La historia sitúa el origen de la cerradura en Egipto, donde hace 4.000 años aparecieron las primeras puertas que podían abrirse con llaves y candados de madera. El invento ha ido evolucionando, pasando de la llave clásica a la moderna corriente, la maestra, la especial para puertas blindadas, la magnética de tarjeta y la de apertura a distancia, hasta llegar a los sistemas con tableros digitales o controlados vía móvil.
El auge de la domótica mitiga poco a poco la tarea de encontrar la llave adecuada en el momento preciso o la posibilidad de pérdida o robo. El último hallazgo proviene de la Escuela de Ciencias de la Computación de la Universidad de Lincoln, en el Reino Unido, cuyos informáticos se han unido a especialistas en seguridad para crear eLOQ, un innovador sistema de apertura y cierre más seguro y flexible para hogares y empresas.
Según explica la universidad en un comunicado, se trata de un software capaz de crear y gestionar llaves y cerraduras electrónicas para que no se puedan copiar. Frente a la cerradura mecánica tradicional, permite restringir el acceso a determinadas zonas o cerraduras según la fecha y hora, revisar los movimientos registrados en llaves y cerraduras, y olvidarse de llaves perdidas o robadas, así como el tiempo y los gastos que supone la sustitución de cerraduras físicas.
"Si se pierde una llave en una empresa, o bien baja el nivel de seguridad o conlleva una costosa tarea de sustitución”, explica el doctor John Murray, creador de eLOQ junto a Nandagopal Raja Lakshminarayanan y Peter Corlett. Con este sistema pretenden acabar con cualquier problema de llaves copiadas o perdidas, ya que al ser electrónicas se pueden recuperar fácilmente utilizando lo último en tecnología computacional.
El auge de la domótica mitiga poco a poco la tarea de encontrar la llave adecuada en el momento preciso o la posibilidad de pérdida o robo. El último hallazgo proviene de la Escuela de Ciencias de la Computación de la Universidad de Lincoln, en el Reino Unido, cuyos informáticos se han unido a especialistas en seguridad para crear eLOQ, un innovador sistema de apertura y cierre más seguro y flexible para hogares y empresas.
Según explica la universidad en un comunicado, se trata de un software capaz de crear y gestionar llaves y cerraduras electrónicas para que no se puedan copiar. Frente a la cerradura mecánica tradicional, permite restringir el acceso a determinadas zonas o cerraduras según la fecha y hora, revisar los movimientos registrados en llaves y cerraduras, y olvidarse de llaves perdidas o robadas, así como el tiempo y los gastos que supone la sustitución de cerraduras físicas.
"Si se pierde una llave en una empresa, o bien baja el nivel de seguridad o conlleva una costosa tarea de sustitución”, explica el doctor John Murray, creador de eLOQ junto a Nandagopal Raja Lakshminarayanan y Peter Corlett. Con este sistema pretenden acabar con cualquier problema de llaves copiadas o perdidas, ya que al ser electrónicas se pueden recuperar fácilmente utilizando lo último en tecnología computacional.
El sistema incluye una llave para cualquier cerradura y otros accesorios complementarios. Fuente: eLOQ
Una llave, múltiples usos
Aunque aparentemente puedan parecer iguales, cada llave se programa a medida para cada usuario utilizando potentes algoritmos de encriptación. Según explican en la web de eLOQ, todas disponen de una clave de identificación única para evitar la duplicación. Así, aunque dos sean programadas por igual, cada una dejará su propio rastro en el sistema.
Además se les puede asignar una fecha de inicio y de caducidad, así como limitar su uso a determinados períodos de tiempo. Eso significa que se pueden entregar antes de estar operativas y configurarlas para expirar en un momento determinado en el futuro, minimizando el riesgo que ocasiona su robo o pérdida.
Esto no quita que se puedan reprogramar, tanto en caso de necesitar una nueva configuración, como al ser entregadas a un nuevo usuario con diferentes requisitos de acceso. Su usabilidad es enorme, ya que una sola llave puede abrir más de 3.000 cerraduras o grupos de estas.
Sin embargo, la preocupación principal de los investigadores era garantizar que eLOQ pudiera revisar rastros, lo cual han conseguido. Un registro de todos los movimientos se almacena tanto en las cerraduras como en las llaves. Así, cada vez que una llave se utiliza en una cerradura, quedan registradas la clave de identificación, la fecha y la hora.
El sistema permite almacenar en la llave hasta 3.000 rastreos de los accesos más recientes, así como los últimos 15 usos de una cerradura. Todo ello se controla a través del software, que requiere un procedimiento de inicio de sesión simple pero seguro. Una vez conectado, el administrador puede gestionar el sistema fácilmente desde cualquier ordenador. Existen varios paquetes de software, adaptados tanto para su uso en el hogar como para todo tipo de negocios en función de su tamaño.
