Recientemente han empezado las pruebas de una novedosa técnica de terapia genética que podría aliviar a enfermos de cáncer que sufren dolor crónico intratable.

Por medio de la distribución de un gen terapéutico directamente en los nervios afectados, este tratamiento solucionaría el problema del dolor sin los efectos secundarios propios de los calmantes opiáceos tradicionales.

Según los científicos, ésta sería la primera prueba realizada con un gen-terapéutico para el tratamiento del dolor. Los investigadores están usando una versión parcial del virus del herpes para hacer llegar dicho gen a los nervios afectados.

El comportamiento natural de este virus lo convierte en el vehículo perfecto para realizar esta función porque infecta neuronas sensoriales cerca de la piel y viaja hasta un grupo de células cercanas a la médula espinal, lo que permite a los investigadores tratar a las neuronas de esta región implicadas en las sensaciones dolorosas.

Para administrar el tratamiento, basta con inyectar el virus en la parte de la piel donde se encuentre el dolor. Las pruebas clínicas irán destinadas a enfermos de cáncer con dolor localizado a los que los calmantes convencionales no les hagan el efecto necesario.

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