CAVE2 permitirá a los investigadores observar el interior del cerebro en 3D. Fuente: Monash.
La idea de realidad virtual holográfica propia de películas emblemáticas como Star Trek aún sigue pareciendo futurista. Sin embargo, el cine ya tiene su adaptación real en CAVE2, algo así como una sala panorámica revestida completamente de paneles 3D gigantes y sonido envolvente. Y todo ello al servicio de la ciencia.
Ese ha sido el objetivo de un equipo de investigación de la Universidad de Monash en Australia, al poner en marcha el centro de realidad virtual más avanzado del mundo. Bautizado como CAVE2, este novedoso entorno pone al alcance de los investigadores toda una nueva generación de herramientas de visualización en 2D y 3D a través de 80 paneles LCD distribuidos en un espacio cilíndrico de ocho metros de diámetro y 320 grados.
Según informa la Universidad en un comunicado, CAVE2 se ha ubicado en el propio campus, en el innovador New Horizons Centre, donde será presentado oficialmente el próximo mes. A partir de entonces comenzará a funcionar como un laboratorio de 2D o 3D interactivo, donde los investigadores puedan realizar visitas virtuales de cualquier ámbito: desde sobrevolar el paisaje polvoriento de Marte a pasear por el templo mortuorio egipcio de Ramsés III en Luxor.
No es de extrañar por tanto que quienes ya lo han visitado comparen esta instalación con “tecnología de ciencia ficción”. El vicerrector de la Universidad, el profesor Ian Smith, manifestó que este centro permitirá una interacción sin precedentes con una infraestructura de investigación. “CAVE2 tiene potencial de aplicación en todos los campos de investigación de la Universidad de Monash”, añadió.
Ese ha sido el objetivo de un equipo de investigación de la Universidad de Monash en Australia, al poner en marcha el centro de realidad virtual más avanzado del mundo. Bautizado como CAVE2, este novedoso entorno pone al alcance de los investigadores toda una nueva generación de herramientas de visualización en 2D y 3D a través de 80 paneles LCD distribuidos en un espacio cilíndrico de ocho metros de diámetro y 320 grados.
Según informa la Universidad en un comunicado, CAVE2 se ha ubicado en el propio campus, en el innovador New Horizons Centre, donde será presentado oficialmente el próximo mes. A partir de entonces comenzará a funcionar como un laboratorio de 2D o 3D interactivo, donde los investigadores puedan realizar visitas virtuales de cualquier ámbito: desde sobrevolar el paisaje polvoriento de Marte a pasear por el templo mortuorio egipcio de Ramsés III en Luxor.
No es de extrañar por tanto que quienes ya lo han visitado comparen esta instalación con “tecnología de ciencia ficción”. El vicerrector de la Universidad, el profesor Ian Smith, manifestó que este centro permitirá una interacción sin precedentes con una infraestructura de investigación. “CAVE2 tiene potencial de aplicación en todos los campos de investigación de la Universidad de Monash”, añadió.
Nueva visión
Con una resolución propia de la agudeza visual humana, el poder de 80 billones de cálculos por segundo y sofisticados sensores para el reconocimiento de movimiento, CAVE2 permitirá a los científicos explorar datos de diversas fuentes dependiendo de su campo de estudio, desde el vecino sincrotrón australiano, a microscopios electrónicos, instrumentos de imágenes médicas o la NASA.
Y todo ello de una forma sin precedentes, hasta el punto de que puede variar la percepción del objeto de estudio al observarlo con tanto detalle. Ocurre por ejemplo al proyectar el cerebro de un paciente a través de los vasos sanguíneos. La red de cables de colores que sube y baja en masa a través de la pared de pantallas 3D es tan compleja que incluso los mejores neurólogos del mundo lo verían con otros ojos.
Pero se trata de un cerebro humano real, captado a través de una resonancia magnética que tardó más de una hora en completarse. '”En un ordenador normal esto se vería como poco más que una bola de lana multicolor”, explica el científico computacional David Barnes en un artículo publicado en el Sydney Morning Herald.
Como esta, las aplicaciones de CAVE2 son prácticamente ilimitadas, desde el análisis de datos, simulación de entornos virtuales, ingeniería de diseño, ensayos, colaboraciones a gran escala, diseño arquitectónico, etc. Pero siempre enfocado a desbloquear las próximas fronteras de la ciencia.
Para ello la instalación combina pantallas de última generación y tecnología gráfica con el software más avanzado, proporcionando así una "lente" única y poderosa capaz de examinar volúmenes de información extremadamente grandes y complejos en la era del Big Data. Hasta ahora su comprensión y visualización era un obstáculo para los investigadores, que normalmente trabajan con hojas de cálculo y microscopios 2D.
“Permitiendo y haciendo hincapié en la conexión visual con datos complejos, CAVE2 va a transformar la forma en que nuestros científicos e investigadores interactúan con sus datos”, subraya el profesor Paul Bonnington. De hecho, asegura que es buen ejemplo de cómo la tecnología puede impulsar y conducir el progreso de la investigación.
