Ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) han ideado un papel compuesto de nanohilos totalmente impermeable y que tiene una extraordinaria capacidad para absorber materiales hidrofóbicos (como el petróleo). Según sus creadores, esta “supertoallita” es capaz de absorber 20 veces su peso en petróleo, por lo que su aplicación más inmediata podría ser la de minimizar el efecto de las mareas negras en las playas. Por otro lado, investigadores del Royal Institute of Technology, en Estocolmo, han presentado otro papel, compuesto de nanofibras de celulosa, que es tan fuerte como el acero. Esta propiedad lo hará muy útil para fabricar membranas, filtros y ciertos componentes de los aviones.
Ingenieros de la Universidad de Florida han patentando el diseño de una avión que tiene la forma de un platillo volante y que vuela sacando partido de un fenómeno llamado magnetohidrodinámica. El platillo, que no tiene partes movibles, podría ser usado ya para labores de reconocimiento y vigilancia, aunque sus creadores intentan desarrollar un aparato más grande que el conseguido hasta ahora (sólo de 15 centímetros de diámetro). Por el momento, ha despertado el interés del ejército norteamericano y de la NASA, dado que podría ser un buen aliado para la exploración de la atmósfera de otros planetas. De confirmarse esta tecnología, dispondríamos de un avión, un helicóptero y un platillo en un único dispositivo, dicen los ingenieros.
El emprendedor norteamericano Doug Selsam ha ideado un nuevo sistema para conseguir electricidad a partir de la energía eólica: instalar decenas de pequeños rotores unidos a un mismo generador. Selsam considera que se extrae más energía a partir de muchos pequeños rotores que de un solo, como los molinos de viento que estamos acostumbrados a ver. Los prototipos han demostrado que generan la misma energía que el método tradicional, pero empleando para su fabricación diez veces menos materiales y abaratando considerablemente el coste energético. Otra de las virtudes es que puede ser instalado en una casa particular, pero también en grandes centrales en alta mar, entre otros muchos sitios. Todavía no se ha comercializado, aunque General Electric ya está barajando la idea de hacerlo.
Una empresa británica ha ideado un sistema que permite convertir un coche convencional (alimentado con gasolina) en uno híbrido. El sistema es básicamente un “pack” de tres baterías que alimentan dos motores eléctricos situados en la parte trasera del vehículo. Las baterías incorporan la última tecnología en nanopartículas, por lo que son ligeras y de reducidas dimensiones. Las primeras pruebas reales han puesto de manifiesto que la nueva tecnología consigue que un coche normal contamine un 39% menos, y que sea hasta un 61% más eficiente en el consumo de combustible. Según sus creadores, el nuevo sistema podría contribuir a generalizar el uso de estos coches respetuosos con el medioambiente.
Ingenieros del Ǻngström Aerospace, en Suecia, y del Jet Propulsión Laboratory, en los Estados Unidos, han ideado un robot esférico inflable para explorar la superficie marciana. Según sus creadores, la gran ventaja de este desarrollo es que es mucho más barato que los robots usados en la actualidad para tales misiones. Otra de sus grandes ventajas es que ocupa poco espacio y es energéticamente muy eficiente, ya que con una sola carga de sus baterías puede recorrer hasta 100 kilómetros. Estas esferas hinchables se alimentarían de unos finísimos paneles solares instalados en su parte exterior.
Un robot que es capaz de desplazarse por superficies verticales ha sido desarrollado por ingenieros mecánicos de SRI International. Para ello, han usado una tecnología ya existente llamada electroadhesión, mediante la cual el robot induce cargas electromagnéticas sobre la superficie por la que se va desplazar para adherirse a ella. Según sus creadores, la aplicación más inmediata será en el ámbito militar, aunque también puede tener numerosas aplicaciones civiles, como para limpiar los cristales de un rascacielos o el despliegue de nodos de red. Asimismo, y si consiguen crear un interface adecuado, podría permitirnos a nosotros escalar fácilmente por superficies verticales.
Imitando una de las típicas travesuras de los niños, la de quemar una hoja con un trozo de cristal, ingenieros de IBM han usado una gran lente para concentrar 230 vatios de energía solar en un centímetro cuadrado de una célula fotovoltaica. Esta nueva tecnología es una mejora del “concentrador fotovoltaico” (CPV en inglés), un sistema que captura la luz del sol y la focaliza en un área diminuta. La gran novedad es que han enfriado el concentrador con metal líquido y mediante una técnica aplicada en la fabricación de chips por al industria informática. Toda esa energía es susceptible de ser transformada en 70 vatios de energía eléctrica, cinco veces más que la generada por las células fotovoltaicas convencionales. Otra de las ventajas de la propuesta de IBM es que permite reducir hasta diez veces los componentes de una planta solar, abaratando mucho la producción de esta fuente de energía.
Ingenieros químicos de la Universidad de Stanford han desarrollado un nuevo tipo de córneas artificiales que podrían acabar con los problemas derivados de su transplante. El nuevo material es transparente y robusto, a pesar de estar compuesto en un 80% por agua. Este alto porcentaje de agua permite, precisamente, que la córnea no sea rechazada por el ojo y que el riesgo de infección se reduzca considerablemente. Por el momento ha sido probada con éxito en conejos, aunque habrá que esperar todavía varios años para que se empiece a probar en humanos.
Investigadores de la Facultad de Ciencia y Tecnología del País Vasco están probando nuevos materiales inteligentes de última generación para mejorar la precisión de los robots. En concreto, han creado con estos materiales una garra para un robot capaz de asir objetos a nivel de micras. Asimismo, han desarrollado otro dispositivo artesanal capaz posicionar objetos con una precisión de 20 nanómetros. Una de las primeras aplicaciones de estos materiales puede ser en telescopios, donde se encuentran espejos que han de ser situados con mucha precisión. De momento, estos prototipos no son comercializables, aunque sus creadores esperan que lleguen a estar presentes en dispositivos de robótica y posicionamiento.