Fotografía de Andrey Kiselev. PhotoXpress.
La comunicación clara, transparente y oportuna en todos los niveles de una organización es fundamental para su buen funcionamiento, debido a que es a través de esta que pueden compartirse las perspectivas que sobre diversos asuntos tienen los distintos actores de una empresa, poniendo en común puntos de vista y buscando las estrategias más adecuadas para resolver las situaciones.
Esto debería ser así tanto en los más bajos niveles de una compañía como en los más altos, de manera que no se presenten vacíos peligrosos en el manejo y el funcionamiento de un negocio. Pero, de acuerdo con el reporte Management Agenda 2011 del instituto de liderazgo Roffey Park, las altas figuras de las juntas directivas del Reino Unido están viviendo en su propio mundo, encerradas en una burbuja.
Según los hallazgos de este estudio, en el que se entrevistaron más de 1500 directivos, los altos directivos ingleses están desconectados de la realidad, así como de los gerentes y directivos que están por debajo de su nivel. Por ejemplo, mientras 83% de los directores de junta sienten que los despidos dentro de sus organizaciones han sido bien o muy bien manejados, solo 44% de los directivos de niveles inferiores consideran lo mismo.
Junta directiva, la más positiva
La desconexión entre las percepciones de los directivos de la junta y los de rangos inferiores es evidente en diversos aspectos de las organizaciones y tiene una característica particular: de acuerdo con los hallazgos del estudio, los altos directivos tienen una visión más positiva y optimista de una serie de situaciones en comparación con la de los demás.
Estos son algunos de los ejemplos: 60% de los altos directivos se sienten más seguros en sus trabajos, en comparación con 41% de los directivos de niveles más bajos; 45% de los primeros confían más en poder encontrar trabajo en otro lugar, comparados con 32% de los segundos; 63% están más seguros de que continúan progresando profesionalmente, a diferencia de 41%; 67% son más optimistas sobre el futuro, en comparación con 48%; 59% reciben más apoyo a la hora de proponer nuevas iniciativas, comparados con 41%; 56% de los altos directivos se sienten más felices con el equilibrio entre su vida y su trabajo, en comparación con 46% de los de menor nivel; 89% son más positivos con respecto al liderazgo de su organización, a diferencia de 70%; y 77% de los primeros tienen un buen o muy buen bienestar, comparado con 55% de los segundos.
Como explica Jo Hennessy, director de investigaciones de Roffey Park, “Los hallazgos del reporte Management Agenda 2011 sugieren que muchos altos ejecutivos están viviendo en su propio mundo, que tiene un tono claramente optimista, ya que su visión positiva no está sincronizada con las preocupaciones y los retos de los directivos reportadas por los directivos que están por debajo de ellos”.
Se trata de un desbalance evidente entre lo que perciben unos y otros que es, a su vez, la base de las decisiones que toma cada uno de ellos y la base del funcionamiento de la organización.
Esto debería ser así tanto en los más bajos niveles de una compañía como en los más altos, de manera que no se presenten vacíos peligrosos en el manejo y el funcionamiento de un negocio. Pero, de acuerdo con el reporte Management Agenda 2011 del instituto de liderazgo Roffey Park, las altas figuras de las juntas directivas del Reino Unido están viviendo en su propio mundo, encerradas en una burbuja.
Según los hallazgos de este estudio, en el que se entrevistaron más de 1500 directivos, los altos directivos ingleses están desconectados de la realidad, así como de los gerentes y directivos que están por debajo de su nivel. Por ejemplo, mientras 83% de los directores de junta sienten que los despidos dentro de sus organizaciones han sido bien o muy bien manejados, solo 44% de los directivos de niveles inferiores consideran lo mismo.
Junta directiva, la más positiva
La desconexión entre las percepciones de los directivos de la junta y los de rangos inferiores es evidente en diversos aspectos de las organizaciones y tiene una característica particular: de acuerdo con los hallazgos del estudio, los altos directivos tienen una visión más positiva y optimista de una serie de situaciones en comparación con la de los demás.
