Las TIC están dado lugar en los últimos años a una novedosa fórmula de externalización de la innovación, explotando el poder creciente de las comunidades de Internet: el llamado crowdsourcing, sistema por el que una empresa propone problemas y ofrece una recompensa a quienes los resuelvan o al mejor proyecto. Por su parte, el site de Internet utilizado como medio se beneficia de un porcentaje de la recompensa propuesta por la compañía.
La etimología del término crowdsourcing explica mpor sí sola el concepto: crowd significa “multitud”, y sourcing se refiere a la obtención de “materia prima”. Es decir, “obtener la materia prima de la multitud”. En definitiva, el crowdsourcing sirve para sustituir los contratos de trabajo tradicionales por la participación masiva de los internautas en la búsqueda de soluciones y propuestas.
Este sistema se está extendiendo, y empresas como Boeing o Dupont lo han aplicado ya. La importancia del crowdsourcing radica en la posibilidad de que una gran cantidad de participantes entusiastas puedan realizar el trabajo de un pequeño grupo de profesionales experimentados.
Venta de ideas en la Red
Algunos ejemplos de estos sites en los que los cerebros creativos pueden vender sus ideas son la estadounidense InnoCentive, la canadiense Cambrian House y, el más reciente: Kluster.
InnoCentive es una compañía fundada en 2001 que cuenta actualmente con un total de 125.000 participantes, una red de “las mentes más brillantes del mundo”, según la compañía. Comenzó ofreciendo recompensas a los internautas capaces de aportar soluciones a problemas relacionados con la ciencia pero, desde 2007, abrió el campo de la demanda de ideas a la ingeniería, las tecnologías de la información y los negocios.
La compañía ofrece, en su página web, honorarios de alrededor de 650.000 euros por soluciones creativas en los sectores antes mencionados. Además, pone en contacto a los “Solvers” (ingenieros, científicos, inventores, etc.) con los “Seekers” o buscadores, que son las organizaciones que andan a la caza de soluciones alternativas. Todo ello en la más estricta confidencialidad.
Bajo el mismo techo
En Canadá tiene su base Cambrian House, una compañía de crowdsourcing especializada en proyectos de Internet y programas informáticos. Con una comunidad de 64.000 pensadores, su lema es “¿cómo desencadenar las ideas, el talento y el espíritu empresarial de miles de personas? Póngalas todas juntas bajo el mismo techo”.
El techo, en este caso, es su página web. Bajo él, los participantes de la comunidad Cambrian han desarrollado un videojuego online llamado Gwabs. Además, a mediados de abril de este año, Cambrian House lanzará VenCorps, un site en el que inversores y empresarios podrán evaluar sus ideas de creación de empresas, utilizando el conocimiento, las redes y las experiencias del colectivo.
Por último, está la californiana Kluster, que ha sido presentada recientemente en el transcurso de la conferencia TED (Technology Entertainment Design), celebrada en California a mediados de febrero. Ciertas empresas pujan ya por ideas nuevas a través de Kluster, ofertando recompensas de más de 30.000 euros.
La teoría bajo esta nueva iniciativa de crowdsourcing, según el New York Times: si los ejecutivos se quieren apoyar en la mente de las masas para fortalecer sus negocios, probablemente las masas deban empezar a recibir retribuciones por la ayuda que prestan.
Moneda virtual
En Business Week se explica que Kluster es una red social de innovadores, es decir, que en esto es igual a los anteriores sites. Pero Kluster tiene una diferencia: las mejores sugerencias, es decir, las más votadas, recibirán valoraciones virtuales llamadas “watts”, canjeables por dinero si dichas sugerencias son finalmente escogidas.
En Kluster también es posible crear proyectos a partir de ideas propias para las que no se tengan recursos y valorar las ideas de otros usuarios. Para ello se pueden utilizar los watts: si las ideas por las que se ha apostado son elegidas, estas monedas electrónicas se devolverán con un margen de ganancias.
En definitiva, parece que este modelo se hace cada vez más popular (existen otros ejemplos, como Ideastorm de Dell, Crowdspirit o Ideablob. Y parece justo que se pague a las “masas”, como dice el New York Times, dado que la mayoría de las grandes compañías utilizan ya las comunidades de Internet para evaluar sus productos a través de blogs y foros, que les sirven para reunir información precisa y masiva acerca de ellos. Sin Internet evidentemente las empresas jamás habrían podido conseguir dicha información… pero tampoco sin la gente.
