Astrónomos canadienses han descubierto que una misteriosa fuente de radio proveniente de las afueras de otra galaxia ha estado enviando señales a la Tierra en ciclos constantes de 16 días.
La revelación se ha produjo el mes pasado en la reunión de invierno de la American Astronomical Society, celebrada en Honolulu (Hawai), pero trascendió inicialmente con la publicación de un artículo en el repositorio de investigaciones científicas arXiv. Con fecha 17 de junio, este artículo ha sido publicado en la revista Nature.
Según explican en su artículo, estos astrónomos han descubierto el primer ciclo de estas señales al observar la conocida como FRB 180916.J0158 + 65.
Esta señal fue descubierta originalmente en 2018, pero obtuvo una observación mucho más detallada en junio del año pasado, cuando, durante cinco horas de observaciones, los investigadores detectaron cuatro ráfagas, cada una de las cuales duró menos de dos milésimas de segundo.
Las nuevas observaciones registraron 30 ráfagas entre septiembre de 2018 y febrero de 2020. A medida que los investigadores trazaron cada una de las 38 ráfagas a lo largo del tiempo, comenzó a surgir un patrón: una o dos ráfagas ocurrirían durante cuatro días, seguidas de un período de 12 días sin ninguna explosión, después de lo cual el patrón se repetiría. Este ciclo de 16 días ocurrió una y otra vez durante los 500 días que observaron la fuente.
Pista importante
Según sus descubridores, pertenecientes al Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment, el descubrimiento de esta periodicidad en una FRB repetida es una pista importante para averiguar la naturaleza del objeto emisor.
El patrón repetitivo observado hace suponer a los astrónomos que el origen podría ser un cuerpo celeste que está orbitando una estrella o un agujero negro: otros cuerpos celestes que demuestran periodicidad tienden a ser sistemas binarios (estrellas y agujeros negros).
También imaginan que la periodicidad podría deberse a vientos estelares discontinuos, que con su dinámica podrían impulsar o bloquear las señales de radio que llegan hasta nosotros.
Tampoco se puede descartar que la fuente de FRB sea un objeto único y solitario, como un magnetar (estrella de neutrones alimentada con un campo magnético extremadamente fuerte)o un pulsar de rayos X, aunque esta posibilidad es más remota.
Misteriosas FRB
Las ráfagas de radio rápidas son breves (solo duran algunas milésimas de segundo) ondas de radio que provienen de más allá de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
La primera señal se detectó por primera vez en 2007 y hasta mediados de 2017 se ha sabido de de cientos de FRB, todas ellas de origen es desconocido.
Las estimaciones más precisas sugieren que estas ráfagas de radio están llegando a la Tierra alrededor de mil veces por día.
Las FRB representan un enigma para los astrónomos: de todas las señales recibidas, solo cuatro de ellas se han localizado con precisión hasta el momento.
La última FRB detectada y la que presenta un ciclo regular, procede de una galaxia espiral llamada SDSS J015800.28 + 654253.0, similar a nuestra Vía Láctea, y situada a 500 millones de años luz de la Tierra.
Las explosiones provienen de una región de esa galaxia donde la formación de estrellas es prominente.
La revelación se ha produjo el mes pasado en la reunión de invierno de la American Astronomical Society, celebrada en Honolulu (Hawai), pero trascendió inicialmente con la publicación de un artículo en el repositorio de investigaciones científicas arXiv. Con fecha 17 de junio, este artículo ha sido publicado en la revista Nature.
Según explican en su artículo, estos astrónomos han descubierto el primer ciclo de estas señales al observar la conocida como FRB 180916.J0158 + 65.
Esta señal fue descubierta originalmente en 2018, pero obtuvo una observación mucho más detallada en junio del año pasado, cuando, durante cinco horas de observaciones, los investigadores detectaron cuatro ráfagas, cada una de las cuales duró menos de dos milésimas de segundo.
Las nuevas observaciones registraron 30 ráfagas entre septiembre de 2018 y febrero de 2020. A medida que los investigadores trazaron cada una de las 38 ráfagas a lo largo del tiempo, comenzó a surgir un patrón: una o dos ráfagas ocurrirían durante cuatro días, seguidas de un período de 12 días sin ninguna explosión, después de lo cual el patrón se repetiría. Este ciclo de 16 días ocurrió una y otra vez durante los 500 días que observaron la fuente.
Pista importante
Según sus descubridores, pertenecientes al Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment, el descubrimiento de esta periodicidad en una FRB repetida es una pista importante para averiguar la naturaleza del objeto emisor.
El patrón repetitivo observado hace suponer a los astrónomos que el origen podría ser un cuerpo celeste que está orbitando una estrella o un agujero negro: otros cuerpos celestes que demuestran periodicidad tienden a ser sistemas binarios (estrellas y agujeros negros).