Estos son algunos de los ejemplos: 60% de los altos directivos se sienten más seguros en sus trabajos, en comparación con 41% de los directivos de niveles más bajos; 45% de los primeros confían más en poder encontrar trabajo en otro lugar, comparados con 32% de los segundos; 63% están más seguros de que continúan progresando profesionalmente, a diferencia de 41%; 67% son más optimistas sobre el futuro, en comparación con 48%; 59% reciben más apoyo a la hora de proponer nuevas iniciativas, comparados con 41%; 56% de los altos directivos se sienten más felices con el equilibrio entre su vida y su trabajo, en comparación con 46% de los de menor nivel; 89% son más positivos con respecto al liderazgo de su organización, a diferencia de 70%; y 77% de los primeros tienen un buen o muy buen bienestar, comparado con 55% de los segundos.
Como explica Jo Hennessy, director de investigaciones de Roffey Park, “Los hallazgos del reporte Management Agenda 2011 sugieren que muchos altos ejecutivos están viviendo en su propio mundo, que tiene un tono claramente optimista, ya que su visión positiva no está sincronizada con las preocupaciones y los retos de los directivos reportadas por los directivos que están por debajo de ellos”.
Se trata de un desbalance evidente entre lo que perciben unos y otros que es, a su vez, la base de las decisiones que toma cada uno de ellos y la base del funcionamiento de la organización.
Más felicidad, mayor compromiso laboral
Además de la desconexión entre las percepciones de los altos directivos y otros de menor nivel, el estudio de Roffey Park reveló evidencias significativas sobre el fuerte vínculo que existe entre el bienestar laboral de un directivo y su felicidad general, dándole mayor importancia a la iniciativa del gobierno británico de incluir la felicidad como uno de los indicadores nacionales.
Uno de los hallazgos en este campo fue la importancia de que los valores personales del directivo coincidan con los de la organización para la que trabaja: a mayor coincidencia, hay un mayor bienestar general y se da un sentido del propósito en el trabajo más fuerte, lo que significa que las personas son más felices trabajando en algo que tenga sentido para ellas.
Además, el estudio también encontró que hay una clara relación entre el bienestar individual y el éxito financiero y estratégico de la organización para la que trabajan, sin querer decir que no puedan existir dificultades, sino que estas sean bien manejadas.
En palabras de Hennessy, “El mensaje para los negocios es que el bienestar o la felicidad en el trabajo realmente importan: no es solo una cuestión ética, sino que tiene un impacto en los resultados finales y es un buen negocio. Los hallazgos del Management Agenda 2011 hacen eco de investigaciones previas de Roffey Park que demostraban que son las organizaciones firmemente dirigidas por sus propósitos, y no por sus accionistas, las más exitosas financieramente”.
El estudio tiene, por lo tanto, dos conclusiones fundamentales que deben ser tenidas en cuenta por las empresas: que los altos directivos están desconectados de la realidad de sus compañías y de las personas que trabajan para ellos; y que el bienestar en el trabajo y la felicidad van de la mano, influyendo significativamente en el desempeño laboral de los directivos.
Además de la desconexión entre las percepciones de los altos directivos y otros de menor nivel, el estudio de Roffey Park reveló evidencias significativas sobre el fuerte vínculo que existe entre el bienestar laboral de un directivo y su felicidad general, dándole mayor importancia a la iniciativa del gobierno británico de incluir la felicidad como uno de los indicadores nacionales.
Uno de los hallazgos en este campo fue la importancia de que los valores personales del directivo coincidan con los de la organización para la que trabaja: a mayor coincidencia, hay un mayor bienestar general y se da un sentido del propósito en el trabajo más fuerte, lo que significa que las personas son más felices trabajando en algo que tenga sentido para ellas.
Además, el estudio también encontró que hay una clara relación entre el bienestar individual y el éxito financiero y estratégico de la organización para la que trabajan, sin querer decir que no puedan existir dificultades, sino que estas sean bien manejadas.
En palabras de Hennessy, “El mensaje para los negocios es que el bienestar o la felicidad en el trabajo realmente importan: no es solo una cuestión ética, sino que tiene un impacto en los resultados finales y es un buen negocio. Los hallazgos del Management Agenda 2011 hacen eco de investigaciones previas de Roffey Park que demostraban que son las organizaciones firmemente dirigidas por sus propósitos, y no por sus accionistas, las más exitosas financieramente”.
El estudio tiene, por lo tanto, dos conclusiones fundamentales que deben ser tenidas en cuenta por las empresas: que los altos directivos están desconectados de la realidad de sus compañías y de las personas que trabajan para ellos; y que el bienestar en el trabajo y la felicidad van de la mano, influyendo significativamente en el desempeño laboral de los directivos.