Aunque aparentemente puedan parecer iguales, cada llave se programa a medida para cada usuario utilizando potentes algoritmos de encriptación. Según explican en la web de eLOQ, todas disponen de una clave de identificación única para evitar la duplicación. Así, aunque dos sean programadas por igual, cada una dejará su propio rastro en el sistema.
Además se les puede asignar una fecha de inicio y de caducidad, así como limitar su uso a determinados períodos de tiempo. Eso significa que se pueden entregar antes de estar operativas y configurarlas para expirar en un momento determinado en el futuro, minimizando el riesgo que ocasiona su robo o pérdida.
Esto no quita que se puedan reprogramar, tanto en caso de necesitar una nueva configuración, como al ser entregadas a un nuevo usuario con diferentes requisitos de acceso. Su usabilidad es enorme, ya que una sola llave puede abrir más de 3.000 cerraduras o grupos de estas.
Sin embargo, la preocupación principal de los investigadores era garantizar que eLOQ pudiera revisar rastros, lo cual han conseguido. Un registro de todos los movimientos se almacena tanto en las cerraduras como en las llaves. Así, cada vez que una llave se utiliza en una cerradura, quedan registradas la clave de identificación, la fecha y la hora.
El sistema permite almacenar en la llave hasta 3.000 rastreos de los accesos más recientes, así como los últimos 15 usos de una cerradura. Todo ello se controla a través del software, que requiere un procedimiento de inicio de sesión simple pero seguro. Una vez conectado, el administrador puede gestionar el sistema fácilmente desde cualquier ordenador. Existen varios paquetes de software, adaptados tanto para su uso en el hogar como para todo tipo de negocios en función de su tamaño.
Accesorios complementarios
Al tratarse de dispositivos electrónicos requieren de baterías, que en este caso se limitarán a las llaves, desde donde se ejecuta la orden. Unas pilas de larga duración, para unas 30.000 operaciones, lo que supone una autonomía de 18 a 24 meses.
Mientras tanto, las cerraduras son capaces de combinar la electrónica y algoritmos de cifrado más innovadores con una amplia variedad de modelos tradicionales, para adaptarse a los tipos de puertas más populares, sin necesidad de baterías ni cableados. Además, aptos tanto para el uso interno como externo.
El sistema se completa con una serie de accesorios de fácil manejo para ayudar a configurar y administrar los dispositivos. Uno de ellos es el codificador, principal método de envío y recepción de información clave. Se puede utilizar para crear nuevos usuarios, editar los permisos de los ya existentes o registrar el uso de las llaves, entre otras acciones. Para ello simplemente basta con conectarlo al ordenador mediante USB.
Asimismo, el lector de pared se puede usar como punto de acceso remoto para recopilar información de los últimos movimientos de las llaves o enviar nuevos permisos de acceso a los usuarios.
"Nuestro objetivo es apoyar a los cerrajeros tradicionales que deseen aprovechar las ventajas que ofrece la tecnología del siglo XXI”, subraya Corlett. Y es que el sistema está diseñado para ofrecer no sólo un acceso seguro a una casa o negocio, sino también un mayor grado de flexibilidad e inteligencia que sería “imposible” con los sistemas mecánicos tradicionales.
Al tratarse de dispositivos electrónicos requieren de baterías, que en este caso se limitarán a las llaves, desde donde se ejecuta la orden. Unas pilas de larga duración, para unas 30.000 operaciones, lo que supone una autonomía de 18 a 24 meses.
Mientras tanto, las cerraduras son capaces de combinar la electrónica y algoritmos de cifrado más innovadores con una amplia variedad de modelos tradicionales, para adaptarse a los tipos de puertas más populares, sin necesidad de baterías ni cableados. Además, aptos tanto para el uso interno como externo.
El sistema se completa con una serie de accesorios de fácil manejo para ayudar a configurar y administrar los dispositivos. Uno de ellos es el codificador, principal método de envío y recepción de información clave. Se puede utilizar para crear nuevos usuarios, editar los permisos de los ya existentes o registrar el uso de las llaves, entre otras acciones. Para ello simplemente basta con conectarlo al ordenador mediante USB.
Asimismo, el lector de pared se puede usar como punto de acceso remoto para recopilar información de los últimos movimientos de las llaves o enviar nuevos permisos de acceso a los usuarios.
"Nuestro objetivo es apoyar a los cerrajeros tradicionales que deseen aprovechar las ventajas que ofrece la tecnología del siglo XXI”, subraya Corlett. Y es que el sistema está diseñado para ofrecer no sólo un acceso seguro a una casa o negocio, sino también un mayor grado de flexibilidad e inteligencia que sería “imposible” con los sistemas mecánicos tradicionales.