Investigadores de la Universidad de Extremadura (UEx) trabajan en sistemas electrónicos que permiten clasificar y controlar los gases contaminantes presentes en el aire de las ciudades, como herramienta para el estudio del cambio climático.
Los expertos ya han desarrollado varios prototipos de nariz electrónica, un dispositivo portátil compuesto por sensores que, del mismo modo que la nariz humana, puede simular respuestas olfativas y percibir cualquier compuesto o combinación de compuestos de un olor.
Esta nariz electrónica funciona mediante redes neuronales artificiales que se inspiran en el funcionamiento de nuestro cerebro. La nariz clasifica en función de lo que ha aprendido y el olor se convierte así en referente para la clasificación de los contaminantes ambientales.
Sin embargo, la nariz electrónica tiene una capacidad de procesado y memoria limitada, y no permite el acceso remoto ni compartir los resultados. Ahora, y en el marco de un nuevo proyecto de investigación denominado TEMINAIR, los investigadores de la Universidad de Extremadura han diseñado una aplicación web para el procesamiento y clasificación de datos on-line, y cuyos resultados han sido publicados en la revista
Advances in Intelligent Systems and Computing.
De esta manera, el tratamiento de la información se realiza en conexión con una página web y a un servidor, lo que proporciona más capacidad de procesado y memoria, así como, la clasificación de los datos de forma remota. Además, el servidor facilita al usuario mayor potencial de cálculo y la posibilidad de implementar algoritmos más complejos”, explica Jesús Lozano Rogado, profesor de la UEx e investigador principal del proyecto: Micro y nanosensores para monitorización de la calidad del aire y control medioambiental del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación Orientada a los Retos de la Sociedad.
El equipo de investigadores está ahora trabajando en la organización de los datos en la nube y en el desarrollo de una aplicación para los smartphones. Este avance ofrecerá muchas ventajas para su transferencia a la sociedad, al ser una herramienta que permitirá a otros usuarios e investigadores obtener datos para la evolución del cambio climático.
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