Anders Boman, investigador de la Universidad de Gothenburg, en Suecia, ha demostrado que trasladarse a un nuevo trabajo resulta positivo, al menos después del primer año de haber cambiado, y al menos si se es hombre.

Sin embargo, los efectos de los cambios son marcadamente diferentes en hombres que en mujeres, señala Boman en su tesis, para la que estudió a personas que se habían quedado en el paro como consecuencia del cierre de sus empresas o de los recortes de personal en éstas, en el periodo entre 1986 y 1988.

En términos de salario, los hombres no experimentan efectos negativos con sus traslados, sino que en general se aprecia un incremento de sus ganancias con el paso del tiempo. En el caso de las mujeres, en cambio, éstas tienden a ganar cada vez menos a partir del momento de su traslado, advierte el investigador.

Por otro lado, la investigación demuestra que si un parado está dispuesto a mudarse para encontrar trabajo, tiene mayores posibilidades de encontrar un puesto cerca de donde vive. La razón: este tipo de individuos con tanta predisposición presentan características óptimas para conseguir un trabajo, como un alto grado de motivación o disposición al sacrificio.

Más información