Diagrama con historial de traumas padecidos por los ugandeses analizados. Fuente: Epiphenom.
En aquellas religiones que contemplan la existencia de espíritus, la posesión por espíritus describe el control, intermitente o permanente, por parte de un espíritu de las acciones del cuerpo de un ser humano.
Muchas religiones tienen un protocolo para distinguir una posesión de otro tipo de patologías de carácter no espiritual. En el caso de la religión católica, por ejemplo, se procede al ritual del exorcismo una vez que los psiquiatras han estudiado el caso. La finalidad del exorcismo sería la expulsión de las entidades que han tomado el control del individuo.
¿Pero qué sabe la ciencia sobre este fenómeno? Desde un punto de vista médico, la posesión por espíritus o la posesión demoníaca está considerada un tipo de trastorno de identidad disociativo (caracterizado por la existencia de una o más identidades o personalidades en un individuo, cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente), y ha sido descrita como la creencia del paciente de estar poseído por una divinidad o demonio, y de obrar bajo su control.
Estudios médicos previos
En el pasado, diversos estudios médicos han analizado la posesión. El primero fue realizado en 1791 por Eberhar Gmelin, y consistió en el análisis de una paciente que hablaba alemán y francés, sin que aparentemente existiera manera alguna de que hubiese aprendido el francés. En 1890, el psicólogo y neurólogo Pierre Janet publicó sus descubrimientos sobre un individuo supuestamente poseído por el demonio que fue curado mediante hipnosis.
En 1895, Joseph Breuer, en colaboración con Sigmund Freud, publicó Estudios sobre la histeria, basándose en el caso de Anna O, una joven con personalidad múltiple que hablaba en lenguas extranjeras.
Desde estos primeros análisis científicos, otros estudios se han ido realizando desde entonces. Uno de los más recientes ha sido el llevado a cabo por la psiquiatra de la Universidad de Mbarara, en Uganda, Marjolein va Duijl.
Los resultados obtenidos en esta investigación sugieren que las posesiones por espíritus son consecuencia de eventos traumáticos vividos en el pasado por los individuos afectados.
Posible causa subyacente
En Uganda, la posesión por espíritus sigue siendo un fenómeno común, al igual que en otras muchas partes del mundo (de África, Asia, los países del Caribe, pero también de Europa y Norteamérica). Este fenómeno se caracteriza por sacudidas corporales, desmoronamientos o estados de trance.
Duijl trató de buscar la causa científica de la posesión por espíritus, estado que los ugandeses explican desde una perspectiva cultural (culpan a los poseídos de faltar a sus obligaciones con los espíritus ancestrales o de conflictos socioculturales, como el hecho de no pagar una dote).
Teniendo en consideración lo que ya se sabía (que muchas de las características de la posesión por espíritus coinciden en realidad con lo que los psiquiatras occidentales llaman “trastorno disociativo” o desconexión entre las experiencias, los pensamientos y los sentimientos), Duijl quiso investigar si situaciones traumáticas vividas por los individuos analizados podían subyacer a su estado de posesión.
Muchas religiones tienen un protocolo para distinguir una posesión de otro tipo de patologías de carácter no espiritual. En el caso de la religión católica, por ejemplo, se procede al ritual del exorcismo una vez que los psiquiatras han estudiado el caso. La finalidad del exorcismo sería la expulsión de las entidades que han tomado el control del individuo.
¿Pero qué sabe la ciencia sobre este fenómeno? Desde un punto de vista médico, la posesión por espíritus o la posesión demoníaca está considerada un tipo de trastorno de identidad disociativo (caracterizado por la existencia de una o más identidades o personalidades en un individuo, cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente), y ha sido descrita como la creencia del paciente de estar poseído por una divinidad o demonio, y de obrar bajo su control.
Estudios médicos previos
En el pasado, diversos estudios médicos han analizado la posesión. El primero fue realizado en 1791 por Eberhar Gmelin, y consistió en el análisis de una paciente que hablaba alemán y francés, sin que aparentemente existiera manera alguna de que hubiese aprendido el francés. En 1890, el psicólogo y neurólogo Pierre Janet publicó sus descubrimientos sobre un individuo supuestamente poseído por el demonio que fue curado mediante hipnosis.