También imaginan que la periodicidad podría deberse a vientos estelares discontinuos, que con su dinámica podrían impulsar o bloquear las señales de radio que llegan hasta nosotros.
Tampoco se puede descartar que la fuente de FRB sea un objeto único y solitario, como un magnetar (estrella de neutrones alimentada con un campo magnético extremadamente fuerte)o un pulsar de rayos X, aunque esta posibilidad es más remota.
Misteriosas FRB
Las ráfagas de radio rápidas son breves (solo duran algunas milésimas de segundo) ondas de radio que provienen de más allá de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
La primera señal se detectó por primera vez en 2007 y hasta mediados de 2017 se ha sabido de de cientos de FRB, todas ellas de origen es desconocido.
Las estimaciones más precisas sugieren que estas ráfagas de radio están llegando a la Tierra alrededor de mil veces por día.
Las FRB representan un enigma para los astrónomos: de todas las señales recibidas, solo cuatro de ellas se han localizado con precisión hasta el momento.
La última FRB detectada y la que presenta un ciclo regular, procede de una galaxia espiral llamada SDSS J015800.28 + 654253.0, similar a nuestra Vía Láctea, y situada a 500 millones de años luz de la Tierra.
Las explosiones provienen de una región de esa galaxia donde la formación de estrellas es prominente.
La más cercana y misteriosa
FRB 180916.J0158 + 65 es la señal más cercana a la Tierra que se haya localizado, lo que permite a los astrónomos estudiar estos eventos con un detalle incomparable.
Sin embargo, todavía no se dispone de la tecnología necesaria para descubrir el origen de las FRB que llegan a la Tierra y cómo se produce el fenómeno.
Dado que el centenar de FRBs detectadas hasta ahora proceden de diferentes lugares, las posibilidades de que sean emitidas por una civilización desconocida han disminuido.
En 2016 se observó algo que complicó la búsqueda de explicaciones: una de estas cuatro FRB se repetía con varias ráfagas que se originaban en la misma región del universo, de una manera impredecible.
¿Movimiento orbital implicado?
Este mismo mes, una nueva investigación desarrollada en la Universidad de Manchester ha determinado que la emisión del FRB conocida como 121102 sigue también un patrón cíclico: ráfagas de radio que duran aproximadamente 90 días, seguidas de un silencioso período de 67 días. El mismo comportamiento luego se repite cada 157 días.
Este descubrimiento proporciona una pista importante para identificar el origen de estas enigmáticas ráfagas de radio rápidas, según estos investigadores. La presencia de una secuencia regular en la actividad de estallido podría implicar que las explosiones potentes están vinculadas al movimiento orbital de una estrella masiva, una estrella de neutrones en un sistema binario, o un agujero negro. El misterio sobre las FRB continúa.
FRB 180916.J0158 + 65 es la señal más cercana a la Tierra que se haya localizado, lo que permite a los astrónomos estudiar estos eventos con un detalle incomparable.
Sin embargo, todavía no se dispone de la tecnología necesaria para descubrir el origen de las FRB que llegan a la Tierra y cómo se produce el fenómeno.
Dado que el centenar de FRBs detectadas hasta ahora proceden de diferentes lugares, las posibilidades de que sean emitidas por una civilización desconocida han disminuido.
En 2016 se observó algo que complicó la búsqueda de explicaciones: una de estas cuatro FRB se repetía con varias ráfagas que se originaban en la misma región del universo, de una manera impredecible.
¿Movimiento orbital implicado?
Este mismo mes, una nueva investigación desarrollada en la Universidad de Manchester ha determinado que la emisión del FRB conocida como 121102 sigue también un patrón cíclico: ráfagas de radio que duran aproximadamente 90 días, seguidas de un silencioso período de 67 días. El mismo comportamiento luego se repite cada 157 días.
Este descubrimiento proporciona una pista importante para identificar el origen de estas enigmáticas ráfagas de radio rápidas, según estos investigadores. La presencia de una secuencia regular en la actividad de estallido podría implicar que las explosiones potentes están vinculadas al movimiento orbital de una estrella masiva, una estrella de neutrones en un sistema binario, o un agujero negro. El misterio sobre las FRB continúa.
Este artículo se publicó originalmente el 12 de febrero de 2020. Se ha actualizado el 18 de junio de 2020, tras la aparición del artículo original en la revista Nature.
Referencia
Periodic activity from a fast radio burst source. The CHIME/FRB Collaboration et al. Nature volume 582, pages351–355(2020). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-020-2398-2
Referencia
Periodic activity from a fast radio burst source. The CHIME/FRB Collaboration et al. Nature volume 582, pages351–355(2020). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-020-2398-2