Conexión de internet por satélite en Ghana. Fuente: Instituto para la Cooperación y el Desarrollo Internacional (IICD).
Hace casi tres años, las Naciones Unidas hicieron un llamamiento a los gobiernos y la industria para garantizar que la población mundial tuviera acceso a Internet de banda ancha para el año 2015.
"En los últimos años, se le ha dado una creciente importancia a la banda ancha, y han surgido planes nacionales para asegurar su cobertura", señala Fabian Bustamante, profesor de ingeniería eléctrica e informática en la Escuela McCormick de Ingeniería de la Universidad del Noroeste (Illinois, EE.UU.). "Varios gobiernos y las Naciones Unidas consideran que es un derecho humano básico, al mismo nivel que el acceso a la educación y el agua."
Varios estudios han tratado de caracterizar la disponibilidad de la banda ancha, pero ninguno ha examinado los servicios de banda ancha en un contexto más amplio. Ahora Bustamante y el estudiante de doctorado Zachary Bischof han trabajado para formarse una idea más clara de cómo se utilizan los servicios de banda ancha, de cuánta banda ancha necesita realmente la gente, y cómo influye el mercado en su uso.
Mediante el análisis de datos de más de 32 meses recogidos en 53.000 terminales y redes locales de 160 países, junto con un análisis mundial de planes minoristas de banda ancha, el equipo estudió la relación entre los servicios de banda ancha, los precios y la demanda.
Capacidad contratada constante
Bustamante y Bischof presentarán un artículo con sus resultados en la Conferencia de Mediciones de Internet, que se celebrará del cinco al siete de noviembre en Vancouver (Canadá).
El equipo descubrió que, a pesar de que el tráfico global de Internet se cuadruplicara en los últimos cinco años, la demanda de los suscriptores de una determinada capacidad de ancho de banda se mantuvo constante en los países desarrollados. Esto se debe a que, en ellos, los usuarios pueden "saltar" a un servicio de mayor capacidad cuando la demanda crece. Por ejemplo, pueden pasar de 18 megabits por segundo (Mbps) a 45 Mbps para satisfacer sus necesidades.
Esto está en marcado contraste con los países en desarrollo, donde los clientes de Internet maximizan la red en lugar de mejorar los servicios para evitar el aumento de costes. El coste del servicio de Internet de banda ancha en los países en desarrollo es mucho mayor que en los países desarrollados.
En Botswana, por ejemplo, Internet con una velocidad de 1 Mbps cuesta 150 dólares al mes en comparación con los 20 que cuesta en Estados Unidos. Estos altos precios significan en parte que un gran número de usuarios de Botswana tienen que depender de servicios relativamente lentos, en torno a los 512 kilobits por segundo, y por lo tanto tienden a someter a cargas significativamente mayores a estos servicios en comparación con los usuarios de Estados Unidos.
"En los últimos años, se le ha dado una creciente importancia a la banda ancha, y han surgido planes nacionales para asegurar su cobertura", señala Fabian Bustamante, profesor de ingeniería eléctrica e informática en la Escuela McCormick de Ingeniería de la Universidad del Noroeste (Illinois, EE.UU.). "Varios gobiernos y las Naciones Unidas consideran que es un derecho humano básico, al mismo nivel que el acceso a la educación y el agua."
Varios estudios han tratado de caracterizar la disponibilidad de la banda ancha, pero ninguno ha examinado los servicios de banda ancha en un contexto más amplio. Ahora Bustamante y el estudiante de doctorado Zachary Bischof han trabajado para formarse una idea más clara de cómo se utilizan los servicios de banda ancha, de cuánta banda ancha necesita realmente la gente, y cómo influye el mercado en su uso.
Mediante el análisis de datos de más de 32 meses recogidos en 53.000 terminales y redes locales de 160 países, junto con un análisis mundial de planes minoristas de banda ancha, el equipo estudió la relación entre los servicios de banda ancha, los precios y la demanda.
Capacidad contratada constante
Bustamante y Bischof presentarán un artículo con sus resultados en la Conferencia de Mediciones de Internet, que se celebrará del cinco al siete de noviembre en Vancouver (Canadá).
El equipo descubrió que, a pesar de que el tráfico global de Internet se cuadruplicara en los últimos cinco años, la demanda de los suscriptores de una determinada capacidad de ancho de banda se mantuvo constante en los países desarrollados. Esto se debe a que, en ellos, los usuarios pueden "saltar" a un servicio de mayor capacidad cuando la demanda crece. Por ejemplo, pueden pasar de 18 megabits por segundo (Mbps) a 45 Mbps para satisfacer sus necesidades.
Esto está en marcado contraste con los países en desarrollo, donde los clientes de Internet maximizan la red en lugar de mejorar los servicios para evitar el aumento de costes. El coste del servicio de Internet de banda ancha en los países en desarrollo es mucho mayor que en los países desarrollados.
