Radio telescopios de todo el mundo han detectado por primera vez una misteriosa señal de radio (FRB) procedente del interior de nuestra galaxia.
Las ráfagas rápidas de radio (FRB) representan un enigma para los astrónomos.
Es un fenómeno astrofísico de gran energía de origen desconocido que se manifiesta como un pulso de radio fugaz.
Aunque solo emiten durante unos milisegundos cada vez, se han observado cientos en el cielo, procedentes de diferentes lugares.
Solo cuatro de estas FRB se han localizado con precisión hasta el momento, todas ellas fuera de la Vía Láctea.
La primera FRB fue detectada en 2007 y la última tuvo lugar en junio del año pasado, procedente de una galaxia situada a 500 millones de años luz.
El origen de estas emisiones de radio es desconocido: los astrónomos suponen que pueden deberse a varios fenómenos, todos ellos hipotéticos.
Nueva sorpresa
Una nueva sorpresa ocurrió el pasado 28 de abril: una estrella muerta, que está a solo 30.000 años luz de nosotros, emitió una FRB, según informa ahora The Astronomer’s Telegram.
Se trata de un magnetar, una especie de estrella de neutrones o remanente estelar denominado SGR 1935 + 2154, que está en la constelación de Vulpécula, dentro de la misma galaxia en la que está nuestro planeta.
Es la primera FRB detectada dentro de la Vía Láctea y la primera que se vincula a una fuente conocida.
La detección fue realizada por el telescopio CHIME (Canadá), que debido a sus características es único para descubrir FRB, así como confirmada por otros telescopios de todo el mundo.
La señal detectada fue tan potente y luminosa que CHIME no pudo cuantificarla.
La densidad de la señal, medida en unidad de flujo espectral, fue de más de un millón de milisegundos jansky, frente a las pocas decenas de milisegundos jansky que caracterizó a anteriores detecciones FRB.
Nada de esto se había visto antes, explica el astrónomo Shrinivas Kulkarni, de Caltech, a Science Alert, si bien está claro que se trata de una FRB.
Rayos X
La detección arrojó otra particularidad sorprendente: tenía un reflejo de rayos X muy brillante, algo que nunca había aparecido en anteriores FRB.
Este dato tiene relación con el magnetar que la produjo: estas magnetoestrellas emiten con frecuencia rayos X y radiación gamma.
Eso significa, según los astrónomos, que las FRB contienen más secretos de lo que hasta ahora se ha asumido.
La explicación es sencilla: si esta última FRB procediera de otra galaxia, la habríamos considerado una ráfaga de radio estándar.
Solo su proximidad ha permitido descubrir la contraparte de rayos X que podría formar parte también de las otras FRB detectadas hasta ahora.
Las ráfagas rápidas de radio (FRB) representan un enigma para los astrónomos.
Es un fenómeno astrofísico de gran energía de origen desconocido que se manifiesta como un pulso de radio fugaz.
Aunque solo emiten durante unos milisegundos cada vez, se han observado cientos en el cielo, procedentes de diferentes lugares.
Solo cuatro de estas FRB se han localizado con precisión hasta el momento, todas ellas fuera de la Vía Láctea.
La primera FRB fue detectada en 2007 y la última tuvo lugar en junio del año pasado, procedente de una galaxia situada a 500 millones de años luz.
El origen de estas emisiones de radio es desconocido: los astrónomos suponen que pueden deberse a varios fenómenos, todos ellos hipotéticos.
Nueva sorpresa
Una nueva sorpresa ocurrió el pasado 28 de abril: una estrella muerta, que está a solo 30.000 años luz de nosotros, emitió una FRB, según informa ahora The Astronomer’s Telegram.
Se trata de un magnetar, una especie de estrella de neutrones o remanente estelar denominado SGR 1935 + 2154, que está en la constelación de Vulpécula, dentro de la misma galaxia en la que está nuestro planeta.
Es la primera FRB detectada dentro de la Vía Láctea y la primera que se vincula a una fuente conocida.
La detección fue realizada por el telescopio CHIME (Canadá), que debido a sus características es único para descubrir FRB, así como confirmada por otros telescopios de todo el mundo.
La señal detectada fue tan potente y luminosa que CHIME no pudo cuantificarla.
La densidad de la señal, medida en unidad de flujo espectral, fue de más de un millón de milisegundos jansky, frente a las pocas decenas de milisegundos jansky que caracterizó a anteriores detecciones FRB.
Nada de esto se había visto antes, explica el astrónomo Shrinivas Kulkarni, de Caltech, a Science Alert, si bien está claro que se trata de una FRB.
Rayos X
La detección arrojó otra particularidad sorprendente: tenía un reflejo de rayos X muy brillante, algo que nunca había aparecido en anteriores FRB.
Este dato tiene relación con el magnetar que la produjo: estas magnetoestrellas emiten con frecuencia rayos X y radiación gamma.
Eso significa, según los astrónomos, que las FRB contienen más secretos de lo que hasta ahora se ha asumido.
La explicación es sencilla: si esta última FRB procediera de otra galaxia, la habríamos considerado una ráfaga de radio estándar.
Solo su proximidad ha permitido descubrir la contraparte de rayos X que podría formar parte también de las otras FRB detectadas hasta ahora.
Origen magnetar
Aunque todas las conclusiones sobre estas FRB siguen siendo provisionales, los astrónomos consideran los magnetares pueden estar en el origen de las FRB.
Las estimaciones más precisas sugieren que estas ráfagas de radio están llegando a la Tierra alrededor de mil veces por día.
Aunque su origen sigue siendo un misterio, otras explicaciones, como que pueden proceder de supernovas o de una civilización lejana, pierden consistencia después del descubrimiento de una FRB dentro de nuestra galaxia.
La constelación donde está el magnetar origen de la FRB ha tenido un papel relevante en la astronomía moderna, ya que en ella se descubrió en 1967 el primer púlsar.
Aunque todas las conclusiones sobre estas FRB siguen siendo provisionales, los astrónomos consideran los magnetares pueden estar en el origen de las FRB.
Las estimaciones más precisas sugieren que estas ráfagas de radio están llegando a la Tierra alrededor de mil veces por día.
Aunque su origen sigue siendo un misterio, otras explicaciones, como que pueden proceder de supernovas o de una civilización lejana, pierden consistencia después del descubrimiento de una FRB dentro de nuestra galaxia.
La constelación donde está el magnetar origen de la FRB ha tenido un papel relevante en la astronomía moderna, ya que en ella se descubrió en 1967 el primer púlsar.