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Los milagros persisten en el mundo moderno

Ciencia y religión confluyen en el estudio de las curaciones inexplicables


El periodista Michael Paulson ha analizado recientemente, en la revista The Boston Globe, el fenómeno de los milagros. Según Paulson, los milagros no han desaparecido en nuestro tiempo –a pesar de que parezcan contradecir la mentalidad moderna- pero sí que ha cambiado la forma en que la Iglesia Católica Romana los tiene en consideración. Ahora, la Iglesia cuenta con todo un elenco de especialistas en medicina que, desde una perspectiva siempre científica, tratan de diferenciar las recuperaciones asombrosas, médicamente comprensibles, de las curaciones milagrosas, sin explicación científica alguna. Por Yaiza Martínez.


14/07/2009

Vidriera de la Catedral cristiana de Canterbury, en Inglaterra, cuyas imágenes reflejan curaciones milagrosas.
Vidriera de la Catedral cristiana de Canterbury, en Inglaterra, cuyas imágenes reflejan curaciones milagrosas.
La revista The Boston Globe ha publicado recientemente un artículo, firmado por el periodista especializado en religión Michael Paulson, en el que se analiza el fenómeno de los milagros desde una curiosa perspectiva.

En un sentido general, y según muchas religiones, un milagro es una intervención divina en el Universo. En un sentido más concreto, se considera como milagro cualquier hecho de causa aparentemente inexplicable en el que, por tanto, se supone que han intervenido fuerzas sobrenaturales.

La reflexión de Paulson sobre los milagros tiene su origen en la reciente aprobación, por parte de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano, de la beatificación de John Henry Newman, un cardenal inglés muerto en 1890 y que se supone intervino en la recuperación del diácono británico Jack Sullivan, que padecía una grave dolencia en su espina dorsal.

La curación de Sullivan, que afirma haberle rezado a Newman para que lo curase, no se ha podido relacionar con ningún tratamiento médico, por lo que el Vaticano ha dictaminado que es un milagro.

Milagros científicamente desechados

Todo esto sucede hoy a pesar de que, tal y como señala Paulson, los milagros nos parezcan incompatibles con los tiempos modernos.

De hecho, los fenómenos milagrosos se mantienen aún como una parte oficial de la burocracia eclesiástica, en gran medida porque se necesitan dos milagros oficialmente reconocidos para declarar santo o santa a alguien (un milagro garantiza la beatificación, y el segundo milagro la canonización).

Sin embargo, algo sí que ha cambiado en nuestra época en lo que respecta a lo que es considerado como “milagro”: el Vaticano ha desarrollado una gran experticia médica para separar lo que son las recuperaciones asombrosas, aunque médicamente comprensibles, de las curaciones milagrosas, sin explicación científica alguna.

Es decir, que los milagros ya no pueden ser “aleatorios”, sino que han de estar científicamente comprobados.

Confluencia de fenómenos

En las últimas décadas, explica Paulson, se ha producido la paradójica confluencia de dos fenómenos: al mismo tiempo que la ciencia médica ha mejorado en las explicaciones sobre las recuperaciones humanas, la Iglesia Católica Romana ha tenido que afrontar un número creciente de curaciones inexplicables.

El resultado ha sido un proceso inusual, que ha consistido en que el Vaticano se haya especializado –científicamente- en desechar causas “milagrosas” para poder revelar qué hay de verdad en cada “milagro” que se le presenta para su consideración.

Esta situación de investigaciones paralelas, la médica buscando explicaciones en el mundo natural y la eclesiástica en lo sobrenatural, supone una nueva vuelta de tuerca para la ya tradicional tensión entre ciencia y religión, afirma el autor del artículo.

El contraste es especialmente intenso dentro del catolicismo, que desde siempre ha estado más abierto a la investigación científica que otras religiones, pero que también reconoce creer en la intervención divina en la vida cotidiana y da una gran importancia a los santos y al papel de éstos en la devoción de los católicos.

