelen tomar la información con mala intención, sino que lo hacen porque se sienten propietarios de ella o porque creen que les será útil en su próximo empleo.
Según estos datos, muchos de los que revelan información confidencial de las empresas lo hacen desde la improvisación y sin calcular el daño que hacen a sus antiguos contratantes.
Los resultados de la encuesta, en la que fueron interrogados 2.000 trabajadores de oficinas en Francia, Alemania, España y el Reino Unido, revelan que el principal blanco de los exempleados son las bases de datos de clientes. El 51% de los trabajadores en Europa toman la información simplemente para ayudarse a sí mismos en su próximo trabajo, sobre todo las bases de datos confidenciales de clientes, esto por encima de las políticas de protección de datos que prohíben hacerlo.
Además de las bases de datos, otro aspecto vulnerado por los exempleados es el material de conferencias y campañas presentadas en mesas de trabajo: el 46% de los trabajadores confesaron hacerlo.
Por otro lado, un 21% de los empleados toman las propuestas de la empresa, 18% hacen lo propio con los planes estratégicos, y un 18% se hace con las rutas de trabajo o de servicio, y de todo cuanto representa información altamente sensible, valiosa y de importancia fundamental para la reputación de una empresa.
Resulta claro, por tanto, que la información es poder y cuando se divulgan datos claves de la marca, el empleado está en una clara ventaja competitiva.
La venganza también toma partido
Asimismo, los datos obtenidos en la encuesta han revelado que que dos tercios de los trabajadores aseguraron haber tomado la información porque habían participado en la creación de determinada estrategia, y tres cuartas partes afirmaron que creían que la información sería de gran ayuda en su próximo empleo.
Pero, cuando los empleados son despedidos las historia cambia. En este contexto, puede entrar en acción el deseo de venganza, y la información puede llegar a ser robada, aunque no se vaya a utilizar.
En este sentido, el estudio reveló que un tercio de los trabajadores elimina o borra deliberadamente la información de los ordenadores o la comparte con la competencia.
Los expertos sugieren que la falta de políticas adecuadas de gestión de información o de su aplicación efectiva podría ser un poderoso factor en la pérdida de información.
Por último, más de la mitad de los encuestados, un 57%, dijo que siempre tuvo claro que la información sustraída era confidencial, y un tercio afirmó que no estaban al tanto de las directrices de la empresa con respecto a qué información se puede o no tomar de la oficina.
Aunque las políticas de privacidad son claras en todas las empresas, la recomendación de los expertos a los directivos es preocuparse menos en la protección de datos en digital de la empresa y velar más por los documentos físicos y la información suministrada a los empleados. En todo caso, dado que es una cuestión de moral, en todo juega un papel fundamental la ética del empleado.
Asimismo, los datos obtenidos en la encuesta han revelado que que dos tercios de los trabajadores aseguraron haber tomado la información porque habían participado en la creación de determinada estrategia, y tres cuartas partes afirmaron que creían que la información sería de gran ayuda en su próximo empleo.
Pero, cuando los empleados son despedidos las historia cambia. En este contexto, puede entrar en acción el deseo de venganza, y la información puede llegar a ser robada, aunque no se vaya a utilizar.
En este sentido, el estudio reveló que un tercio de los trabajadores elimina o borra deliberadamente la información de los ordenadores o la comparte con la competencia.
Los expertos sugieren que la falta de políticas adecuadas de gestión de información o de su aplicación efectiva podría ser un poderoso factor en la pérdida de información.
Por último, más de la mitad de los encuestados, un 57%, dijo que siempre tuvo claro que la información sustraída era confidencial, y un tercio afirmó que no estaban al tanto de las directrices de la empresa con respecto a qué información se puede o no tomar de la oficina.
Aunque las políticas de privacidad son claras en todas las empresas, la recomendación de los expertos a los directivos es preocuparse menos en la protección de datos en digital de la empresa y velar más por los documentos físicos y la información suministrada a los empleados. En todo caso, dado que es una cuestión de moral, en todo juega un papel fundamental la ética del empleado.