Desde su popularización en 2006, la conocida red social Facebook siempre ha estado en boca de los estudiosos. La intimidad de las personas es el derecho puesto en tela de juicio cuando los usuarios divulgan su día a día al público a través de fotografías y comentarios en dicha red social, de manera distendida. Incluso en algunos países, la delincuencia organizada capta ya a sus posibles víctimas y han sido justo una serie de actos delictivos los que han hecho que el equipo de Mark Zuckerberg (fundador de Facebook) haya implementado una serie de herramientas de privacidad para blindar a sus ya más de 800 millones de afiliados en todo el mundo.
Sin embargo, la red que hizo famoso el lema: “Facebook no es para hacer amigos sino para comunicarte con ellos” hoy ve desvirtuada esta teoría. A la larga lista de situaciones desencadenadas por la famosa página se suma ahora la noticia de que algunos contratantes han solicitado el acceso directo a las cuentas de Facebook de sus candidatos, incluyendo nombres de usuario y contraseñas.
Aunque en Estados Unidos se planea una posible investigación federal sobre esta práctica aparentemente habitual de las empresas, por ser un acto ilegal y discriminatorio, el tema ha puesto sobre la mesa una nueva realidad: la identidad que los individuos crean en el mundo de las redes sociales se está convirtiendo en un factor importante en las decisiones de contratación y en los campos más amplios de la vida profesional.
Sin embargo, la red que hizo famoso el lema: “Facebook no es para hacer amigos sino para comunicarte con ellos” hoy ve desvirtuada esta teoría. A la larga lista de situaciones desencadenadas por la famosa página se suma ahora la noticia de que algunos contratantes han solicitado el acceso directo a las cuentas de Facebook de sus candidatos, incluyendo nombres de usuario y contraseñas.
Aunque en Estados Unidos se planea una posible investigación federal sobre esta práctica aparentemente habitual de las empresas, por ser un acto ilegal y discriminatorio, el tema ha puesto sobre la mesa una nueva realidad: la identidad que los individuos crean en el mundo de las redes sociales se está convirtiendo en un factor importante en las decisiones de contratación y en los campos más amplios de la vida profesional.
Adiós a la libertad
Para algunos esta tendencia resulta una violación a su privacidad y a sus espacios más íntimos, aunque suene contradictorio. Como es conocido por muchos, las redes sociales sirven como válvula de escape para sus usuarios, para expresar comentarios, opiniones y hasta ideologías políticas. En ellas se exhiben todas estas expresiones en los perfiles a diario, sin ningún tipo de recato. Esto acabaría del todo, si ahora tuvieran acceso pleno a estos espacios las empresas contratantes y con ello se iría la históricamente defendida libertad.
En un artículo difundido por el digital especializado Knowlegde@Wharton sobre este tema, la experta en estudios legales y ética empresarial Andrea Matwshyn, dice: "Esta es una nueva preocupación para el colectivo, el grado en que los contratantes pueden tener acceso a todas las identidades y roles de sus contratados a través de un espacio virtual."
Mientras que la reacción a esta situación no se ha hecho esperar, es difícil predecir si se convertirá en una tendencia duradera. Pero Matwyshyn dice que empezó a oír hablar de los contratantes que solicitaban el acceso a las cuentas de Facebook de los empleados potenciales desde mediados del 2008.
Según la experta, una serie de estudios demuestran que la mayoría de los contratantes buscan los perfiles en web de los candidatos antes de tomar decisiones de contratación. Caso en cuestión: Un estudio en 2011 de los medios de comunicación social, realizado por el Servicio de Vigilancia Reppler, descubrió que el 91% de los reclutadores informaron del uso de sitios de redes sociales para evaluar a los solicitantes de empleo.
Exigir que los postulantes pongan su perfil público en Facebook, e incluso pedirle a un candidato para el puesto que agregue como "amigo" a alguien de recursos humanos de la empresa en la que aspira un un cargo, es preferible antes que tener acceso sin restricciones a la cuenta de alguien a través de una contraseña.