Necesidad de verificación

En el pasado, los milagros tendían a ser de índole más fantástica, pero en el mundo moderno, se encuentran de manera casi exclusiva en el terreno de la curación de enfermedades, explica Paulson.

Esto se debe, según el jesuita norteamericano James Martin, autor del libro “My Life With the Saints” (Mi vida con los santos), publicado en 2006, a que la iglesia necesita que sus milagros sean verificables, y normalmente los únicos que son más fáciles de verificar (desde un punto de vista científico) son los relacionados con recuperaciones de cualquier enfermedad.

Martin señala que estas curaciones, para ser contempladas como “milagrosas”, en la actualidad deben ser inmediatas, permanentes (sin recaídas), no atribuibles a ningún otro tratamiento; han de estar claramente documentadas por evidencias médicas; y ser el resultado de plegarias intencionadas pidiendo la intervención de un santo.

Análisis desapasionado

El proceso actual de canonización de santos en la Iglesia Católica, informal durante el primer milenio de la cristiandad, se ha ido regulando durante los últimos ocho siglos, y ahora mismo ha de pasar por diversos procesos de revisión, que culminan en los exámenes de miembros de la Iglesia expertos en medicina, antes de que el propio Papa tome la última decisión.

Para ello, la Congregación para las Causas de los Santos de Roma cuenta con un equipo de especialistas en medicina que determinan si la curación carece de explicación científica.

La intención de los eclesiásticos es llevar a cabo un análisis desapasionado de cualquiera de los casos que se planteen, y esto les lleva incluso a acudir a médicos no católicos que corroboren esa carencia de explicaciones científicas para ciertos hechos.

Con todas estas condiciones y revisiones, concluye Paulson, no resulta sencillo hoy día llegar a declarar como milagrosa una curación.

El afán por la rigurosidad en el seno de la Iglesia Católica ha llevado incluso a instalar en Lourdes, lugar de peregrinación católica en Francia, un consultorio médico en el que se han revisado ya miles de supuestas curaciones milagrosas. De todas ellas, menos de 70 han sido reconocidas por la Iglesia como científicamente inexplicables y, por tanto, de intervención divina.



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1.Publicado por Manuel el 15/07/2009 02:24
1.- Por definición, los milagros son aquellos acontecimientos Extraordinarios, realizados en beneficio de una o mas personas, sin que el hombre pueda determinar las causas para darse una explicación científica, no quedando otra alternativa causal, mas que la intervención de orden Divina, directa y exclusiva
2.- Para determinar que un acontecimiento es de orden natural, deberán poderse determinar las causas mediante los métodos establecidos por la razón y la ciencia.
3.-La ciencia es el acerbo de conocimientos determinados por la inducción, (experiencia),o por la deducción lógica y metódica establecida. Sin embargo el mundo del conocimiento científico es bastísimo y a mayor conocimiento mas interrogantes se presentan, por lo que esto del conocer con certidumbre es el cuento de nunca acabar.
4.-Cuando no encontramos una explicación natural de algún acontecimiento por que aún ignoramos el tema y sus causales, nos resulta muy cómodo el no declararnos Ignorantes, (soberbia), y como mecanismo automático lo declaramos Milagro.............habrá que esperar largo tiempo para la revisión de los hechos y obtener una nueva diagnosis que bien podría dar la explicación natural del acontecimiento.

2.Publicado por jorgebaron el 20/07/2009 15:40
Básicamente, opino lo mismo que Manuel: si bien parece haber ciertas curaciones "aparentemente imposibles" - digámoslo así; médicamente hablando, en la actualidad sería así -, no necesariamente deberían ser atribuidas a los santos. De acuerdo, las investigaciones vaticanas buscan eliminar otras razones conocidas. En caso de que sean eliminadas, "sólo puede quedar una", como en las películas de Los Inmortales: es un milagro. ¿Pero qué ocurre si se trata de causas aún desconocidas?