En Botswana, por ejemplo, Internet con una velocidad de 1 Mbps cuesta 150 dólares al mes en comparación con los 20 que cuesta en Estados Unidos. Estos altos precios significan en parte que un gran número de usuarios de Botswana tienen que depender de servicios relativamente lentos, en torno a los 512 kilobits por segundo, y por lo tanto tienden a someter a cargas significativamente mayores a estos servicios en comparación con los usuarios de Estados Unidos.
Se estanca en los 10 Mbps
"Si el servicio se vuelve más rápido, entonces el comportamiento cambia", explica Bischof. "La gente empieza a usar Internet aún más cuando tiene acceso a velocidades más rápidas, pero, para la mayoría de la gente, el uso parece hacer una meseta cuando la capacidad alcanza alrededor de los 10 Mbps". En los países desarrollados ya se ofertan hasta 100 Mbps.
Bustamante y Bischof afirman que su estudio puede informar a los políticos que tratan de mejorar la disponibilidad de la banda ancha, señalando la importancia de tener en cuenta los comportamientos del mercado y de los usuarios para garantizar el impacto económico y social que se busca.
"Hay gente que trata de tomar decisiones políticas sobre dónde invertir en banda ancha", dijo Bustamante. "Pero para guiarlas tenemos que entender las redes de banda ancha en un contexto más amplio."
Ruanda instala una red de banda ancha móvil 4G
Los organismos internacionales, como las Naciones Unidas, y su Unión Internacional de las Telecomunicaciones, consideran que la banda ancha puede ayudar a los países a salir de la pobreza. En una reunión celebrada en marzo de este año, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, señaló que gracias a la banda ancha y las TIC pueden aumentar la eficacia de los servicios educativos, sanitarios, financieros, bancarios y de otro tipo.
"En Ruanda, el modelo de banda ancha que hemos adoptado se basa en una eficaz asociación público-privada, guiada por los resultados reales en el terreno", dijo, según la nota de prensa de la UIT. Gracias a una asociación público-privada, Ruanda está implantando en todo el país una red de banda ancha móvil 4G.
Kagame instó a los miembros de la Comisión de la Banda Ancha para el Desarrollo Digital de las Naciones Unidas a ir más allá de la infraestructura y procurar su utilización: "Nuestro objetivo inicial era la conectividad: Poner en pie la infraestructura y las herramientas para conectar a nuestro pueblo a la era digital. A partir de ahora nuestros esfuerzos se han de centrar en dar libre curso a la utilización inteligente de la banda ancha para que las personas puedan utilizar los servicios para mejorar notablemente su vida cotidiana."
"Si el servicio se vuelve más rápido, entonces el comportamiento cambia", explica Bischof. "La gente empieza a usar Internet aún más cuando tiene acceso a velocidades más rápidas, pero, para la mayoría de la gente, el uso parece hacer una meseta cuando la capacidad alcanza alrededor de los 10 Mbps". En los países desarrollados ya se ofertan hasta 100 Mbps.
Bustamante y Bischof afirman que su estudio puede informar a los políticos que tratan de mejorar la disponibilidad de la banda ancha, señalando la importancia de tener en cuenta los comportamientos del mercado y de los usuarios para garantizar el impacto económico y social que se busca.
"Hay gente que trata de tomar decisiones políticas sobre dónde invertir en banda ancha", dijo Bustamante. "Pero para guiarlas tenemos que entender las redes de banda ancha en un contexto más amplio."
Ruanda instala una red de banda ancha móvil 4G
Los organismos internacionales, como las Naciones Unidas, y su Unión Internacional de las Telecomunicaciones, consideran que la banda ancha puede ayudar a los países a salir de la pobreza. En una reunión celebrada en marzo de este año, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, señaló que gracias a la banda ancha y las TIC pueden aumentar la eficacia de los servicios educativos, sanitarios, financieros, bancarios y de otro tipo.
"En Ruanda, el modelo de banda ancha que hemos adoptado se basa en una eficaz asociación público-privada, guiada por los resultados reales en el terreno", dijo, según la nota de prensa de la UIT. Gracias a una asociación público-privada, Ruanda está implantando en todo el país una red de banda ancha móvil 4G.
Kagame instó a los miembros de la Comisión de la Banda Ancha para el Desarrollo Digital de las Naciones Unidas a ir más allá de la infraestructura y procurar su utilización: "Nuestro objetivo inicial era la conectividad: Poner en pie la infraestructura y las herramientas para conectar a nuestro pueblo a la era digital. A partir de ahora nuestros esfuerzos se han de centrar en dar libre curso a la utilización inteligente de la banda ancha para que las personas puedan utilizar los servicios para mejorar notablemente su vida cotidiana."
Referencia bibliográfica:
Zachary S. Bischof, Fabián E. Bustamante y Rade Stanojevic: Need, Want, Can Afford—Broadband Markets and the Behavior of Users. 2014 Internet Measurement Conference, 5-7 de noviembre.
Zachary S. Bischof, Fabián E. Bustamante y Rade Stanojevic: Need, Want, Can Afford—Broadband Markets and the Behavior of Users. 2014 Internet Measurement Conference, 5-7 de noviembre.