Imagen ofrecida por el sistema informático sobre la evolución de la nube. GMSMA.
Investigadores de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado un sistema de predicción de la evolución de la nube de cenizas del volcán islandés Eyjafjallajökull. Aunque el volcán ha descendido en actividad desde finales de mayo, la erupción no se considera todavía concluida.
El sistema se basa en una estimación de las emisiones diarias del volcán obtenidas mediante las observaciones de los satélites OMI, GOME-2 y SCIAMACHY, y se puede consultar Internet gratuitamente. Estas emisiones varían de día en día y para hacer la previsión se asumen que las emisiones observadas mediante los satélites son constantes durante el periodo de predicción o simulación del modelo. Esta es la mayor fuente de incertidumbre, al desconocer la evolución futura de las emisiones del volcán.
El sistema combina la información sobre el comportamiento del volcán, obtenida dos veces al día por los citados satélites, con la información medioambiental que influye sobre la evolución de la nube volcánica, como es la fuerza y orientación de los vientos, la humedad del aire, etc.
Para su desarrollo, se ha utilizado el sistema de previsión de la calidad del aire para toda Europa, desarrollado también en la Facultad, que está operativo desde 2008 basado en los modelos MM5 (NCAR, US) y CMAQ (US EPA). Para este cometido, al modelo se le ha incluido la información obtenida por los satélites sobre las emisiones procedentes de dicho volcán.
Prognosis
La prognosis se basa en el supuesto de que la nube volcánica emitida se eleva entre 4,5 kilómetros y los 8 kilómetros. El sistema analiza la información como si fueran emisiones de óxido de azufre (SO2). Los cálculos diarios se realizan con las observaciones de los satélites mencionados y los resultados se muestran a tres niveles usando las unidades Dobson.
La unidad Dobson (en inglés, DU) es una manera de expresar la cantidad presente de ozono en la atmósfera terrestre, específicamente en la estratosfera. Concretamente es una medida del espesor de la capa de ozono. En el caso del volcán, se utiliza esta medida para determinar la densidad de la nube de ceniza.
La previsión está sujeta a incertidumbre debido a la imposibilidad de conocer el comportamiento del volcán día a día. Sin embargo, el modelo informático utilizado es de gran calidad y viene proporcionando las previsiones de ozono y otros contaminantes limitados por las Directivas Europeas (y los correspondientes Reales Decretos) desde hace varios años. El MM5 desde el año 2000 y el CMAQ desde el año 2007.
El sistema está operando a nivel experimental desde hace unas semanas y está sostenido por el Grupo de Modelos y Software para el Medio Ambiente (GMSMA) que dirige el profesor Roberto San José.
El sistema se basa en una estimación de las emisiones diarias del volcán obtenidas mediante las observaciones de los satélites OMI, GOME-2 y SCIAMACHY, y se puede consultar Internet gratuitamente. Estas emisiones varían de día en día y para hacer la previsión se asumen que las emisiones observadas mediante los satélites son constantes durante el periodo de predicción o simulación del modelo. Esta es la mayor fuente de incertidumbre, al desconocer la evolución futura de las emisiones del volcán.
El sistema combina la información sobre el comportamiento del volcán, obtenida dos veces al día por los citados satélites, con la información medioambiental que influye sobre la evolución de la nube volcánica, como es la fuerza y orientación de los vientos, la humedad del aire, etc.
Para su desarrollo, se ha utilizado el sistema de previsión de la calidad del aire para toda Europa, desarrollado también en la Facultad, que está operativo desde 2008 basado en los modelos MM5 (NCAR, US) y CMAQ (US EPA). Para este cometido, al modelo se le ha incluido la información obtenida por los satélites sobre las emisiones procedentes de dicho volcán.
Prognosis
La prognosis se basa en el supuesto de que la nube volcánica emitida se eleva entre 4,5 kilómetros y los 8 kilómetros. El sistema analiza la información como si fueran emisiones de óxido de azufre (SO2). Los cálculos diarios se realizan con las observaciones de los satélites mencionados y los resultados se muestran a tres niveles usando las unidades Dobson.
La unidad Dobson (en inglés, DU) es una manera de expresar la cantidad presente de ozono en la atmósfera terrestre, específicamente en la estratosfera. Concretamente es una medida del espesor de la capa de ozono. En el caso del volcán, se utiliza esta medida para determinar la densidad de la nube de ceniza.
La previsión está sujeta a incertidumbre debido a la imposibilidad de conocer el comportamiento del volcán día a día. Sin embargo, el modelo informático utilizado es de gran calidad y viene proporcionando las previsiones de ozono y otros contaminantes limitados por las Directivas Europeas (y los correspondientes Reales Decretos) desde hace varios años. El MM5 desde el año 2000 y el CMAQ desde el año 2007.
El sistema está operando a nivel experimental desde hace unas semanas y está sostenido por el Grupo de Modelos y Software para el Medio Ambiente (GMSMA) que dirige el profesor Roberto San José.