La misma creencia en la posibilidad de curarse "milagrosamente" podría ejercer un efecto no cuantificable.

Todavía no concocemos cómo funciona completamente el cerebro, ni las estrechas relaciones que en ocasiones muy concretas puede tener con el resto del cuerpo. Puede haber áreas no activadas en determinados individuos, como el caso que suele mencionar Lythgoe sobre el albañil que tuvo un ataque de apoplejía y desarrolló después una vena creativa alucinante (escribía poemas, dibujaba, etc., cuando antes
no tenía estos impulsos).

En casos de grave peligro determinadas personas parecen ser capaces de mostrar un grado superior de determinadas habilidades, superior al normal (fuerza, etc).

Así, pues, todavía queda mucho por investigar, y un milagro no debería ser "asignado" sin más a un determinado santo. Además, hay milagros fuera de la Iglesia Católica, claro. Y ésa es otra cuestión: si un "milagro" se atribuye a un santo "católico" y hay otros "milagros" atribuidos a santos "no católicos", ¿de parte de "quién" realizan estas actuaciones? Un tema polémico, creo.

En fin, es un tema que da para hablar :), pero siempre desde la objetividad.

Saludos!

Jorge

3.Publicado por Beatriz Basenji el 01/08/2009 23:08
Querría comentar algo sobre la Oración.Conozco una Institución cristiana que imparte Conocimiento espiritual a la par que enseña a autoanalizarse .Enseña a cada uno a conocerse a sí mismo y aceptarse tal cual es, pero le sugiere a sus estudiantes que aquellos aspectos negativos que descubra en su persona,debe esforzarse en superarlos con paciencia y Amor, y sobre todo con el ejercicio de la voluntad. A partir del tercer mes de iniciados los cursos , todos los estudiantes se unen en Oración para pedir por todas las personas que así lo han solicitado ya sea por salud, armonía de la familia, necesidades de trabajo, etc. Hay una sola condición para todos: nadie puede pedir para si mismo.

4.Publicado por Alfredo Gómez el 01/06/2010 21:48
Me pareció estupendo tu artículo. Solo quisiera preguntarles a mis dos primeros antecesores de opinión; si tenemos que seguir esperando 2000 años mas para buscar la explicación científica de como el agua se convirtió en vino o como con 3 panes y cinco peces se alimentan 5000 personas
Gracias por su atención
Alfredo Gómez
Caracas Venezuela

5.Publicado por Manuel. el 15/12/2010 23:11
Una observación. Los milagros no los hacen los Santos, ni los Ángeles ni la Virgen. Los milagros los hace Dios Padre, siendo el intermediario o intercesor, el santo, la santa, la Virgen, etc. Dios con su infinito poder, y así lo ha hecho y sigue haciendo, puede obrar en una confesión, creencia o religión que no sea la católica, incluso en ateos se ha dado el caso, en cuyo caso la Iglesia lo califica como "Obra de Dios", reservándose la palabra "milagro" para esas "Obras de Dios" que acontecen en el seno de la Iglesia Católica.

En cuanto a la forma en que Dios los hace, lo desconocemos y lo seguiremos desconociendo. No queramos ser o saber como Él. Eso es un error, como es un error atribuirle el milagro a un santo. En lo que respecta a "milagros" u "Obras de Dios" atribuibles a una imágen sagrada, estampa, etc., debe de tenerse en cuenta de que se tratan de instrumentos de los que Dios se sirve para transmitirnos ese "milagro" u "Obra" y aumentarnos a través de ellos la fe. Una imágen o estatua que represente a Jesús, a la Virgen, o a un Santo, es imposible que pueda hacer un milagro.

Saludos,
Manuel.

6.Publicado por Alfredo Gómez el 16/12/2010 01:05
Claro amigo que las estatuas, ni las estampas ni las reliquias ni los santos ni la virgen hacen milagros pero hay una diferencia que tal vez sea necesaria aclarar su significado: Venerar y Adorar son términos como usted bien sabe totalmente diferente y no es mi intención instruirlo por que se ve que usted es una persona culta.
Gracias por su atención

7.Publicado por Manuel. el 16/12/2010 11:58
Hola amigo Alfredo.

