¿Cuándo realizó sus apuntes contables? ¿Cuándo se ha firmado el finiquito? ¿Cuándo hizo testamento? A veces son preguntas muy complicadas de contestar, y, en muchas ocasiones, se producen en contextos judiciales. De hecho, la datación de documentos constituye un campo fundamental en el ámbito de la ciencia forense.
Para resolver estas dudas la Universidad del País Vasco/EHU ha desarrollado el método Datink, que determina la edad de un escrito de forma menos invasiva que otras técnicas, pero, además, consigue datar documentos de hasta cinco años, con un margen de error del 20%. Es decir, si estima que el documento es de hace dos meses, el margen de error es de 12 días.
El equipo investigador de la UPV/EHU —formado por la catedrática de Química Analítica Rosa María Alonso, la doctora Itxaso San Román del grupo Farmartem del Departamento de Química Analítica y el doctor Luis Bartolomé del Servicio Central de Análisis de Bizkaia (SGIker)— ha desarrollado el método, que permite determinar el periodo de tiempo que la tinta puede llevar depositada en el papel y ajustar su edad.
Pero esta técnica también consigue salvar otros escollos relacionados con la cantidad de tinta depositada al escribir y el tipo de papel utilizado, ya que estas variables dificultan precisar la fecha de un documento con los métodos tradicionales. Y, por otro lado, la nueva técnica reduce a una el número de punciones necesarias para analizar el escrito de un documento.
Determinar la edad de un documento para conocer su legitimidad es una tarea condicionada por el tipo de papel en que se encuentra escrito, la presión del trazo -cantidad de tinta que fue depositada en el momento de escritura-, o incluso la técnica empleada.
Hasta el momento, los métodos de datación documental podían indicar si el escrito era relativamente nuevo (con menos de 90 días) o más antiguo (más de dos años), sin embargo esta precisión cronológica es insuficiente para ciertos casos, sobre todo, judiciales.
El trabajo
Conociendo estas dificultades, el equipo de la UPV/EHU comenzó a trabajar con muestras escritas a propósito para la investigación. Para ello usaron bolígrafos BIC, una de las marcas más habituales y, por tanto, también los más utilizados en los documentos que se someten a peritaje judicial. Cada escrito fue realizado en momentos distintos y con diferente presión del trazo de tinta, factores que pueden alterar los resultados y producir errores de datación.
Durante el proceso de envejecimiento natural de cada muestra, que tenían una edad conocida, el equipo de investigación analizó la evolución de los diferentes compuestos volátiles. En concreto, se centró en el disolvente denominado 2-phenoxyethanol (PE) que se encuentra en el 80% de las tintas de este tipo de bolígrafos (ballpoint pen).
San Román, Bartolomé y Alonso dejaron que el compuesto químico ganara edad en condiciones normales, sin envejecerlo artificialmente como ocurre con otros métodos, y estudiaron su velocidad de evaporación. Al analizar la cinética de su desaparición, el grupo investigador estableció un patrón que relaciona el estado de la tinta con el tiempo transcurrido.
Para resolver estas dudas la Universidad del País Vasco/EHU ha desarrollado el método Datink, que determina la edad de un escrito de forma menos invasiva que otras técnicas, pero, además, consigue datar documentos de hasta cinco años, con un margen de error del 20%. Es decir, si estima que el documento es de hace dos meses, el margen de error es de 12 días.
El equipo investigador de la UPV/EHU —formado por la catedrática de Química Analítica Rosa María Alonso, la doctora Itxaso San Román del grupo Farmartem del Departamento de Química Analítica y el doctor Luis Bartolomé del Servicio Central de Análisis de Bizkaia (SGIker)— ha desarrollado el método, que permite determinar el periodo de tiempo que la tinta puede llevar depositada en el papel y ajustar su edad.
