Fuente: everystockphoto
Utilizar las tecnologías de la comunicación una hora antes de ir a la cama por las coches provoca que los usuarios no duerman bien. Así de contundente se muestra un estudio realizado por La Fundación Nacional del Sueño de EEUU, una organización estadounidense que promueve cantidades saludables de sueño cada noche.
"Esta encuesta estudia la asociación entre el consumo de los estadounidenses de las tecnologías de la comunicación y los hábitos de sueño", dice David Cloud, director ejecutivo de la Fundación Nacional del Sueño. "Si bien estas tecnologías son muy comunes, es evidente que tenemos mucho más que aprender sobre su uso adecuado y su diseño para complementar los buenos hábitos de sueño."
Los estadounidenses utilizan la tecnología de forma muy activa una hora antes de dormir. De hecho, casi todos los encuestados, el 95 por ciento, utiliza algún tipo de aparato electrónico como un televisor, el ordenador, los videojuegos o un teléfono móvil, al menos un par de noches a la semana una hora antes de acostarse. Sin embargo, en función de las edad los resultados del estudio son muy diferentes.
Cerca de dos tercios (67 por ciento), de los baby boomers, es decir las personas que tienen entre 46 y 64 años ven la televisión todas o casi todas las noches; la generación X ( los que tienen entre 30 y 45 años) lo hacen algo menos, en un 63 por ciento de las ocasiones. Este porcentaje disminuye hasta la mitad en el caso de los jóvenes de entre 13 y 18, y a un 49 por ciento en el caso de las personas de entre 19 y 29 años, es decir, la generación Y.
Michael Gradisar, de PhD, señala lo siguiente: "Mi investigación compara las tecnologías que se reciben de forma pasiva, como los televisores y la música con aquellas que tienen propiedades interactivas como los juegos de vídeo, los teléfonos móviles e Internet; y cómo por ese motivo, pueden afectar al cerebro de manera diferente".
Su hipótesis es que los dispositivos del grupo de tecnologías interactivas mantienen más alerta al individuo y perturba más fácilmente el proceso de conciliar el sueño.
Según Charles Czeisler, PhD, de la Escuela de MD, Medicina de Harvard y el Brigham and Women's Hospital, "la exposición a la luz artificial entre el anochecer y el momento de ir a la cama suprime la liberación de la hormona melatonina para fomentar el sueño y mejora el estado de alerta, lo que hace más difícil conciliar el sueño”.
El estudio revela que las pantallas que emiten luz se utilizan intensivamente en unas horas cruciales antes de dormir. La invasión de estas tecnologías de alerta en el dormitorio provocan que buena parte de los entrevistados manifiesten que duermen menos de lo que necesitan.
"Esta encuesta estudia la asociación entre el consumo de los estadounidenses de las tecnologías de la comunicación y los hábitos de sueño", dice David Cloud, director ejecutivo de la Fundación Nacional del Sueño. "Si bien estas tecnologías son muy comunes, es evidente que tenemos mucho más que aprender sobre su uso adecuado y su diseño para complementar los buenos hábitos de sueño."
Los estadounidenses utilizan la tecnología de forma muy activa una hora antes de dormir. De hecho, casi todos los encuestados, el 95 por ciento, utiliza algún tipo de aparato electrónico como un televisor, el ordenador, los videojuegos o un teléfono móvil, al menos un par de noches a la semana una hora antes de acostarse. Sin embargo, en función de las edad los resultados del estudio son muy diferentes.
Cerca de dos tercios (67 por ciento), de los baby boomers, es decir las personas que tienen entre 46 y 64 años ven la televisión todas o casi todas las noches; la generación X ( los que tienen entre 30 y 45 años) lo hacen algo menos, en un 63 por ciento de las ocasiones. Este porcentaje disminuye hasta la mitad en el caso de los jóvenes de entre 13 y 18, y a un 49 por ciento en el caso de las personas de entre 19 y 29 años, es decir, la generación Y.
