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La religiosidad es compatible con una sociedad avanzada

Para ello, habría que dejar de esperar que las verdades de la religión coincidan con las de la ciencia, según Armstrong


La popular especialista en historia de las religiones, Karen Armstrong, ha publicado recientemente el libro “The Case for God”, en el que señala que la religiosidad es compatible con una sociedad científica y tecnológicamente avanzada. El enfrentamiento entre ciencia y religión es fruto del deseo de los pensadores religiosos de hacer que las verdades reveladas por la ciencia coincidan con las verdades de la religión. Este deseo, imposible de cumplir, ha provocado una enorme confusión sin sentido, asegura la autora. Por Yaiza Martínez.


06/10/2009

La religiosidad es compatible con una sociedad avanzada
La popular historiadora y antigua monja, Karen Armstrong, autora de libros como “Una historia de Dios: 4.000 años de búsqueda en el judaísmo, el cristianismo y el Islam” o “La gran transformación”, acaba de publicar una nueva obra, “The Case for God”, en la que defiende que la búsqueda de una deidad desconocida es compatible con una sociedad científica y tecnológicamente avanzada.

Según publica The New York Times, Armstrong argumenta que el conservadurismo y los rígidos preceptos del judaísmo, del Islam y, especialmente, del cristianismo, han provocado que muchos occidentales renieguen de la idea de Dios.

Sin embargo, los pensadores religiosos pre-modernos, incluidos entre ellos algunas eminencias cristianas del medievo, como Tomás de Aquino, entendieron la fe como algo distinto: como una práctica más que como un sistema; y como una realidad última a la que había que aproximarse a través del mito, del ritual y de la teología negativa (que defiende que para el intelecto humano sólo es posible aprender lo que Dios no es, mientras que la comprensión real de la divinidad es imposible, aún de manera fragmentaria).

Envidia y confusión

Este tipo de práctica de la religión ha permanecido en el olvido en Occidente durante largo tiempo, a raíz del desarrollo de la ciencia moderna, señala la autora. Y no porque ciencia y religión sean invariablemente opuestas, sino porque los pensadores religiosos han sucumbido a la envidia, ante las verdades propuestas por la ciencia.

Así, en lugar de aprovechar el triunfo del empirismo sobre las supersticiones, los guías religiosos sedujeron a los creyentes para que aceptaran la “teología natural” de Isaac Newton y William Paley, que parecía la garantía científica de la existencia de un Dios creador.

Convencidos de que “las leyes naturales que los científicos habían descubierto en el universo eran demostraciones tangibles del cuidado providencial de Dios”, los cristianos occidentales abandonaron la teología negativa y el acercamiento mítico a la fe, en favor de un rigor pseudo-científico.

Pero, cuando la teoría de la evolución de Darwin entró en escena, los creyentes se encontraron con que no sabían hacia donde mirar. Sin duda, ni Tomás de Aquino ni San Agustín se habrían sorprendido ante la idea de la evolución, pero sus sucesores modernos quisieron convencerse de que la verdad religiosa era literal, de que las doctrinas religiosas debían ser el equivalente a los preceptos científicos, y de que los textos sagrados debían coincidir exactamente con las ciencias naturales.

Situación de crisis

El resultado ha sido la confusión actual, una situación de crisis en la que se sigue intentando reconciliar las palabras del Génesis con la existencia de los dinosaurios o en la que los ateístas radicales siguen ridiculizando las Escrituras porque éstas no consiguen parecerse a un libro científico.

Para escapar de este debate sin sentido, Armstrong aconseja a los ateos que reconozcan que el teísmo no rivaliza con las teorías científicas, y que las enseñanzas religiosas no pueden comprenderse por medio de juicios sobre su verdad o su falsedad, sino sólo si son traducidas a acciones éticas o a rituales.

Los creyentes, por su parte, han de recuperar la sabiduría de sus antepasados, aquéllos que comprendieron que la verdad revelada era simbólica, y que las Escrituras no pueden interpretarse de manera literal.

Asimismo, deben saber que “la revelación no fue un hecho que sucedió una vez, en el pasado distante, sino que es un proceso actual, creativo, que requiere de la ingenuidad humana”.

Cierto es que los dogmas soportan las prácticas religiosas, y viceversa. Pero la autora señala que es posible ganar cierta destreza religiosa, sin necesidad de creer que todos los dogmas de las religiones son literalmente verdad.

Además, el literalismo de dichos dogmas puede ser llevado demasiado lejos, y actualmente debe coexistir con formas de fe más míticas, más místicas y más filosóficas, afirma Armstrong en “The Case for God”.



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1.Publicado por Jairo el 06/10/2009 19:42
Que és "las verdades de la religión"??????


