Diversos estudios realizados a lo largo del tiempo han apuntado a que, como media, las personas nacidas en diciembre, enero y febrero están peor educadas, son menos inteligentes, menos saludables, y en los trabajos suelen estar peor pagadas, que la gente que nace en otras estaciones del año.

A pesar de que se han dado diversas explicaciones para este fenómeno, como las leyes obligatorias de escolarización o el clima, que podría afectar al grado de exposición a enfermedades desde el nacimiento de los niños, lo cierto es que hasta ahora no se ha podido establecer la causa exacta de la relación entre la fecha de nacimiento y el resto de las condiciones vitales.

Para tratar de descubrirlo, en un nuevo estudio llevado a cabo en la Universidad de Notre Dame, se analizaron los datos del censo de nacimientos para determinar si las mujeres que habían dado a luz en invierno eran distintas o tenían una situación distinta a la de las madres que habían parido en otras estaciones.

Así, se descubrió que los bebés nacidos en invierno tendían más a ser hijos de madres solteras, de adolescentes o de mujeres sin estudios avanzados. Es decir, de personas con dificultades socioeconómicas, lo que a la larga podría afectar a la situación general de su descendencia.

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