Pero esta técnica también consigue salvar otros escollos relacionados con la cantidad de tinta depositada al escribir y el tipo de papel utilizado, ya que estas variables dificultan precisar la fecha de un documento con los métodos tradicionales. Y, por otro lado, la nueva técnica reduce a una el número de punciones necesarias para analizar el escrito de un documento.
Determinar la edad de un documento para conocer su legitimidad es una tarea condicionada por el tipo de papel en que se encuentra escrito, la presión del trazo -cantidad de tinta que fue depositada en el momento de escritura-, o incluso la técnica empleada.
Hasta el momento, los métodos de datación documental podían indicar si el escrito era relativamente nuevo (con menos de 90 días) o más antiguo (más de dos años), sin embargo esta precisión cronológica es insuficiente para ciertos casos, sobre todo, judiciales.
El trabajo
Conociendo estas dificultades, el equipo de la UPV/EHU comenzó a trabajar con muestras escritas a propósito para la investigación. Para ello usaron bolígrafos BIC, una de las marcas más habituales y, por tanto, también los más utilizados en los documentos que se someten a peritaje judicial. Cada escrito fue realizado en momentos distintos y con diferente presión del trazo de tinta, factores que pueden alterar los resultados y producir errores de datación.
Durante el proceso de envejecimiento natural de cada muestra, que tenían una edad conocida, el equipo de investigación analizó la evolución de los diferentes compuestos volátiles. En concreto, se centró en el disolvente denominado 2-phenoxyethanol (PE) que se encuentra en el 80% de las tintas de este tipo de bolígrafos (ballpoint pen).
San Román, Bartolomé y Alonso dejaron que el compuesto químico ganara edad en condiciones normales, sin envejecerlo artificialmente como ocurre con otros métodos, y estudiaron su velocidad de evaporación. Al analizar la cinética de su desaparición, el grupo investigador estableció un patrón que relaciona el estado de la tinta con el tiempo transcurrido.
Más exacto, menos invasivo
Tras observar esa evolución natural y una vez establecida la pauta base, el siguiente reto a superar fue comprobar la viabilidad del método en documentos escritos de forma espontánea y de los que se conocía su edad exacta, como diarios, cuadernos de laboratorios y pruebas judiciales de procesos judiciales ya cerrados. Así, el equipo usó el mismo procedimiento empleado para analizar las muestras creadas para la investigación. Y Datink también superó la prueba.
Esta técnica consiguió precisar la edad de la tinta en documentos escritos hasta cinco años antes y con un margen de aproximación de más-menos 20%. Es decir, al aplicar este procedimiento de análisis el equipo puede indicar si el escrito fue escrito hace 1.500 días (algo más de cuatro años) con una margen de 300 días arriba o abajo. Hasta el momento, solo se apreciaba el paso del tiempo de manera muy general, es decir, se podía determinar si un escrito era joven (tenía menos de 90 días) o viejo (más de 2 años).
En definitiva, señala la UPV en una nota de prensa, Datink ha superado algunos de los inconvenientes con los que se encuentra el peritaje grafológico para conocer la edad de un documento cuando utiliza otros métodos. En esos casos se producen errores muy grandes en la datación porque la clase de papel utilizado y la masa/cantidad de tinta depositada influyen en el análisis.
Así mismo, el equipo que ha desarrollado este nuevo método ha conseguido obtener resultados con partes mínimas del escrito. Frente a la gran cantidad de muestra que precisan otros métodos tradicionales para envejecer los compuestos artificialmente y analizarlos, la técnica desarrollada en los laboratorios de la UPV/EHU permite datar el escrito con los datos obtenidos de una sola punción y sin alterar los compuestos.
Así, Datink ofrece un resultado más exacto y menos dañino, intrusivo y perjudicial. No obstante, esta metodología representa una experiencia piloto que aun precisa de una investigación más profunda a la hora de evaluar los límites de aplicabilidad a distintas tintas y marcas de bolígrafos, reduciendo así sus posibles limitaciones.