En 1895, Joseph Breuer, en colaboración con Sigmund Freud, publicó Estudios sobre la histeria, basándose en el caso de Anna O, una joven con personalidad múltiple que hablaba en lenguas extranjeras.
Desde estos primeros análisis científicos, otros estudios se han ido realizando desde entonces. Uno de los más recientes ha sido el llevado a cabo por la psiquiatra de la Universidad de Mbarara, en Uganda, Marjolein va Duijl.
Los resultados obtenidos en esta investigación sugieren que las posesiones por espíritus son consecuencia de eventos traumáticos vividos en el pasado por los individuos afectados.
Posible causa subyacente
En Uganda, la posesión por espíritus sigue siendo un fenómeno común, al igual que en otras muchas partes del mundo (de África, Asia, los países del Caribe, pero también de Europa y Norteamérica). Este fenómeno se caracteriza por sacudidas corporales, desmoronamientos o estados de trance.
Duijl trató de buscar la causa científica de la posesión por espíritus, estado que los ugandeses explican desde una perspectiva cultural (culpan a los poseídos de faltar a sus obligaciones con los espíritus ancestrales o de conflictos socioculturales, como el hecho de no pagar una dote).
Teniendo en consideración lo que ya se sabía (que muchas de las características de la posesión por espíritus coinciden en realidad con lo que los psiquiatras occidentales llaman “trastorno disociativo” o desconexión entre las experiencias, los pensamientos y los sentimientos), Duijl quiso investigar si situaciones traumáticas vividas por los individuos analizados podían subyacer a su estado de posesión.
Características del estudio
En un artículo publicado al respecto en la revista Culture, Medicine and Psyquiatry la investigadora y sus colaboradores explican que se entrevistó a un total de 119 personas diagnosticadas con posesión por espíritus por sanadores tradicionales, y se las comparó con otras 71 personas no poseídas.
En el primer grupo, Duijl evaluó los síntomas de disociación de todos estos individuos y también los interrogó sobre eventos traumáticos que hubieran sufrido en el pasado, utilizando para ello cuestionarios estándar.
El análisis de los datos obtenidos reveló que las personas que sufrían posesión por espíritu puntuaron más alto en lo que a síntomas de disociación se refiere y, además, habían sufrido muchos más eventos traumáticos que los individuos no poseídos.
Las situaciones traumáticas en las que la vida de los individuos se había visto amenazada fueron particularmente comunes entre los poseídos, así como la muerte de un miembro de la familia durante la infancia de éstos, las lesiones físicas graves o la muerte de un hijo.
Por tanto, los resultados obtenidos por Duijl apuntan a que la causa de las posesiones por espíritus serían las experiencias traumáticas. Estas posesiones parecen ser una forma arraigada en la cultura de manifestación de hechos traumáticos. Asimismo, los rituales elaborados entorno a este fenómeno podrían ayudar al sanador y a los poseídos a trabajar juntos para encontrar una cura.
De hecho, según publica la revista Epiphenom Duijl señala que los poseídos mejoraron con los tratamientos que los sanadores de la zona les proporcionaron: en un 45% afirmaron sentirse mejor gracias a ellos, y en un 54% resultaron sanados completamente.
Medio de expresión de la angustia
En estudios antropológicos anteriores, la posesión por espíritus ha sido descrita como un fenómeno que se da más frecuentemente en ambientes marginales, donde viven poblaciones desfavorecidas. Este fenómeno ha sido considerado por la antropología como una respuesta a la tensión intrapsíquica derivada de dificultades extremas con escasa esperanza de ayuda y apoyo.
Esta interpretación de la posesión coincide con la situación del entorno del estudio realizado por Duijl, que comprendió los distritos ugandeses de Mbarara, Bushenyi y Ntungamo, al sudoeste del país.
Estos distritos pertenecieron al antiguo reino de Ankole, suprimido por el antiguo dictador Milton Obote, en 1967. La mayoría de la gente de la zona vive en áreas rurales y su economía depende principalmente de la agricultura, en general a un nivel de subsistencia.