"Si un jefe puede tomar las contraseñas de Facebook de sus empleados, ¿qué pasa con las contraseñas de Gmail?" se pregunta Stuart Soffer, director general de IPriori, una firma de consultoría de la propiedad intelectual. Si no se controla esta práctica podría extenderse más allá de los departamentos de recursos humanos que evalúan los posibles empleados. "¿Qué pasa si Facebook permite el acceso a las aseguradoras para que puedan ver lo que está diciendo un cliente acerca de su salud?", señala Soffer. "Lo podrían utilizar como base para juzgar el riesgo de asegurar a la persona."
Para algunos esta tendencia resulta una violación a su privacidad y a sus espacios más íntimos, aunque suene contradictorio. Como es conocido por muchos, las redes sociales sirven como válvula de escape para sus usuarios, para expresar comentarios, opiniones y hasta ideologías políticas. En ellas se exhiben todas estas expresiones en los perfiles a diario, sin ningún tipo de recato. Esto acabaría del todo, si ahora tuvieran acceso pleno a estos espacios las empresas contratantes y con ello se iría la históricamente defendida libertad.
En un artículo difundido por el digital especializado Knowlegde@Wharton sobre este tema, la experta en estudios legales y ética empresarial Andrea Matwshyn, dice: "Esta es una nueva preocupación para el colectivo, el grado en que los contratantes pueden tener acceso a todas las identidades y roles de sus contratados a través de un espacio virtual."
Mientras que la reacción a esta situación no se ha hecho esperar, es difícil predecir si se convertirá en una tendencia duradera. Pero Matwyshyn dice que empezó a oír hablar de los contratantes que solicitaban el acceso a las cuentas de Facebook de los empleados potenciales desde mediados del 2008.
Según la experta, una serie de estudios demuestran que la mayoría de los contratantes buscan los perfiles en web de los candidatos antes de tomar decisiones de contratación. Caso en cuestión: Un estudio en 2011 de los medios de comunicación social, realizado por el Servicio de Vigilancia Reppler, descubrió que el 91% de los reclutadores informaron del uso de sitios de redes sociales para evaluar a los solicitantes de empleo.
Exigir que los postulantes pongan su perfil público en Facebook, e incluso pedirle a un candidato para el puesto que agregue como "amigo" a alguien de recursos humanos de la empresa en la que aspira un un cargo, es preferible antes que tener acceso sin restricciones a la cuenta de alguien a través de una contraseña.
"Si un jefe puede tomar las contraseñas de Facebook de sus empleados, ¿qué pasa con las contraseñas de Gmail?" se pregunta Stuart Soffer, director general de IPriori, una firma de consultoría de la propiedad intelectual. Si no se controla esta práctica podría extenderse más allá de los departamentos de recursos humanos que evalúan los posibles empleados. "¿Qué pasa si Facebook permite el acceso a las aseguradoras para que puedan ver lo que está diciendo un cliente acerca de su salud?", señala Soffer. "Lo podrían utilizar como base para juzgar el riesgo de asegurar a la persona."
Un escaparate que perjudica
Como usuarios, colocar fotografías día a día en un perfil en la Internet coloca nuestras vidas en una especie de escaparate por el que el resto de los usuarios tienen derecho a pasar, observar y opinar, situación que en ocasiones termina por perjudicar. Después de todo, todos tenemos algo que esconder de un jefe, fiestas que ocasionaron la resaca del lunes que llegamos tarde a la oficina o nuestra verdadera ideología política, temas que por diplomacia preferimos muchas veces no tocar.
Pero ¿por qué están buscando los empresarios nuevos métodos de evaluación y selección de los solicitantes? Es fácil de entender, señala el estudioso Adam Grant. Él dice que la investigación con respecto a este tema ha demostrado que la típica entrevista de trabajo es un instrumento inadecuado para la predicción de que los candidatos tendrán éxito dentro de una organización.
Si eso no funciona, las empresas necesitan encontrar algo que si lo haga. "Los candidatos hacen el mayor esfuerzo por mostrar su mejor imagen en una entrevista de trabajo", señala Grant. "Es muy difícil detectar las fallas de las personas que representarán probablemente una organización de esa forma, pero en Facebook, se puede ver el solicitante en su día a día y las decisiones que toma frecuentemente -. Es una ventana al mundo del individuo para saber cómo un individuo es propenso a actuar."
