Impacto de la quiebra de Lehman Brothers en la prensa británica. DHD Multimedia Gallery.
Los directivos de una compañía tienden a ser señalados cuando algo negativo y grave ocurre en la organización para la que trabajan. Podría pensarse, como muchos directivos lo hacen, que se trata de una situación injusta y que el mal desempeño de una empresa puede no tener que ver con la función que desempeñan sus líderes.
Pero, de acuerdo con el estudio “Dupes or Incompetents: An Examination of Management’s Impact on Firm Distress” (Ingenuos o incompetentes: Una evaluación del impacto de los directivos en los problemas de una firma), realizado por un profesor de negocios de la Universidad de Iowa, los directivos no son simples chivos expiatorios cuando se evalúan las causas del problema de una compañía o de su quiebra, sino que, en la mayoría de las ocasiones, tienen que ver directamente con el asunto.
El estudio afirma que, así los directores ejecutivos de casos famosos y de proporciones enormes como la quiebra de empresas como Enron (2001), Lehman Brothers (2008) y General Motors (2009) hayan insistido hasta el final en defender su desempeño y en echar la culpa a circunstancias ajenas a ellos, la mayoría de las veces que una organización se declara en quiebra puede encontrar las razones de dicho fracaso en las malas decisiones que, en algún momento, tomaron sus líderes.
Pero, de acuerdo con el estudio “Dupes or Incompetents: An Examination of Management’s Impact on Firm Distress” (Ingenuos o incompetentes: Una evaluación del impacto de los directivos en los problemas de una firma), realizado por un profesor de negocios de la Universidad de Iowa, los directivos no son simples chivos expiatorios cuando se evalúan las causas del problema de una compañía o de su quiebra, sino que, en la mayoría de las ocasiones, tienen que ver directamente con el asunto.
El estudio afirma que, así los directores ejecutivos de casos famosos y de proporciones enormes como la quiebra de empresas como Enron (2001), Lehman Brothers (2008) y General Motors (2009) hayan insistido hasta el final en defender su desempeño y en echar la culpa a circunstancias ajenas a ellos, la mayoría de las veces que una organización se declara en quiebra puede encontrar las razones de dicho fracaso en las malas decisiones que, en algún momento, tomaron sus líderes.
El impacto de los líderes en los resultados
Los autores del estudio se propusieron investigar de qué forma podía un mal liderazgo hacerle daño a una compañía y para ello partieron de una definición básica de lo que es una dirección de buena calidad, según la cual ésta depende de si un director ejecutivo utiliza el capital y la mano de obra en las proporciones adecuadas; y de si minimiza los costos de la organización, maximiza las ganancias, opera de forma eficiente y utiliza la tecnología efectivamente. De ahí, los autores del estudio concluyen que existe una falta de habilidades de dirección, por ejemplo, cuando una compañía gasta más que otra del mismo estilo y obtiene menos ganancias.
Como explica uno de los autores, Tyler Leverty, quien es profesor de finanzas del Tippie College of Business, “Una ineficiencia es una falla de un directivo. Ellos deben identificarla y arreglarla”.
Partiendo entonces de esta definición, se analizó la rapidez con la que los directivos lograban sacar a sus compañías de las evaluaciones regulatorias; si la calidad de la dirección reducía la probabilidad de una organización de llegar a un estado de insolvencia; y si su habilidad influía en el costo de la insolvencia en una compañía que llegara a la quiebra.
Después de analizar estas variables, los autores se encontraron con muchas evidencias de que un buen líder es realmente determinante en los resultados de una organización. Por ejemplo, afirman que un buen director ejecutivo logra sacar a su firma de una evaluación regulatoria entre 8% y 16% más rápido que un directivo con pocas habilidades. El estudio se realizó sobre los resultados de 12.000 empresas aseguradoras entre los años 1989 y 2000.
No todos son iguales
Como conclusión, los autores del reporte afirman que algunos directores ejecutivos mejoran significativamente el desempeño de las compañías para las que trabajan, mientras que otros lo empeoran, lo que contradice la tradicional creencia de que, por lo general, los directores ejecutivos piensan muy parecido y, por lo tanto, tienden a actuar de la misma forma.
En palabras de Leverty, “Encontramos que los directivos de compañías fracasadas tienen menores habilidades que sus pares y que las consecuencias de su incompetencia son económicamente significativas. Concluimos que sí, los directivos importan cuando las organizaciones fracasan”.
No existe una última palabra en el tema y es claro que las circunstancias de cada caso son diferentes y determinan lo particular de cada situación, pero, lo que sí parece claro de acuerdo con los hallazgos de este estudio, es que contar con un líder bueno y hábil a la hora de enfrentar situaciones difíciles es esencial para salir bien librado de ellas.
Los autores del estudio se propusieron investigar de qué forma podía un mal liderazgo hacerle daño a una compañía y para ello partieron de una definición básica de lo que es una dirección de buena calidad, según la cual ésta depende de si un director ejecutivo utiliza el capital y la mano de obra en las proporciones adecuadas; y de si minimiza los costos de la organización, maximiza las ganancias, opera de forma eficiente y utiliza la tecnología efectivamente. De ahí, los autores del estudio concluyen que existe una falta de habilidades de dirección, por ejemplo, cuando una compañía gasta más que otra del mismo estilo y obtiene menos ganancias.
Como explica uno de los autores, Tyler Leverty, quien es profesor de finanzas del Tippie College of Business, “Una ineficiencia es una falla de un directivo. Ellos deben identificarla y arreglarla”.
Partiendo entonces de esta definición, se analizó la rapidez con la que los directivos lograban sacar a sus compañías de las evaluaciones regulatorias; si la calidad de la dirección reducía la probabilidad de una organización de llegar a un estado de insolvencia; y si su habilidad influía en el costo de la insolvencia en una compañía que llegara a la quiebra.
Después de analizar estas variables, los autores se encontraron con muchas evidencias de que un buen líder es realmente determinante en los resultados de una organización. Por ejemplo, afirman que un buen director ejecutivo logra sacar a su firma de una evaluación regulatoria entre 8% y 16% más rápido que un directivo con pocas habilidades. El estudio se realizó sobre los resultados de 12.000 empresas aseguradoras entre los años 1989 y 2000.
No todos son iguales
Como conclusión, los autores del reporte afirman que algunos directores ejecutivos mejoran significativamente el desempeño de las compañías para las que trabajan, mientras que otros lo empeoran, lo que contradice la tradicional creencia de que, por lo general, los directores ejecutivos piensan muy parecido y, por lo tanto, tienden a actuar de la misma forma.
En palabras de Leverty, “Encontramos que los directivos de compañías fracasadas tienen menores habilidades que sus pares y que las consecuencias de su incompetencia son económicamente significativas. Concluimos que sí, los directivos importan cuando las organizaciones fracasan”.
No existe una última palabra en el tema y es claro que las circunstancias de cada caso son diferentes y determinan lo particular de cada situación, pero, lo que sí parece claro de acuerdo con los hallazgos de este estudio, es que contar con un líder bueno y hábil a la hora de enfrentar situaciones difíciles es esencial para salir bien librado de ellas.