Aplicaciones
Según señala Luis Bartolomé, "el interés de este método es que puede determinar con mayor exactitud la edad del trazo dibujado con un bolígrafo. Es por ello muy útil para documentos que vayan firmados ya que se puede contrastar si el cuerpo del documento, en el caso de la escritura manual, tiene la misma vejez que la firma. O también es una herramienta muy útil para datar contratos, finiquitos, testamentos u otros documentos. Su utilización hubiera podido ayudar por ejemplo a determinar el momento en el que fueron escritos los papeles de Bárcenas."
Para desarrollar el trabajo de investigación, el Departamento de Química Analítica ha contado con la colaboración de la empresa Investigaciones Forenses Documentales LEYAS y la doctora por la UPV/EHU Magdalena Ezcurra. Esta empresa ha suministrado, además del conocimiento sobre la problemática actual en la datación de documentos, casos reales que habían sido sometidos a peritaje judicial.
Documentos históricos
En otro estudio, publicado el año pasado en la revista de la American Chemical Society, se detalla un nuevo método no destructivo que puede identificar muchos tipos de tintas en documentos históricos de papel y otras superficies.
Los ingredientes de las tintas pueden ayudar a trazar las rutas comerciales y a comprender la significación histórica de una obra. Y saber cómo se descompone la tinta se puede ayudar a los científicos del patrimonio a conservar valiosos tesoros.
Richard Van Duyne, Nilam Shah y sus colegas explican que el reto para el análisis de tintas en documentos históricos es que a menudo hay muy poco material para estudiar. Otra complicación es que las tintas hechas de plantas o de insectos, así como algunas sintéticas, están compuestos de moléculas orgánicas, que se descomponen fácilmente cuando se exponen a la luz.
Los métodos actuales no son muy específicos ni sensibles, o pueden dejar un residuo en un documento. Para abordar estas cuestiones, el equipo de investigación se propuso desarrollar una manera diferente de analizar e identificar las tintas históricos.
El método que utilizaron funciona por espectroscopía (analizando el espectro de los materiales), y se denomina punta realzada Raman (TERS). Lo aplicaron a las tintas índigo y ferrogálica en papeles de arroz recién teñidos. También estudiaron la tinta de una carta escrita en el siglo XIX.
"Este trabajo de prueba de concepto confirma el potencial analítico de TERS como una nueva herramienta espectroscópica para aplicaciones en el patrimonio cultural, ya que puede identificar colorantes orgánicos en obras de arte con alta sensibilidad, alta resolución espacial, y con una invasión mínima", dicen los investigadores.
Tras observar esa evolución natural y una vez establecida la pauta base, el siguiente reto a superar fue comprobar la viabilidad del método en documentos escritos de forma espontánea y de los que se conocía su edad exacta, como diarios, cuadernos de laboratorios y pruebas judiciales de procesos judiciales ya cerrados. Así, el equipo usó el mismo procedimiento empleado para analizar las muestras creadas para la investigación. Y Datink también superó la prueba.
Esta técnica consiguió precisar la edad de la tinta en documentos escritos hasta cinco años antes y con un margen de aproximación de más-menos 20%. Es decir, al aplicar este procedimiento de análisis el equipo puede indicar si el escrito fue escrito hace 1.500 días (algo más de cuatro años) con una margen de 300 días arriba o abajo. Hasta el momento, solo se apreciaba el paso del tiempo de manera muy general, es decir, se podía determinar si un escrito era joven (tenía menos de 90 días) o viejo (más de 2 años).
En definitiva, señala la UPV en una nota de prensa, Datink ha superado algunos de los inconvenientes con los que se encuentra el peritaje grafológico para conocer la edad de un documento cuando utiliza otros métodos. En esos casos se producen errores muy grandes en la datación porque la clase de papel utilizado y la masa/cantidad de tinta depositada influyen en el análisis.