El doctor Barnes está de acuerdo, matizando que se hacen descubrimientos para “ver las cosas de nuevas maneras, es tan simple como eso”.
Con una resolución propia de la agudeza visual humana, el poder de 80 billones de cálculos por segundo y sofisticados sensores para el reconocimiento de movimiento, CAVE2 permitirá a los científicos explorar datos de diversas fuentes dependiendo de su campo de estudio, desde el vecino sincrotrón australiano, a microscopios electrónicos, instrumentos de imágenes médicas o la NASA.
Y todo ello de una forma sin precedentes, hasta el punto de que puede variar la percepción del objeto de estudio al observarlo con tanto detalle. Ocurre por ejemplo al proyectar el cerebro de un paciente a través de los vasos sanguíneos. La red de cables de colores que sube y baja en masa a través de la pared de pantallas 3D es tan compleja que incluso los mejores neurólogos del mundo lo verían con otros ojos.
Pero se trata de un cerebro humano real, captado a través de una resonancia magnética que tardó más de una hora en completarse. '”En un ordenador normal esto se vería como poco más que una bola de lana multicolor”, explica el científico computacional David Barnes en un artículo publicado en el Sydney Morning Herald.
Como esta, las aplicaciones de CAVE2 son prácticamente ilimitadas, desde el análisis de datos, simulación de entornos virtuales, ingeniería de diseño, ensayos, colaboraciones a gran escala, diseño arquitectónico, etc. Pero siempre enfocado a desbloquear las próximas fronteras de la ciencia.
Para ello la instalación combina pantallas de última generación y tecnología gráfica con el software más avanzado, proporcionando así una "lente" única y poderosa capaz de examinar volúmenes de información extremadamente grandes y complejos en la era del Big Data. Hasta ahora su comprensión y visualización era un obstáculo para los investigadores, que normalmente trabajan con hojas de cálculo y microscopios 2D.
“Permitiendo y haciendo hincapié en la conexión visual con datos complejos, CAVE2 va a transformar la forma en que nuestros científicos e investigadores interactúan con sus datos”, subraya el profesor Paul Bonnington. De hecho, asegura que es buen ejemplo de cómo la tecnología puede impulsar y conducir el progreso de la investigación.
El doctor Barnes está de acuerdo, matizando que se hacen descubrimientos para “ver las cosas de nuevas maneras, es tan simple como eso”.
Antecedentes
El primer CAVE2 fue diseñado y localizada en el Electronic Visualisation Laboratory (EVL) de la Universidad de Illinois, Chicago. Sin embargo, la instalación de Monash, la única de su tipo en el hemisferio sur, es la segunda y más grande construida.
La de Ilinois es también una sala panorámica de 320 grados con 72 paneles LCD capaces de reproducir al límite de la agudeza visual humana. Cuenta con un sistema de seguimiento óptico que se consigue a través de diez cámaras, lo que le permite construir imágenes en la pantalla según el punto de vista del observador. El sonido se alcanza con un sistema envolvente con 20 altavoces, y dispone de 36 ordenadores funcionando al mismo tiempo.
Este centro tuvo a su vez un antecedente en 1992, cuando EVL construyó su primera CAVE, una pequeña habitación con forma de cubo en la que se proyectaban imágenes en las paredes, el techo y el suelo combinadas con sensores electromagnéticos, lo que permitía ver en 3D con gafas especiales.
Se trata de la antesala de la realidad virtual. Sin embargo, la tecnología empleada en esta instalación dio lugar a una gran cantidad de bibliotecas de software que se han ido extendiendo por diferentes universidades durante las dos últimas décadas, hasta llegar a equipos como el de Monash.
El primer CAVE2 fue diseñado y localizada en el Electronic Visualisation Laboratory (EVL) de la Universidad de Illinois, Chicago. Sin embargo, la instalación de Monash, la única de su tipo en el hemisferio sur, es la segunda y más grande construida.
La de Ilinois es también una sala panorámica de 320 grados con 72 paneles LCD capaces de reproducir al límite de la agudeza visual humana. Cuenta con un sistema de seguimiento óptico que se consigue a través de diez cámaras, lo que le permite construir imágenes en la pantalla según el punto de vista del observador. El sonido se alcanza con un sistema envolvente con 20 altavoces, y dispone de 36 ordenadores funcionando al mismo tiempo.
Este centro tuvo a su vez un antecedente en 1992, cuando EVL construyó su primera CAVE, una pequeña habitación con forma de cubo en la que se proyectaban imágenes en las paredes, el techo y el suelo combinadas con sensores electromagnéticos, lo que permitía ver en 3D con gafas especiales.
Se trata de la antesala de la realidad virtual. Sin embargo, la tecnología empleada en esta instalación dio lugar a una gran cantidad de bibliotecas de software que se han ido extendiendo por diferentes universidades durante las dos últimas décadas, hasta llegar a equipos como el de Monash.