Las suposiciones que hace la gente acerca de otras personas varían según la cultura a la que se pertenezca, revela un estudio realizado por científicos de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.

Los investigadores analizaron las ondas cerebrales de individuos caucásicos y asiáticos, y de esta forma descubrieron que las diferencias culturales en su forma de pensar acerca de otras personas estaban profundamente arraigadas en sus cerebros.

Este hecho desafía la noción común de que la cultura tiene un efecto superficial. Durante décadas, los psicólogos han creído que los humanos pueden asimilar comportamientos observados de manera automática, vinculándolos a su personalidad.

Pero, explican los científicos, el comportamiento no se puede “poner o quitar”, sino que la cultura ejerce sobre él un control muy importante. Los investigadores señalan que lo que puede parecer una forma natural de ser, en realidad sería una predisposición culturalmente propiciada.

En el estudio participaron estudiantes americanos de origen europeo y americanos de origen asiático, a los que se les presentó una serie de caras y comportamientos para analizar lo que inferían de ellos, así como la actividad neuronal que la tarea desplegaba en sus cerebros.

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