Los puntos calientes que circulan alrededor del agujero negro podrían producir la emisión lumínica casi periódica detectada con ALMA. Universidad Keio.
Los astrónomos de la Universidad de Keio en Tokio han detectado una misteriosa señal procedente del centro de la Vía Láctea, a 26.000 años luz de nosotros: un parpadeo lumínico casi periódico en ondas milimétricas de origen desconocido.
Las ondas milimétricas son más largas que las de la luz infrarroja y no son perceptibles a simple vista, pero pueden ser captadas por el mayor proyecto astronómico del mundo.
Se trata del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un radiotelescopio gigante instalado en el desierto del norte de Chile, que observa las ondas milimétricas que circulan en el espacio.
La señal detectada por ALMA procede de una fuente de radio muy compacta y brillante llamada Sagitario A*, que forma parte de una estructura mayor llamada Sagitario A.
La señal emanaría del agujero negro supermasivo ubicado en el interior de Sagitario A*, según una investigación publicada en la revista Astrophysical Journal Letters.
Disco de gas
Aunque el agujero negro en sí no produce ninguna emisión, los astrónomos creen que la fuente de la radiación es el abrasador disco de gas que lo rodea.
El gas que se produce alrededor del agujero negro no cae directamente en el pozo gravitacional, sino que gira a su alrededor, formando un disco de acreción.
Un disco de acreción es una estructura en forma de disco, compuesto de gas y polvo, que gira en torno a un objeto central masivo, en este caso un agujero negro cuya masa es de cuatro millones de soles.
Los astrónomos sospechan que la señal puede ser causada por el disco de acreción cuando gira alrededor del agujero negro: emite potentes ondas de radio a medida que gira extremadamente rápido.
Puntos calientes
Su teoría es que en el disco se forman puntos calientes que giran alrededor del agujero negro mientras emiten intensas ondas de luz milimétricas.
De acuerdo con la teoría de la relatividad especial de Einstein, la emisión se ve considerablemente amplificada cuando la fuente se desplaza hacia el observador a una velocidad similar a la de la luz.
Como la velocidad de rotación del borde interno del disco de acreción es enorme, se produce este fenómeno.
Los astrónomos creen que este es el origen de los intervalos lumínicos que emanan del centro de nuestra galaxia.
Los investigadores buscan obtener más datos que les permitan entender el desconcertante entorno del agujero negro supermasivo que allí se encuentra.
Las ondas milimétricas son más largas que las de la luz infrarroja y no son perceptibles a simple vista, pero pueden ser captadas por el mayor proyecto astronómico del mundo.
Se trata del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un radiotelescopio gigante instalado en el desierto del norte de Chile, que observa las ondas milimétricas que circulan en el espacio.
La señal detectada por ALMA procede de una fuente de radio muy compacta y brillante llamada Sagitario A*, que forma parte de una estructura mayor llamada Sagitario A.
La señal emanaría del agujero negro supermasivo ubicado en el interior de Sagitario A*, según una investigación publicada en la revista Astrophysical Journal Letters.
Disco de gas
Aunque el agujero negro en sí no produce ninguna emisión, los astrónomos creen que la fuente de la radiación es el abrasador disco de gas que lo rodea.
El gas que se produce alrededor del agujero negro no cae directamente en el pozo gravitacional, sino que gira a su alrededor, formando un disco de acreción.
Un disco de acreción es una estructura en forma de disco, compuesto de gas y polvo, que gira en torno a un objeto central masivo, en este caso un agujero negro cuya masa es de cuatro millones de soles.
Los astrónomos sospechan que la señal puede ser causada por el disco de acreción cuando gira alrededor del agujero negro: emite potentes ondas de radio a medida que gira extremadamente rápido.
Puntos calientes
Su teoría es que en el disco se forman puntos calientes que giran alrededor del agujero negro mientras emiten intensas ondas de luz milimétricas.
De acuerdo con la teoría de la relatividad especial de Einstein, la emisión se ve considerablemente amplificada cuando la fuente se desplaza hacia el observador a una velocidad similar a la de la luz.
Como la velocidad de rotación del borde interno del disco de acreción es enorme, se produce este fenómeno.
Los astrónomos creen que este es el origen de los intervalos lumínicos que emanan del centro de nuestra galaxia.
Los investigadores buscan obtener más datos que les permitan entender el desconcertante entorno del agujero negro supermasivo que allí se encuentra.
Nuevas perspectivas
Sin embargo, este descubrimiento podría complementarse con posibles observaciones del Event Horizon Telescope o Telescopio del Horizonte de Sucesos.
Este proyecto reúne a un conjunto de telescopios que proporcionan datos procedentes de estaciones de interferometría de muy larga base, ubicadas alrededor de la Tierra, para observar el entorno más próximo al agujero negro supermasivo situado dentro de Sagitario A*.
Tal vez entonces se aclaren mejor los orígenes y alcance de los misteriosos parpadeos de ondas lumínicas procedentes del centro de la Vía Láctea.
Sin embargo, este descubrimiento podría complementarse con posibles observaciones del Event Horizon Telescope o Telescopio del Horizonte de Sucesos.
Este proyecto reúne a un conjunto de telescopios que proporcionan datos procedentes de estaciones de interferometría de muy larga base, ubicadas alrededor de la Tierra, para observar el entorno más próximo al agujero negro supermasivo situado dentro de Sagitario A*.
Tal vez entonces se aclaren mejor los orígenes y alcance de los misteriosos parpadeos de ondas lumínicas procedentes del centro de la Vía Láctea.
Referencia
Time Variations in the Flux Density of Sgr A* at 230 GHz Detected with ALMA. Yuhei Iwata et al. The Astrophysical Journal Letters, Volume 892, Number 2. DOI: https://doi.org/10.3847/2041-8213/ab800d
Time Variations in the Flux Density of Sgr A* at 230 GHz Detected with ALMA. Yuhei Iwata et al. The Astrophysical Journal Letters, Volume 892, Number 2. DOI: https://doi.org/10.3847/2041-8213/ab800d