La etimología del término crowdsourcing explica mpor sí sola el concepto: crowd significa “multitud”, y sourcing se refiere a la obtención de “materia prima”. Es decir, “obtener la materia prima de la multitud”. En definitiva, el crowdsourcing sirve para sustituir los contratos de trabajo tradicionales por la participación masiva de los internautas en la búsqueda de soluciones y propuestas.
Este sistema se está extendiendo, y empresas como Boeing o Dupont lo han aplicado ya. La importancia del crowdsourcing radica en la posibilidad de que una gran cantidad de participantes entusiastas puedan realizar el trabajo de un pequeño grupo de profesionales experimentados.
Venta de ideas en la Red
Algunos ejemplos de estos sites en los que los cerebros creativos pueden vender sus ideas son la estadounidense InnoCentive, la canadiense Cambrian House y, el más reciente: Kluster.
InnoCentive es una compañía fundada en 2001 que cuenta actualmente con un total de 125.000 participantes, una red de “las mentes más brillantes del mundo”, según la compañía. Comenzó ofreciendo recompensas a los internautas capaces de aportar soluciones a problemas relacionados con la ciencia pero, desde 2007, abrió el campo de la demanda de ideas a la ingeniería, las tecnologías de la información y los negocios.
La compañía ofrece, en su página web, honorarios de alrededor de 650.000 euros por soluciones creativas en los sectores antes mencionados. Además, pone en contacto a los “Solvers” (ingenieros, científicos, inventores, etc.) con los “Seekers” o buscadores, que son las organizaciones que andan a la caza de soluciones alternativas. Todo ello en la más estricta confidencialidad.
Bajo el mismo techo
En Canadá tiene su base Cambrian House, una compañía de crowdsourcing especializada en proyectos de Internet y programas informáticos. Con una comunidad de 64.000 pensadores, su lema es “¿cómo desencadenar las ideas, el talento y el espíritu empresarial de miles de personas? Póngalas todas juntas bajo el mismo techo”.
El techo, en este caso, es su página web. Bajo él, los participantes de la comunidad Cambrian han desarrollado un videojuego online llamado Gwabs. Además, a mediados de abril de este año, Cambrian House lanzará VenCorps, un site en el que inversores y empresarios podrán evaluar sus ideas de creación de empresas, utilizando el conocimiento, las redes y las experiencias del colectivo.
Por último, está la californiana Kluster, que ha sido presentada recientemente en el transcurso de la conferencia TED (Technology Entertainment Design), celebrada en California a mediados de febrero. Ciertas empresas pujan ya por ideas nuevas a través de Kluster, ofertando recompensas de más de 30.000 euros.
La teoría bajo esta nueva iniciativa de crowdsourcing, según el New York Times: si los ejecutivos se quieren apoyar en la mente de las masas para fortalecer sus negocios, probablemente las masas deban empezar a recibir retribuciones por la ayuda que prestan.
Moneda virtual
En Business Week se explica que Kluster es una red social de innovadores, es decir, que en esto es igual a los anteriores sites. Pero Kluster tiene una diferencia: las mejores sugerencias, es decir, las más votadas, recibirán valoraciones virtuales llamadas “watts”, canjeables por dinero si dichas sugerencias son finalmente escogidas.
En Kluster también es posible crear proyectos a partir de ideas propias para las que no se tengan recursos y valorar las ideas de otros usuarios. Para ello se pueden utilizar los watts: si las ideas por las que se ha apostado son elegidas, estas monedas electrónicas se devolverán con un margen de ganancias.
En definitiva, parece que este modelo se hace cada vez más popular (existen otros ejemplos, como Ideastorm de Dell, Crowdspirit o Ideablob. Y parece justo que se pague a las “masas”, como dice el New York Times, dado que la mayoría de las grandes compañías utilizan ya las comunidades de Internet para evaluar sus productos a través de blogs y foros, que les sirven para reunir información precisa y masiva acerca de ellos. Sin Internet evidentemente las empresas jamás habrían podido conseguir dicha información… pero tampoco sin la gente.