2.Publicado por Pedro el 06/10/2009 22:20
Inevitable que haya conflicto entre la religión y la ciencia. La explicación de la autora me parece muy perspicaz. Estoy de acuerdo de que todo este conflicto es debido a las envidias, al partidismo, digamoslo así, a esa necesidad de reivindicar la posesión de la verdad desde el bando de los creyentes o desde el de los ateos. El intento de acercamiento me parece interesante, pero fútil en tanto no se reflexione profundamente sobre la naturaleza de Dios.

En realidad, todo conflicto se desvanecerá cuando la mayoría de los "partidistas" comprendan al fin que esta diferencia de concepto no es más que una ilusión, una maya, que dirían los orientales.

Creo que Dios existe, pero no es una persona, sino la Totalidad, el Cosmos entero del que formamos parte. No tiene ni comienzo ni fin, aún cuando el Big Bang fuese una realidad. Nada se crea y lo que aparentemente se destruye no hace sino cambiar de estado dentro de una realidad multidimensional de la que tenemos tan sólo un conocimiento fragmentario. El tiempo no es más que una dimensión que interpenetra todas aquellas otras dimensiones de la totalidad que estamos llevados a conocer racionalmente.

El espíritu religioso está en todo aquel que busca conocer, que busca desentrañar los misterios de la totalidad en la que estamos inmersos desde siempre, desde la eternidad. En el científico subyace este impulso religioso, aunque conscientemente se declare ateo. En el religioso el impulso toma la forma de un dogma de fe que le ayuda a vivir, le ayuda a sobreponerse a la incertidumbre permanente, le ayuda a encontrar la esperanza en una supuesta justicia universal última, le ayuda, a fin de cuentas, a sobreponerse a la muerte, a la transformación última de su propia forma, a la inmersión en otra dimensión en la que DESEA reconocerse a sí mismo, pero de la que no sabemos nada de nada, ignoramos todas sus propiedades; pero sí sabemos que está ahí, en la Totalidad. No cabe la objeción de que sólo existe lo físico. El mundo de lo mental (y aquí quiero señalar que lo mental abarca el razonamiento, los sentimientos y los impulsos también) es realmente parte de lo que muchos llaman "mundo espiritual", aunque tenga su manifestación observable en las corrientes neuronales, lo cual es lógico, la autoconciencia se sustenta en el cerebro, pero no es el cerebro.

La imagen de Dios como un ente mental-sentimental-volitivo, como una persona, sólo es una forma cómoda con la que poder "dialogar" sintiéndolo más cercano, esencialmente igual al ser humano aunque magnificado en sumo grado. Pero Dios no es una "persona", es la Totalidad, de la que sólo comprendemos un ínfimo fragmento.

Por lo tanto, el hombre religioso es, de alguna manera, un "científico arcaico", y el científico ateo es un "religioso ingenuo" que no se quiere dar cuenta de que está "escarbando" en las entrañas de Dios.

3.Publicado por Beatriz Basenji el 07/10/2009 00:30
"Asimismo, deben saber que “la revelación no fue un hecho que sucedió una vez, en el pasado distante, sino que es un proceso actual, creativo, que requiere de la ingenuidad humana”.Karen Armstrong .

Quizás mas exacto sería decir que " requiere de una mente pura" . Aquellos que vemos a Dios en todos los seres, y me refiero a los reinos mineral, vegetal y animal al cual pertenecemos, estamos viviendo dia por dia la gloria de enterarnos los nuevos descubrimientos de los científicos. Es muy importante lo que señala Karen Armstrong. No nos es posible mediante las palabras definir a Dios. Pero todos, absolutamente TODOS , hemos brotado del Seno Divino y permanecemos unidos a EL a través de nuestra "partícula divina" .
Durante todo el tiempo que dura nuestra experiencia en este plano terrenal siempre estamos conectados. Lo que sucede es que la mayoría de nosotros tenemos nuestra mente tan atiborrada de ilusiones, miedos,fantasias, malos pensamientos, tribulaciones cotidianas, deseos, vanidades diversas, etc. etc. que no permitimos que la Gracia y Potencia de Dios , obre en nosotros . Pero, aquél día , aquél instante en que esto suceda, habremos develado para siempre el Misterio.
Tengamos presentes las palabras de Nuestro Señor Jesús cuando dice que para entrar en el Reino de los Cielos debemos ser como niños.

