Investigadores de la Universidad de Zurich, en Suiza, han demostrado que las evaluaciones que hacemos sobre nuestra salud personal en el presente están relacionadas con nuestra esperanza de vida futura.

Concretamente, los científicos constataron que con cada evaluación sobre la propia salud, de más positiva a más negativa (desde “excelente” hasta “buena”, “pobre” o “muy pobre”), el riesgo de mortalidad se incrementaba de manera estable.

Esta correspondencia se mantuvo, incluso teniendo en cuenta factores de riesgo ya conocidos, como el tabaquismo, el nivel educativo o la presencia de enfermedades preexistentes.

Según los investigadores, los resultados indican que la gente que considera su estado de salud como excelente presenta atributos que mejoran y sostienen su propia salud, como una actitud positiva, una perspectiva optimista y un nivel de satisfacción vital elevado.

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