Es bueno que hayas hecho es aclaración. Venerar no es adorar, algo que confunde mucha gente, especialmente los cristianos fundamentalistas Testigos de Jehová, a los que estoy hasta el gorro de repetirles que en este aspecto y otros muchos con nosotros los católicos están equivocados. Que les quede claro, nosotros adoramos solamente a Dios Padre Todopoderoso, que vive y reina en la unidad del Hijo y del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Saludos,
Manuel.

8.Publicado por Beatriz Basenji el 16/12/2010 14:42
Es natural que los milagros existan puesto que la Divinidad está totalmente involucrada con nosotros, los seres humanos. Pensad tan solo en el armamento atómico que existe en poder de diferentes gobiernos ninguno de ellos con vocación de santidad y TODAVÍA ESTAMOS SOBRE LA TIERRA, y los ciclos de la Naturaleza se van cumpliendo con perfecta armonía. Los únicos fuera de LA ARMONÍA somos nosotros. Y el Milagro de la Vida nos contiene !!

9.Publicado por Manuel. el 30/12/2010 19:24

Leo aquí un comentario consecuencia de un error. El pan y el vino, en la consagración, no se convierten materialmente en el cuerpo y la sangre de Jesús, pues en tal caso el vino tendría el sabor a sangre y el pan el sabor a carne humana, y evidentemente no es esto lo que sucede. Si que se produce el hecho que denominamos transustanciación, y que consiste en que una vez bendecidos los dones por Dios Padre a petición del sacerdote, el pan sigue sabiendo a pan y el vino a vino, pero ya no son tales, son el Cuerpo y la Sangre de Cristo, milagro atribuible por supuesto a Dios Padre. Así pues queda claro que el Cuerpo y la Sangre de Cristo son ese pan y ese vino que siguen manteniendo su sabor natural.

La institución de la Eucaristía es uno de los momentos más solemnes de la vida de Jesús. No se puede determinar la parte concreta de la cena en que sucedió. San Mateo nos dice que durante la cena el Maestro “tomó el pan, lo bendijo y lo partió dándoselo a sus discípulos”, y que pronunció las solemnes palabras consagratorias, “tomad y comed todos de él porque este es mi cuerpo que será entregado por vosotros”. Sin embargo si que sabemos con exactitud que la consagración del cáliz tiene lugar acabada ya la cena y no sabemos si hubo interrupción entre ambos actos, pero lo que sí es evidente es que ambos suceden y que los apóstoles captan perfectamente el mensaje para el que ya los había preparado. Cristo había anunciado esta conversión misteriosa cuando hablaba de la necesidad de “comer su carne” y “beber su sangre”. El milagro es tan portentoso que no han faltado ni faltan quienes pretender atenuar las palabras de Jesús en la última cena suponiendo que se trata de un símbolo, como si dijera “este pan simboliza mi cuerpo”, y “este vino simboliza mi sangre” u otras cosas parecidas.

Saludos,
Manuel.

10.Publicado por LOZANO el 02/04/2012 20:52
CREO EN LOS MILAGROS DIVINOS PERO NO EN LA DE ALGUN SANTO COMO ALGUNAS PERSONAS DICEN PORQUE LA BIVLIA DICE QUE NO HABRA SANTO EN AL TIERRA QUE HAGA MILAGROS

11.Publicado por leo el 30/03/2013 02:54 (desde móvil)
Yo si creo en los milagros y estoy orgulloso de ello y tengo la plena confianza en que suceden.creo en dios padre.dios hijo y espiritu santoy la santisima virgen maria.

12.Publicado por Fernando el 20/04/2014 15:18
¿Como explican lo que paso con el sol en Fatima? Saludos.

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