La revisión, por parte de especialistas de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, de más de 30 estudios publicados sobre el divorcio ha revelado que los adultos divorciados presentan un riesgo significativamente mayor de muerte prematura, en comparación con los adultos casados.

En concreto, los divorciados tendrían un 23% más de posibilidades de morir pronto que los casados. Los riesgos asociados al divorcio serían similares a otros peligros para la salud pública ya conocidos: como fumar más de 15 cigarrillos al día, no hacer ejercicio físico, tener sobrepeso o beber demasiado alcohol, señalan los investigadores.

Pero la presente investigación no determina de manera conclusiva porqué el divorcio puede llevar a una muerte prematura, a pesar de que en ella se examinaron tres decenas de estudios realizados durante 27 años, en los que participaron más de 6,5 millones de adultos de un total de 11 países.

Entre las posibles causas de la muerte prematura tras un divorcio los científicos barajan algunos factores de riesgo para la salud, como la soledad, el aumento de peso, los problemas de sueño o la depresión. Se sabe, por ejemplo, que la depresión está altamente relacionada con complicaciones de la salud, como los problemas cardiovasculares.

Por otra parte, el estudio ha demostrado que los hombres divorciados presentan un riesgo significativamente mayor de muerte prematura (un 31%) que las mujeres divorciadas (un 18%). Los investigadores achacan esta diferencia al hecho de que las mujeres tienden a cuidar más su propia salud que los hombres.

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