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Encuentran vestigios de la 'guerra' más antigua 21/01/2016Un equipo de científicos con participación española ha encontrado en Nataruk (Kenia) los vestigios de una verdadera batalla campal entre dos grupos de humanos que vivieron hace unos 10.000 años. Los huesos presentan signos de golpes, roturas y heridas de flecha. Los investigadores creen que es el caso de violencia organizada más antiguo que se ha registrado, un precursor de lo que hoy llamamos guerra. ¿Los orígenes de la guerra están en las raíces evolutivas de nuestra especie, o en la noción de propiedad que surgió con el abandono de la vida nómada y el nacimiento de la agricultura? El hallazgo parece indicar que la violencia organizada viene de antiguo. En Nataruk, a unos 30 kilómetros del lago Turkana, han encontrado evidencias de una sangrienta masacre entre grupos de cazadores recolectores, en los inicios del Holoceno, hace entre 9.500 y 10.500 años. Los resultados se han presentado en la revista Nature. Los investigadores han hallado restos humanos de 27 individuos, entre ellos 12 esqueletos completos. Diez presentaban signos de haber sufrido traumatismos en la cabeza y otras partes del cuerpo. Los otros dos no mostraban indicios de heridas mortales, pero la posición en que fueron encontradas sus manos indica que murieron con ellas atadas. “Ninguno de los individuos fue enterrado, sino que presumiblemente fueron abandonados en el lugar donde cayeron muertos”, explica a Sinc José Manuel Maíllo, profesor de la UNED y uno de los coautores de este estudio, que ha sido liderado por la bióloga argentina Marta Mirazón Lahr, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Los restos pertenecen a ocho mujeres, ocho hombres, cinco niños y un adolescente. De los cinco restantes no se ha podido identificar el sexo. Además, una de las mujeres estaba embarazada y a punto de parir. Los investigadores especulan que el motivo del ataque pudiera ser un asalto para robar alimentos o hacerse con el control del territorio. Posiblemente, este tipo de asaltos no eran aislados, sino habituales, según muestran también otros yacimientos como Jebel Sahaba (Sudán) y casos de individuos aislados con fracturas por violencia a lo largo del Paleolítico, como en la Sima de los Huesos, en Burgos (España), o Saint-Césaire, en Quebec (Canadá). “Las teorías que tenemos sobre el origen de los conflictos intergrupales o las guerras están ligadas a sociedades sedentarias y, en muchas ocasiones, asociadas a etapas de carestía o necesidad alimenticia. No obstante, los restos que hemos encontrado pertenecen a grupos de cazadores recolectores [nómadas], y la zona era rica en recursos. Por tanto, debemos poner en duda el escenario que se ha concebido sobre el origen de los conflictos intergrupales”, reflexiona Maíllo. Para el coautor del estudio Robert Foley, de Cambridge, los restos hablan de una violencia humana tan antigua como el altruismo que nos ha convertido en la especie más cooperativa del planeta. “No me cabe duda de que ser agresivos y letales está en nuestra biología, del mismo modo que ser profundamente cuidadosos y amorosos. Mucho de lo que ya sabemos sobre la biología evolutiva humana nos lleva a pensar que estas son dos caras de la misma moneda”, concluye. Más información Sinc
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