El estudio de la dinámica de los fluidos –actualmente conocido como hidrodinámica - se remonta a los egipcios, por lo que no es frecuente que haya nuevos descubrimientos en este campo. Sin embargo, se acaba de producir un hallazgo inesperado.
Lo han realizado científicos del York Plasma Institute de la Universidad de York, Reino Unido, mientras examinaban la interacción de un láser de alta energía con un objetivo de plasma.
Al hacerlo, se dieron cuenta de que, en la billonésima parte de un segundo después de que el láser incidiera sobre dicho plasma, este fluyó rápidamente de áreas de alta densidad a otras más estancadas, de baja densidad, de tal de manera que se generó algo parecido a un “atasco de tráfico”. Así, el plasma que, durante este proceso, quedó acumulado entre ambas regiones generó una serie de pulsos de presión: una onda de sonido.
¿Por qué no las oímos?
Sin embargo, ese sonido producido fue de una frecuencia tan extrema que no lo podrían haber escuchado ni los murciélagos ni los delfines. Con casi un billón de hercios, alcanzó casi la frecuencia más alta posible en un material, estos es, una frecuencia seis millones de veces superior a la que puede captar el oído de cualquier mamífero, informa la Universidad de York en un comunicado.
La relación entre este hallazgo sonoro inesperado y el sonido de las estrellas es la siguiente, según los investigadores: las superficies estelares son “una de las escasas localizaciones de la naturaleza en la que creemos que este mismo efecto sucedería”, pues el plasma fluye alrededor de estos cuerpos celestes.
“Cuando están acumulando nuevo material, las estrellas pueden generar sonido de una manera muy similar a lo que hemos observado en laboratorio; así que estos objetos celestes podrían cantar”, aseguran. ¿Por qué no las oímos entonces? Pues porque “dado que el sonido no se puede propagar por el vacío del espacio”, ese ruido no nos alcanza.
En laboratorio, la técnica que utilizaron los científicos para analizar las ondas de sonido mide con precisión cómo un fluido se está moviendo en el punto en que es golpeado por el láser; y a escalas de tiempo de menos de una billonésima de segundo. Estas mediciones permitieron demostrar que se había hallado una forma de generación de sonidos con dinámica de los fluidos.
Lo han realizado científicos del York Plasma Institute de la Universidad de York, Reino Unido, mientras examinaban la interacción de un láser de alta energía con un objetivo de plasma.
Al hacerlo, se dieron cuenta de que, en la billonésima parte de un segundo después de que el láser incidiera sobre dicho plasma, este fluyó rápidamente de áreas de alta densidad a otras más estancadas, de baja densidad, de tal de manera que se generó algo parecido a un “atasco de tráfico”. Así, el plasma que, durante este proceso, quedó acumulado entre ambas regiones generó una serie de pulsos de presión: una onda de sonido.
¿Por qué no las oímos?
Sin embargo, ese sonido producido fue de una frecuencia tan extrema que no lo podrían haber escuchado ni los murciélagos ni los delfines. Con casi un billón de hercios, alcanzó casi la frecuencia más alta posible en un material, estos es, una frecuencia seis millones de veces superior a la que puede captar el oído de cualquier mamífero, informa la Universidad de York en un comunicado.
La relación entre este hallazgo sonoro inesperado y el sonido de las estrellas es la siguiente, según los investigadores: las superficies estelares son “una de las escasas localizaciones de la naturaleza en la que creemos que este mismo efecto sucedería”, pues el plasma fluye alrededor de estos cuerpos celestes.
“Cuando están acumulando nuevo material, las estrellas pueden generar sonido de una manera muy similar a lo que hemos observado en laboratorio; así que estos objetos celestes podrían cantar”, aseguran. ¿Por qué no las oímos entonces? Pues porque “dado que el sonido no se puede propagar por el vacío del espacio”, ese ruido no nos alcanza.
En laboratorio, la técnica que utilizaron los científicos para analizar las ondas de sonido mide con precisión cómo un fluido se está moviendo en el punto en que es golpeado por el láser; y a escalas de tiempo de menos de una billonésima de segundo. Estas mediciones permitieron demostrar que se había hallado una forma de generación de sonidos con dinámica de los fluidos.
Más ‘música de las esferas’
La música de las esferas ha apasionado desde siempre a los estudiosos del Universo. Para los pitagóricos, los tonos emitidos por los planetas dependían de las proporciones aritméticas de sus órbitas alrededor de la Tierra, de la misma forma que la longitud de las cuerdas de una lira determina sus tonos. Las esferas más cercanas producen tonos graves, que se agudizan a medida que la distancia aumenta.
Lo más hermoso era que, según ellos, los sonidos que producía cada esfera se combinaban con los sonidos de las demás esferas, produciendo una sincronía sonora especial: la llamada “música de las esferas”.
Es curioso que, con el paso del tiempo, la ciencia vaya demostrando la existencia de cierta “música” astronómica. Además de este reciente hallazgo de sonidos estelares, ya se había confirmado, por ejemplo, que la atmósfera del Sol emite sonidos ultrasónicos e interpreta una “partitura” formada por ondas que son aproximadamente 300 veces más graves que los tonos que pueda captar el oído humano; y que la Tierra “canta” : sus cinturones de radiación, situados entre los polos magnéticos, emiten ondas de plasma que fueron registradas por sondas de la NASA en octubre de 2012.
La música de las esferas ha apasionado desde siempre a los estudiosos del Universo. Para los pitagóricos, los tonos emitidos por los planetas dependían de las proporciones aritméticas de sus órbitas alrededor de la Tierra, de la misma forma que la longitud de las cuerdas de una lira determina sus tonos. Las esferas más cercanas producen tonos graves, que se agudizan a medida que la distancia aumenta.
Lo más hermoso era que, según ellos, los sonidos que producía cada esfera se combinaban con los sonidos de las demás esferas, produciendo una sincronía sonora especial: la llamada “música de las esferas”.
Es curioso que, con el paso del tiempo, la ciencia vaya demostrando la existencia de cierta “música” astronómica. Además de este reciente hallazgo de sonidos estelares, ya se había confirmado, por ejemplo, que la atmósfera del Sol emite sonidos ultrasónicos e interpreta una “partitura” formada por ondas que son aproximadamente 300 veces más graves que los tonos que pueda captar el oído humano; y que la Tierra “canta” : sus cinturones de radiación, situados entre los polos magnéticos, emiten ondas de plasma que fueron registradas por sondas de la NASA en octubre de 2012.
Referencia bibliográfica:
Amitava Adak, A. P. L. Robinson, Prashant Kumar Singh, Gourab Chatterjee, Amit D. Lad, John Pasley, G. Ravindra Kumar. Terahertz Acoustics in Hot Dense Laser Plasmas. Physical Review Letters (2015). DOI: 10.1103/PhysRevLett.114.115001.
Amitava Adak, A. P. L. Robinson, Prashant Kumar Singh, Gourab Chatterjee, Amit D. Lad, John Pasley, G. Ravindra Kumar. Terahertz Acoustics in Hot Dense Laser Plasmas. Physical Review Letters (2015). DOI: 10.1103/PhysRevLett.114.115001.