Así mismo, el equipo que ha desarrollado este nuevo método ha conseguido obtener resultados con partes mínimas del escrito. Frente a la gran cantidad de muestra que precisan otros métodos tradicionales para envejecer los compuestos artificialmente y analizarlos, la técnica desarrollada en los laboratorios de la UPV/EHU permite datar el escrito con los datos obtenidos de una sola punción y sin alterar los compuestos.
Así, Datink ofrece un resultado más exacto y menos dañino, intrusivo y perjudicial. No obstante, esta metodología representa una experiencia piloto que aun precisa de una investigación más profunda a la hora de evaluar los límites de aplicabilidad a distintas tintas y marcas de bolígrafos, reduciendo así sus posibles limitaciones.
Aplicaciones
Según señala Luis Bartolomé, "el interés de este método es que puede determinar con mayor exactitud la edad del trazo dibujado con un bolígrafo. Es por ello muy útil para documentos que vayan firmados ya que se puede contrastar si el cuerpo del documento, en el caso de la escritura manual, tiene la misma vejez que la firma. O también es una herramienta muy útil para datar contratos, finiquitos, testamentos u otros documentos. Su utilización hubiera podido ayudar por ejemplo a determinar el momento en el que fueron escritos los papeles de Bárcenas."
Para desarrollar el trabajo de investigación, el Departamento de Química Analítica ha contado con la colaboración de la empresa Investigaciones Forenses Documentales LEYAS y la doctora por la UPV/EHU Magdalena Ezcurra. Esta empresa ha suministrado, además del conocimiento sobre la problemática actual en la datación de documentos, casos reales que habían sido sometidos a peritaje judicial.
Documentos históricos
En otro estudio, publicado el año pasado en la revista de la American Chemical Society, se detalla un nuevo método no destructivo que puede identificar muchos tipos de tintas en documentos históricos de papel y otras superficies.
Los ingredientes de las tintas pueden ayudar a trazar las rutas comerciales y a comprender la significación histórica de una obra. Y saber cómo se descompone la tinta se puede ayudar a los científicos del patrimonio a conservar valiosos tesoros.
Richard Van Duyne, Nilam Shah y sus colegas explican que el reto para el análisis de tintas en documentos históricos es que a menudo hay muy poco material para estudiar. Otra complicación es que las tintas hechas de plantas o de insectos, así como algunas sintéticas, están compuestos de moléculas orgánicas, que se descomponen fácilmente cuando se exponen a la luz.
Los métodos actuales no son muy específicos ni sensibles, o pueden dejar un residuo en un documento. Para abordar estas cuestiones, el equipo de investigación se propuso desarrollar una manera diferente de analizar e identificar las tintas históricos.
El método que utilizaron funciona por espectroscopía (analizando el espectro de los materiales), y se denomina punta realzada Raman (TERS). Lo aplicaron a las tintas índigo y ferrogálica en papeles de arroz recién teñidos. También estudiaron la tinta de una carta escrita en el siglo XIX.
"Este trabajo de prueba de concepto confirma el potencial analítico de TERS como una nueva herramienta espectroscópica para aplicaciones en el patrimonio cultural, ya que puede identificar colorantes orgánicos en obras de arte con alta sensibilidad, alta resolución espacial, y con una invasión mínima", dicen los investigadores.
Referencia bibliográfica:
I. San Román, L. Bartolomé, M.L. Alonso, R.M. Alonso, M. Ezcurra: DATINK pilot study: An effective methodology for ballpoint pen ink dating in questioned documents. Analytica Chimica Acta (2015). DOI:10.1016/j.aca.2015.08.038.
I. San Román, L. Bartolomé, M.L. Alonso, R.M. Alonso, M. Ezcurra: DATINK pilot study: An effective methodology for ballpoint pen ink dating in questioned documents. Analytica Chimica Acta (2015). DOI:10.1016/j.aca.2015.08.038.