4.Publicado por khinecapa el 07/10/2009 01:34
El Dios de Abraham era justo, inapelable, incorruptible, trascendente, omnisciente, omnipotente, omnipresente y omnibenevolente. El cristianismo antiguo se centró en la pericoresis o fusión de tres personas en una sola entidad divina. Para la vía negativa de Maimónides sólo nos es dado discutir sobre lo que Dios no es. El Todo de los herméticos es más complicado que la suma de cuanto existe, y el Buda puso el énfasis en la liberación del sufrimiento en la tierra. Vista así, la religión tiene poco de universal.
Pero los experimentos han hecho aflorar una capa subyacente más simple. Por ejemplo, los psicólogos cuentan a grupos de voluntarios una historia en la que Dios atiende a cinco problemas a la vez. Los creyentes de cualquier confesión monoteísta aceptan la narración con naturalidad, puesto que Dios tiene sobrados poderes cognitivos para ello. Pero si se les pide recordar la historia un rato después, casi todos cuentan que Dios atiende los cinco problemas uno por uno: su subconsciente ha humanizado al omnipotente Dios de la doctrina.

La investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de Dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas. Las creencias explícitas sobre la divinidad son muy distintas entre religiones, pero los supuestos tácitos son casi idénticos en la mayoría de las personas. La característica central de cualquier religión es un núcleo de creencias sobre agentes no físicos. Este tipo de "conceptos sobrenaturales" -que también aparecen en la fantasía, los sueños y las supersticiones- está muy condicionado por nuestro conocimiento del mundo real. Un espíritu es un tipo de persona, sólo que atraviesa paredes. Dios comparte esas limitaciones dentro de la cabeza de los creyentes.

Más en general, las creencias subconscientes de la gente religiosa de cualquier credo son extraordinariamente parecidas: los agentes sobrenaturales ejercen una vigilancia permanente del comportamiento moral de la persona, con acceso instantáneo a sus pensamientos y deseos más íntimos. Los creyentes de cualquier culto también albergan creencias sobre la existencia y las propiedades de esos agentes sobrenaturales, y suelen guardar símbolos o amuletos que los representan, y celebrar rituales en su nombre. Cada grupo social suele atribuir a esos agentes su sistema moral, y su propia cohesión social. Los científicos cognitivos han reunido muchas evidencias de que esta especie de religión natural se enraíza en cualidades humanas universales -como la capacidad para simular relaciones con personajes ficticios- que no son específicas de la experiencia religiosa, sino una consecuencia de tener el cerebro más desarrollado, y las estructuras sociales más complejas y estables, que han evolucionado en ninguna especie animal de este planeta.

"El pensamiento y el comportamiento religioso pueden considerarse parte de las capacidades naturales humanas, como la música, los sistemas políticos, las relaciones familiares o las coaliciones étnicas", dice Pascal Boyer, de la Universidad de Washington en Saint Louis. Boyer ha publicado en el último año dos trabajos de referencia sobre la evolución cognitiva de la religión (Nature 455:1038; Annual Review of Anthropology 37:111). El filósofo Daniel Dennett sostiene que los cerebros animales han evolucionado a través de tres fases. El comportamiento de las criaturas darwinianas está determinado genéticamente. Las criaturas skinnerianas (por el psicólogo conductista norteamericano B. F. Skinner) disponen de una gama de comportamientos, pero despliegan uno u otro al azar. Los humanos somos criaturas popperianas (por el filósofo de la ciencia Karl Popper). Una criatura popperiana hace lo mismo que una criatura skinneriana, pero sólo dentro de su propia cabeza, como una serie de simulaciones mentales.

El ingeniero de la Universidad de Michigan John Holland, padre de los algoritmos genéticos, asegura que "la verdadera esencia de una ventaja competitiva, sea en el ajedrez o en la actividad económica, es el descubrimiento y la ejecución de jugadas en un escenario ficticio". Y entre las principales jugadas que tenemos que simular los humanos, desde la más tierna edad, están las situaciones sociales ficticias. "Todos los niños entablan relaciones sociales importantes y duraderas con personajes de ficción, amigos imaginarios, familiares desaparecidos, héroes invisibles, novios figurados...", dice Boyer. La práctica constante con ese tipo de "agentes no físicos", de hecho, puede explicar parte de la extraordinaria destreza social de nuestra especie, muy superior a la de los demás primates. Y desde ahí, el científico de Washington sólo ve un pequeño paso hasta otros "agentes no físicos" como espíritus, dioses y demonios, "intangibles pero implicados socialmente".

Los agentes sobrenaturales son a menudo la fuente de la moral para las personas religiosas, y también sus vigilantes omniscientes, esto es, que basta con pensar en algo pecaminoso para que se den por enterados. Ésta es otra de las creencias más generales entre los fieles de cualquier culto. La psicología experimental indica, sin embargo, que los niños comprenden los imperativos morales básicos, como los relativos al trato justo y al daño a sus semejantes, desde que están en edad preescolar. Eso es antes de que puedan comprender esos conceptos abstractos y con independencia del entorno religioso en que se obtengan los datos. La neurobiología, por otro lado, ha revelado nexos muy relevantes entre los juicios morales y algunas de las emociones humanas más básicas y universales.

