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La misión Rosetta determina cómo se forman los “pozos” del cometa 67P  02/07/2015

Vista de varios “pozos” en el cometa 67P. Imagen: ESA/Rosetta/MPS para el equipo OSIRIS. Fuente: CSIC.

En 1988 se hallaron, en el núcleo del cometa Halley, unas cavidades circulares y profundas similares a pozos naturales. El origen de estas estructuras, habituales en los cometas, se ha discutido durante décadas.
 
Ahora, las observaciones del cometa 67P Churyumov-Gerasimenko con la cámara OSIRIS (Optical, Spectroscopic, and Infrared Remote Imaging System) de la misión Rosetta, de la Agencia Espacial Europea, han permitido detectar por primera vez actividad en los pozos cometarios así como establecer el mecanismo que los produce.
 
La investigación, en la que participan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Astrofísica de Andalucía y el Centro de Astrobiología, se publica este miércoles en la revista Nature.

“Entre julio y diciembre del pasado año observamos el cometa 67P desde una distancia de apenas ocho kilómetros, lo que nos ha permitido distinguir y ver con un detalle inigualable”, señala Pedro J. Gutiérrez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía que participa en la misión y que fue quien se percató de la existencia de chorros de gas y polvo emergiendo de las paredes de los pozos cometarios.
 
Estos chorros se producen cuando los hielos del núcleo del cometa subliman y son uno de los rasgos de lo que se conoce como actividad cometaria, que genera la coma y las colas de los cometas así como fenómenos explosivos que liberan gran cantidad de material de forma repentina. De hecho, se creía que estos estallidos se hallaban en el origen de los pozos cometarios.
 
El equipo de la cámara OSIRIS ha hallado 18 pozos solo en el hemisferio norte del cometa 67P. Estos miden entre decenas y cientos de metros de diámetro y pueden alcanzar varios cientos de metros de profundidad. Su análisis ha permitido descartar tanto procesos de sublimación normales como eventos explosivos.
 
Se ha encontrado, sin embargo, un mecanismo alternativo, denominado “colapso de sumidero”, que plantea la existencia de cavidades situadas entre 100 y 200 metros bajo la superficie del cometa, cuyo techo termina por derrumbarse. Así se crea un pozo profundo y circular, en cuyas paredes queda expuesto material no procesado que comienza a sublimar y produce los chorros observados.
 
 
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CSIC

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