Michael Gradisar, de PhD, señala lo siguiente: "Mi investigación compara las tecnologías que se reciben de forma pasiva, como los televisores y la música con aquellas que tienen propiedades interactivas como los juegos de vídeo, los teléfonos móviles e Internet; y cómo por ese motivo, pueden afectar al cerebro de manera diferente".
Su hipótesis es que los dispositivos del grupo de tecnologías interactivas mantienen más alerta al individuo y perturba más fácilmente el proceso de conciliar el sueño.
Según Charles Czeisler, PhD, de la Escuela de MD, Medicina de Harvard y el Brigham and Women's Hospital, "la exposición a la luz artificial entre el anochecer y el momento de ir a la cama suprime la liberación de la hormona melatonina para fomentar el sueño y mejora el estado de alerta, lo que hace más difícil conciliar el sueño”.
El estudio revela que las pantallas que emiten luz se utilizan intensivamente en unas horas cruciales antes de dormir. La invasión de estas tecnologías de alerta en el dormitorio provocan que buena parte de los entrevistados manifiesten que duermen menos de lo que necesitan.
Móviles
En el caso de los teléfonos móviles, en concreto enviar mensajes de texto o hablar por ellos, las diferencias entre los usuarios son más evidentes aún. El 56 por ciento de los jóvenes de entre 13 y 18 años envían, leen o reciben mensajes de textos todas o casi todas las noches una hora antes de acostarse. Asimismo, el grupo comprendido entre los 19 y 29 lo hacen en el 42 por ciento de los casos. Frente a estas cifras, sólo lo hace el 15 por ciento de los que tienen entre 30 y 45 años y el 5 por ciento de los que tienen entre 46 y 64 años.
La investigación realizada constata que el uso del teléfono móvil justo antes de dormir puede provocar una alteración del sueño. De hecho, el nueve por ciento de los jóvenes de entre 13 y 18 años afirma que se despiertan después de ir a la cama todas o casi todas las noches, porque les envían un mensaje, reciben una llamada o les llega un email. Por su parte, el 20 por ciento de los de edades comprendidas entre los 19 y 29 años señalan que esto mismo les sucede un par de noches a la semana.
El uso de los ordenadores es también muy común. Aproximadamente seis de cada diez (61%) dicen que usan sus ordenadores portátiles al menos un par de noches a la semana una hora antes de acostarse. En concreto, más de la mitad de los jóvenes de entre 13 y 18 años (el 55 por ciento) y un poco menos de los pertenecientes a la generación Y (47por ciento) dicen que navegan por Internet todas las noches o casi todas las noches una hora antes de dormir.
En el caso de los teléfonos móviles, en concreto enviar mensajes de texto o hablar por ellos, las diferencias entre los usuarios son más evidentes aún. El 56 por ciento de los jóvenes de entre 13 y 18 años envían, leen o reciben mensajes de textos todas o casi todas las noches una hora antes de acostarse. Asimismo, el grupo comprendido entre los 19 y 29 lo hacen en el 42 por ciento de los casos. Frente a estas cifras, sólo lo hace el 15 por ciento de los que tienen entre 30 y 45 años y el 5 por ciento de los que tienen entre 46 y 64 años.
La investigación realizada constata que el uso del teléfono móvil justo antes de dormir puede provocar una alteración del sueño. De hecho, el nueve por ciento de los jóvenes de entre 13 y 18 años afirma que se despiertan después de ir a la cama todas o casi todas las noches, porque les envían un mensaje, reciben una llamada o les llega un email. Por su parte, el 20 por ciento de los de edades comprendidas entre los 19 y 29 años señalan que esto mismo les sucede un par de noches a la semana.
El uso de los ordenadores es también muy común. Aproximadamente seis de cada diez (61%) dicen que usan sus ordenadores portátiles al menos un par de noches a la semana una hora antes de acostarse. En concreto, más de la mitad de los jóvenes de entre 13 y 18 años (el 55 por ciento) y un poco menos de los pertenecientes a la generación Y (47por ciento) dicen que navegan por Internet todas las noches o casi todas las noches una hora antes de dormir.