Un estudio internacional en el que ha participado el Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y la Universidad Pompeu Fabra, ha identificado un conjunto de 125 genes potencialmente relacionados con el proceso de domesticación del caballo.
Este trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha comparado los genomas de dos caballos primitivos fósiles encontrados en Taymyr (Rusia), con el del caballo doméstico moderno y el del caballo salvaje mongol, también conocido como caballo de Przewalski.
“Esta investigación demuestra que los genomas primitivos son una herramienta muy útil para reconstruir los complejos cambios genéticos, que convirtieron a los animales salvajes en sus formas domesticadas, algo difícil de estudiar ya que los caballos salvajes se encuentran casi extinguidos. Además, nuestros resultados nos permiten ver el contexto poblacional en el que tuvo lugar la domesticación”, explica el investigador Tomás Marques, investigador ICREA en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC/UPF) y del Centro Nacional de Análisis Genómico, en un comunicado del CSIC.
Entre los 125 genes identificados los investigadores han hallado un conjunto que estaría implicado en el desarrollo de los músculos, las extremidades, las articulaciones y el sistema cardiovascular, lo que, según los investigadores, supondría la adaptación fisiológica del caballo a las sociedades humanas.
Un segundo grupo de genes estaría relacionado con las funciones cognitivas, como el comportamiento social, la capacidad de aprendizaje, la respuesta al miedo y la cordialidad, factores que podrían haber sido claves en el proceso de domesticación de los caballos.
Este trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha comparado los genomas de dos caballos primitivos fósiles encontrados en Taymyr (Rusia), con el del caballo doméstico moderno y el del caballo salvaje mongol, también conocido como caballo de Przewalski.
“Esta investigación demuestra que los genomas primitivos son una herramienta muy útil para reconstruir los complejos cambios genéticos, que convirtieron a los animales salvajes en sus formas domesticadas, algo difícil de estudiar ya que los caballos salvajes se encuentran casi extinguidos. Además, nuestros resultados nos permiten ver el contexto poblacional en el que tuvo lugar la domesticación”, explica el investigador Tomás Marques, investigador ICREA en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC/UPF) y del Centro Nacional de Análisis Genómico, en un comunicado del CSIC.
Entre los 125 genes identificados los investigadores han hallado un conjunto que estaría implicado en el desarrollo de los músculos, las extremidades, las articulaciones y el sistema cardiovascular, lo que, según los investigadores, supondría la adaptación fisiológica del caballo a las sociedades humanas.
Un segundo grupo de genes estaría relacionado con las funciones cognitivas, como el comportamiento social, la capacidad de aprendizaje, la respuesta al miedo y la cordialidad, factores que podrían haber sido claves en el proceso de domesticación de los caballos.
Costes de la domesticación
“Otra de las cosas que hemos visto es que la domesticación va asociada a la endogamia y a un exceso de mutaciones dañinas. Es lo que llamamos ‘costes de la domesticación’, algo que también se ha visto en otros seres vivos, como los perros, los tomates o el arroz. Suele ser consecuencia de la relajación de la selección natural producto de los cuellos de botella demográficos asociados a la domesticación”, añade el investigador.
Los análisis realizados en este trabajo ofrecen también una perspectiva histórica del árbol genealógico de los caballos y de los inicios de la domesticación, hace unos 5.500 años.
Según los resultados, la rama a la que pertenecen los caballos primitivos de Taymyr se separaró del ancestro común del caballo doméstico y del caballo salvaje mongol hace al menos entre 127.000 y 159.000 años.
Por su parte, el ancestro del caballo salvaje mongol se separó del ancestro del caballo doméstico hace al menos entre 43.000 y 52.000 años.
Esta división, concluye Marques, pudo ser el resultado de la fragmentación de los hábitats de los caballos que tuvo lugar en esa época. El trabajo ha sido liderado por el investigador Ludovic Orlando, que trabaja en la University of Copenhaguen, en Dinamarca.
“Otra de las cosas que hemos visto es que la domesticación va asociada a la endogamia y a un exceso de mutaciones dañinas. Es lo que llamamos ‘costes de la domesticación’, algo que también se ha visto en otros seres vivos, como los perros, los tomates o el arroz. Suele ser consecuencia de la relajación de la selección natural producto de los cuellos de botella demográficos asociados a la domesticación”, añade el investigador.
Los análisis realizados en este trabajo ofrecen también una perspectiva histórica del árbol genealógico de los caballos y de los inicios de la domesticación, hace unos 5.500 años.
Según los resultados, la rama a la que pertenecen los caballos primitivos de Taymyr se separaró del ancestro común del caballo doméstico y del caballo salvaje mongol hace al menos entre 127.000 y 159.000 años.
Por su parte, el ancestro del caballo salvaje mongol se separó del ancestro del caballo doméstico hace al menos entre 43.000 y 52.000 años.
Esta división, concluye Marques, pudo ser el resultado de la fragmentación de los hábitats de los caballos que tuvo lugar en esa época. El trabajo ha sido liderado por el investigador Ludovic Orlando, que trabaja en la University of Copenhaguen, en Dinamarca.
Referencia bibliográfica
Mikkel Schuberta et al. Prehistoric genomes reveal the genetic foundation and cost of horse domestication. Proceedings of the National Academy of Sciences (2014). DOI: 10.1073/pnas.1416991111.
Mikkel Schuberta et al. Prehistoric genomes reveal the genetic foundation and cost of horse domestication. Proceedings of the National Academy of Sciences (2014). DOI: 10.1073/pnas.1416991111.