Las bebidas alcohólicas pueden ralentizar la digestión tras una comida de alto contenido calórico, pero no causan síntomas de indigestión, como ardor de estómago o gases.

Esto es lo que ha revelado un estudio realizado por científicos del Hospital Universitario de Zurich y cuyos resultados han aparecido publicados en el número de Navidad del British Medical Journal.

En la investigación, con el objetivo de determinar los efectos del alcohol en el sistema digestivo cuando se consume una comida copiosa, fueron analizados 20 individuos. La mitad de ellos, bebió vino mientras consumía una fondue de queso, mientras que los miembros del otro grupo bebieron té negro como acompañante de la misma comida.

Después de la fondue, los participantes del primer grupo bebieron licor de cereza, y los del segundo bebieron agua.

Los análisis posteriores realizados a todos los participantes demostraron que el proceso de digestión fue mucho más lento entre las personas que habían bebido alcohol con la fondue. Sin embargo, estos análisis demostraron también que el alcohol no contribuyó a aumentar los problemas de indigestión de los individuos del primer grupo.

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