La enorme nariz del hombre de Neandertal fue fruto de un evento evolutivo fortuito y no de la adaptación, señala un estudio de la Universidad de California en Davis.

La nariz del Neandertal ha asombrado a algunos antropólogos, que han señalado que los humanos modernos mejor adaptados al frío poseen narices estrechas para mojar y calentar el aire a medida que éste entra hasta los pulmones, así como para reducir el agua y el calor que se pierden en la exhalación.

Lo cierto es que las narices grandes son más corrientes en personas cuyos ancestros evolucionaron en climas tropicales: una nariz grande ayudaría a enfriar el cuerpo. El Neandertal parecía haber ido en contra de esta tendencia puesto que, a pesar de vivir en el medio glacial europeo, presentaban amplias aperturas nasales. ¿Por qué?

Para saberlo, los científicos midieron el tamaño facial de docenas de Neandertales humanos, antiguos y modernos. De esta forma, descubrieron la razón para el tamaño de las narices de los primeros: su talla dependía del grado en que el rostro sobresale hacia delante, que era mayor que en el caso de los humanos modernos. De cualquier manera, el interior de sus narices era más estrecho el exterior, por lo que estaban bien adaptados al frío.

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