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El águila perdicera está más amenazada en el norte peninsular que en el sur 04/10/2013Un trabajo científico reciente analiza los principales indicadores demográficos de las poblaciones de águila perdicera en Europa occidental de 1980 a 2009, y alerta de que en el sector norte de la península ibérica se encuentran los núcleos poblacionales con más riesgo de desaparecer. La investigación, publicada en la revista Ecological Monographs, de la Sociedad Americana de Ecología, está liderada por los expertos Joan Real y Antonio Hernández Matías, del Equipo de Biología de la Conservación, vinculado al Departamento de Biología Animal y al Instituto de Investigación de Biodiversidad de la UB (IRBio). El águila perdicera (Aquila fasciata) es una de las aves rapaces más representativas —y también más amenazadas— de la región mediterránea. Tal como señala Real, "el águila perdicera no tiene una distribución muy amplia en Europa. El límite norte se halla al sur de Francia y las poblaciones más meridionales se encuentran en Portugal y en Andalucía". El estudio revela que las poblaciones de águilas no están aisladas en la Península. Lo que pasa a centenares de kilómetros de Cataluña puede ser esencial para la persistencia de la población local. "A menudo, este proceso no está previsto en el ámbito de la gestión; pero si no lo tenemos presente, se pueden tomar decisiones de conservación no adecuadas que en el futuro pueden comprometer la viabilidad de la especie", señala Hernández Matías. En el norte peninsular, con áreas rurales abandonadas y actualmente muy forestales, el estado de las poblaciones es límite (elevada mortalidad adulta, baja fertilidad, etc.). En el sur, más cálido y con más actividades tradicionales, los indicadores demográficos son mejores. "Esta especie convive bien con la agricultura y la ganadería tradicionales gestionadas de manera sostenible —explica Real—, que generan espacios abiertos y facilitan la presencia de sus presas". Pero si estas actividades se abandonan, cambian los hábitats y desaparecen las presas, las águilas tendrán dificultades para sobrevivir. Con todo, según remarca el investigador, "un exceso de presión humana (agricultura intensiva, urbanización) también puede tener un efecto negativo en la supervivencia de las águilas; porque a menudo caen víctimas de las líneas eléctricas o las balsas, no tienen lugares donde cazar y no tienen tranquilidad para criar". Más información UB
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