Desde el aumento del escrutinio de la vida de las personas en el mundo virtual y las redes sociales, los individuos han cambiado la manera de administrar la información que publican. Hay quienes controlan su lista de amigos con cuidado, rechazando las solicitudes de amistad de personas con las que no quieren compartir la información personal.
Luego están los que aceptan prácticamente todas las solicitudes, pero son muy cuidadosos con lo que publican, lo que limita el contenido y expone la información menos relevante. También hay un enfoque híbrido en el que la gente usa la configuración de privacidad para compartir alguna información con sus amigos cercanos y el material menos sensible con los demás. Y, finalmente, está el "dejar que todo el mundo" observe lo publicado y con ello estar a gusto.
Lo cierto es que la tecnología puede en situaciones jugarnos una mala pasada. La recomendación de los expertos es hacer uso correcto de la configuración de la privacidad en estas redes sociales, o en todo caso ser cautelosos a la hora de hacer pública nuestra información.
Como usuario no debe olvidar que por seguro que parezca el sitio en la web, los datos personales deben cuidarse con recelo y que quien exhibe sus vivencias y opiniones de manera pública se expone siempre a ser juzgado y hasta discriminado por el resto, quien pueda con ello estará entonces en la libertad de hacer de dominio público cada aspecto de su vida, aunque eso le cueste en ocasiones un bien tan preciado en estos tiempos como: el trabajo.
Como usuarios, colocar fotografías día a día en un perfil en la Internet coloca nuestras vidas en una especie de escaparate por el que el resto de los usuarios tienen derecho a pasar, observar y opinar, situación que en ocasiones termina por perjudicar. Después de todo, todos tenemos algo que esconder de un jefe, fiestas que ocasionaron la resaca del lunes que llegamos tarde a la oficina o nuestra verdadera ideología política, temas que por diplomacia preferimos muchas veces no tocar.
Pero ¿por qué están buscando los empresarios nuevos métodos de evaluación y selección de los solicitantes? Es fácil de entender, señala el estudioso Adam Grant. Él dice que la investigación con respecto a este tema ha demostrado que la típica entrevista de trabajo es un instrumento inadecuado para la predicción de que los candidatos tendrán éxito dentro de una organización.
Si eso no funciona, las empresas necesitan encontrar algo que si lo haga. "Los candidatos hacen el mayor esfuerzo por mostrar su mejor imagen en una entrevista de trabajo", señala Grant. "Es muy difícil detectar las fallas de las personas que representarán probablemente una organización de esa forma, pero en Facebook, se puede ver el solicitante en su día a día y las decisiones que toma frecuentemente -. Es una ventana al mundo del individuo para saber cómo un individuo es propenso a actuar."
Desde el aumento del escrutinio de la vida de las personas en el mundo virtual y las redes sociales, los individuos han cambiado la manera de administrar la información que publican. Hay quienes controlan su lista de amigos con cuidado, rechazando las solicitudes de amistad de personas con las que no quieren compartir la información personal.
Luego están los que aceptan prácticamente todas las solicitudes, pero son muy cuidadosos con lo que publican, lo que limita el contenido y expone la información menos relevante. También hay un enfoque híbrido en el que la gente usa la configuración de privacidad para compartir alguna información con sus amigos cercanos y el material menos sensible con los demás. Y, finalmente, está el "dejar que todo el mundo" observe lo publicado y con ello estar a gusto.
Lo cierto es que la tecnología puede en situaciones jugarnos una mala pasada. La recomendación de los expertos es hacer uso correcto de la configuración de la privacidad en estas redes sociales, o en todo caso ser cautelosos a la hora de hacer pública nuestra información.
Como usuario no debe olvidar que por seguro que parezca el sitio en la web, los datos personales deben cuidarse con recelo y que quien exhibe sus vivencias y opiniones de manera pública se expone siempre a ser juzgado y hasta discriminado por el resto, quien pueda con ello estará entonces en la libertad de hacer de dominio público cada aspecto de su vida, aunque eso le cueste en ocasiones un bien tan preciado en estos tiempos como: el trabajo.