La población de Uganda ha sufrido mucho bajo el yugo de dictadores y de grupos rebeldes, como consecuencia de la crisis del SIDA y de otras enfermedades infecciosas, y también debido a su pobreza. En este sentido, Uganda resulta un contexto apropiado para el estudio del impacto de las experiencias traumáticas en el ser humano.
A pesar de que el impacto psicosocial de todas estas experiencias traumáticas vividas en Uganda ha sido bien documentado, el acceso a servicios de salud mental y psicosocial sigue siendo restringido en la mayor parte del país. La salud mental de la población depende por tanto de los sanadores tradicionales y de las iglesias. Esto podría explicar el papel de la posesión por espíritus como expresión de la angustia que la población ha sufrido, explican los investigadores.
En un artículo publicado al respecto en la revista Culture, Medicine and Psyquiatry la investigadora y sus colaboradores explican que se entrevistó a un total de 119 personas diagnosticadas con posesión por espíritus por sanadores tradicionales, y se las comparó con otras 71 personas no poseídas.
En el primer grupo, Duijl evaluó los síntomas de disociación de todos estos individuos y también los interrogó sobre eventos traumáticos que hubieran sufrido en el pasado, utilizando para ello cuestionarios estándar.
El análisis de los datos obtenidos reveló que las personas que sufrían posesión por espíritu puntuaron más alto en lo que a síntomas de disociación se refiere y, además, habían sufrido muchos más eventos traumáticos que los individuos no poseídos.
Las situaciones traumáticas en las que la vida de los individuos se había visto amenazada fueron particularmente comunes entre los poseídos, así como la muerte de un miembro de la familia durante la infancia de éstos, las lesiones físicas graves o la muerte de un hijo.
Por tanto, los resultados obtenidos por Duijl apuntan a que la causa de las posesiones por espíritus serían las experiencias traumáticas. Estas posesiones parecen ser una forma arraigada en la cultura de manifestación de hechos traumáticos. Asimismo, los rituales elaborados entorno a este fenómeno podrían ayudar al sanador y a los poseídos a trabajar juntos para encontrar una cura.
De hecho, según publica la revista Epiphenom Duijl señala que los poseídos mejoraron con los tratamientos que los sanadores de la zona les proporcionaron: en un 45% afirmaron sentirse mejor gracias a ellos, y en un 54% resultaron sanados completamente.
Medio de expresión de la angustia
En estudios antropológicos anteriores, la posesión por espíritus ha sido descrita como un fenómeno que se da más frecuentemente en ambientes marginales, donde viven poblaciones desfavorecidas. Este fenómeno ha sido considerado por la antropología como una respuesta a la tensión intrapsíquica derivada de dificultades extremas con escasa esperanza de ayuda y apoyo.
Esta interpretación de la posesión coincide con la situación del entorno del estudio realizado por Duijl, que comprendió los distritos ugandeses de Mbarara, Bushenyi y Ntungamo, al sudoeste del país.
Estos distritos pertenecieron al antiguo reino de Ankole, suprimido por el antiguo dictador Milton Obote, en 1967. La mayoría de la gente de la zona vive en áreas rurales y su economía depende principalmente de la agricultura, en general a un nivel de subsistencia.
La población de Uganda ha sufrido mucho bajo el yugo de dictadores y de grupos rebeldes, como consecuencia de la crisis del SIDA y de otras enfermedades infecciosas, y también debido a su pobreza. En este sentido, Uganda resulta un contexto apropiado para el estudio del impacto de las experiencias traumáticas en el ser humano.
A pesar de que el impacto psicosocial de todas estas experiencias traumáticas vividas en Uganda ha sido bien documentado, el acceso a servicios de salud mental y psicosocial sigue siendo restringido en la mayor parte del país. La salud mental de la población depende por tanto de los sanadores tradicionales y de las iglesias. Esto podría explicar el papel de la posesión por espíritus como expresión de la angustia que la población ha sufrido, explican los investigadores.