La mitad de la materia de la que estamos hechos no procede de la Vía Láctea, sino de otras galaxias cercanas, ha determinado un estudio.
Hasta ahora sabíamos que nuestro cuerpo está constituido por polvo de estrellas, residuos de supernovas, y que esta materia prima de nuestro organismo se había producido en nuestra galaxia.
Los modelos establecidos con anterioridad sugerían en efecto que los vientos galácticos no podían permitir la transferencia intergaláctica de materia, ya que no tenían fuerza suficiente para trascender las enormes distancias que separan a la Vía Láctea de sus galaxias vecinas. El nuevo estudio sugiere que los vientos galácticos son mucho más potentes de lo que se pensaba hasta ahora.
Cuando las estrellas terminan su ciclo de vida, explotan en forma de supernovas y emiten gases a gran velocidad a través del universo. Esta materia es capturada por los vientos galácticos, flujos de partículas cargadas que son alimentadas por las explosivas supernovas.
Basándose en simulaciones informáticas, los investigadores han demostrado que las supernovas expulsan una enorme cantidad de gas que es capaz de propulsar los átomos de una galaxia a otra.
Consideran que lo más probable es que una gran parte de la materia que constituye la Vía Láctea proceda de otras galaxias, de la que fue expulsada por un poderoso viento galáctico. Esta transferencia de masa entre galaxias, que habría durado miles de millones de años, podría ser el origen del 50% de la materia que presentan las grandes galaxias, según este estudio.
La Vía Láctea, concretamente, habría robado la mitad de su materia de las dos Nubes de Magallanes, situadas entre 160.000 y 200.000 años luz, según este estudio. Las Nubes de Magallanes son dos galaxias enanas, pertenecientes al Grupo Local de galaxias al que pertenece la Vía Láctea.
Hasta ahora sabíamos que nuestro cuerpo está constituido por polvo de estrellas, residuos de supernovas, y que esta materia prima de nuestro organismo se había producido en nuestra galaxia.
Los modelos establecidos con anterioridad sugerían en efecto que los vientos galácticos no podían permitir la transferencia intergaláctica de materia, ya que no tenían fuerza suficiente para trascender las enormes distancias que separan a la Vía Láctea de sus galaxias vecinas. El nuevo estudio sugiere que los vientos galácticos son mucho más potentes de lo que se pensaba hasta ahora.
Cuando las estrellas terminan su ciclo de vida, explotan en forma de supernovas y emiten gases a gran velocidad a través del universo. Esta materia es capturada por los vientos galácticos, flujos de partículas cargadas que son alimentadas por las explosivas supernovas.
Basándose en simulaciones informáticas, los investigadores han demostrado que las supernovas expulsan una enorme cantidad de gas que es capaz de propulsar los átomos de una galaxia a otra.
Consideran que lo más probable es que una gran parte de la materia que constituye la Vía Láctea proceda de otras galaxias, de la que fue expulsada por un poderoso viento galáctico. Esta transferencia de masa entre galaxias, que habría durado miles de millones de años, podría ser el origen del 50% de la materia que presentan las grandes galaxias, según este estudio.
La Vía Láctea, concretamente, habría robado la mitad de su materia de las dos Nubes de Magallanes, situadas entre 160.000 y 200.000 años luz, según este estudio. Las Nubes de Magallanes son dos galaxias enanas, pertenecientes al Grupo Local de galaxias al que pertenece la Vía Láctea.
Vientos galácticos más potentes
Nuestros orígenes son mucho menos locales de lo que se pensaba hasta ahora, explica Claude-André Faucher-Giguère, autor de la investigación, en un comunicado. Añade que los vientos galácticos pueden desplazar la materia mucho más rápidamente de lo previsto y a lo largo de distancias mucho más extensas.
Considerando que una gran parte de la materia de la que estamos compuestos procede de otras galaxias, podemos considerarnos como viajeros espaciales o inmigrantes extragalácticos, según Daniel Anglés-Alcázar, otro de los investigadores.
Este estudio modifica la comprensión de la formación de las galaxias después del Big Bang tal como se conocía hasta ahora. La teoría admitida hasta ahora es que, después del Big Bang, el universo estaba lleno de un gas uniforme compuesto de elementos ligeros como el hidrógeno y el helio. Centenares de millones de años después, ese gas primordial se condensó para formar las estrellas y galaxias.
Claude-André Faucher-Giguère, explica que antes se pensaba que las galaxias crecían principalmente absorbiendo material que quedaba del big bang. Lo que no anticipamos, y lo que es la gran sorpresa, es que alrededor de la mitad de los átomos que terminan en Galaxias de la Vía Láctea vienen de otras galaxias, dijo. Nos da una idea de cómo podemos venir de muy lejanos rincones del universo, añadió.
Nuestros orígenes son mucho menos locales de lo que se pensaba hasta ahora, explica Claude-André Faucher-Giguère, autor de la investigación, en un comunicado. Añade que los vientos galácticos pueden desplazar la materia mucho más rápidamente de lo previsto y a lo largo de distancias mucho más extensas.
Considerando que una gran parte de la materia de la que estamos compuestos procede de otras galaxias, podemos considerarnos como viajeros espaciales o inmigrantes extragalácticos, según Daniel Anglés-Alcázar, otro de los investigadores.
Este estudio modifica la comprensión de la formación de las galaxias después del Big Bang tal como se conocía hasta ahora. La teoría admitida hasta ahora es que, después del Big Bang, el universo estaba lleno de un gas uniforme compuesto de elementos ligeros como el hidrógeno y el helio. Centenares de millones de años después, ese gas primordial se condensó para formar las estrellas y galaxias.
Claude-André Faucher-Giguère, explica que antes se pensaba que las galaxias crecían principalmente absorbiendo material que quedaba del big bang. Lo que no anticipamos, y lo que es la gran sorpresa, es que alrededor de la mitad de los átomos que terminan en Galaxias de la Vía Láctea vienen de otras galaxias, dijo. Nos da una idea de cómo podemos venir de muy lejanos rincones del universo, añadió.
Referencia
The Cosmic Baryon Cycle and Galaxy Mass Assembly in the FIRE Simulations. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
The Cosmic Baryon Cycle and Galaxy Mass Assembly in the FIRE Simulations. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.