Uno de los nodos centrales de la red emocional del cerebro es el córtex prefrontal ventromedial (VMPC). Los pacientes que tienen destruida esa zona del córtex muestran una disminución general en su capacidad de respuesta emocional y una marcada reducción de las emociones sociales -como la compasión, la vergüenza y la culpa que están estrechamente relacionadas con los valores morales-. El VMPC es muy conocido por los neurólogos desde el 13 de septiembre 1848, cuando una explosión accidental disparó una barra de hierro de un metro de largo y seis kilos de peso exactamente hacia esa zona del cerebro de Phineas Gage, el capataz de una cuadrilla de trabajadores del ferrocarril. Sobrevivió, y sin daños en la capacidad del lenguaje ni en otras funciones intelectuales. Pero como dijo poco después un amigo suyo: "Este hombre ya no es Phineas Gage".

Todos los graves defectos que muestran estos pacientes se refieren a la respuesta a los estímulos emocionales o a la regulación de los propios sentimientos. Sus capacidades de la inteligencia general, de razonamiento lógico y de conocimiento de las normas sociales y morales están intactas. Según el neurólogo Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias, muchas reacciones morales aversivas son una combinación del visceral rechazo a ciertos actos (matar a alguien, por ejemplo) y de la compasión instintiva por otro ser humano. Damasio cree que las emociones no sólo se asocian a los juicios morales, sino que son cruciales para elaborarlos.

"Aunque los creyentes suelen atribuir su moralidad a un agente sobrenatural", dice Boyer, "los modelos cognitivos indican todo lo contrario: que nuestros sentimientos morales son reclutados para dar verosimilitud a las nociones morales de la religión". Los ritos religiosos también parecen muy distintos entre unas culturas y otras, pero todos pertenecen a una clase de "comportamientos rituales" constantes en la especie humana. Los ritos se basan siempre en alguna secuencia de actos arbitraria, obligatoria, ejecutada en un orden rígido, desligada de un objetivo práctico obvio y repetida muchas veces. También implican a menudo el uso de números, colores llamativos y símbolos de la pureza, el orden o la simetría.

Nuevamente, estos comportamientos rituales son un tema común en el desarrollo infantil: por ejemplo, cuando un niño sólo puede andar por la acera pisando las baldosas rojas, o tiene que subir el primer peldaño de su portal antes de que se cierre la puerta de la calle. Los niños suelen asociar estos rituales a unas vagas nociones de purificación y protección del peligro. Cuando estos sistemas se pasan de revoluciones, ocurren los trastornos obsesivo-compulsivos. "Sabemos que el cerebro humano tiene redes de seguridad y precaución dedicadas a prevenir peligros como la predación", dice Boyer. "Las aserciones religiosas sobre la pureza, la suciedad y el peligro oculto de los demonios al acecho estimulan esos mismos sistemas, y hacen que las precauciones rituales resulten intuitivamente atractivas".

La crítica científica de la religión se ha centrado hasta ahora en argumentos racionales. El astrofísico Carl Sagan, por ejemplo, escribió: "¿Cómo es que apenas ninguna religión ha mirado a la ciencia y ha concluido: '¡Esto es mejor que lo nuestro! El universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas, más sutil y elegante?". "Hay quien tiene un concepto tan amplio de Dios que no hay forma de evitar que lo acabe encontrando en cualquier parte", afirma Steven Weinberg, físico teórico y premio Nobel. "Si quieres decir que Dios es energía, lo puedes hallar en un montón de carbón".




Los seres humanos estamos diseñados para creer. Bien en una religión, bien en fenómenos paranormales o en supersticiones. El cerebro necesita una información completa para poder trabajar, para comprender. Si los datos no son suficientes, los crea, los inventa.

Somos capaces de intuir la existencia de objetos que en realidad no existen con tal de rellenar los espacios en blanco. La mente no admite lagunas.

Miren la ilustración de esta página. Cuatro círculos incompletos. A cada uno le falta un cuarto. Lleven la vista a la nada que hay en el centro. Es evidente que se observa un cuadrado. Pero, ¿está? No. El cerebro lo intuye, lo dibuja porque lo necesita para poder procesar una información, pero la realidad es que no hay ningún cuadrado.

Este es uno de los ejemplos que utiliza el profesor Bruce Hood, experto en Psicología Experimental de la Universidad de Bristol, para explicar, como hizo esta semana en el prestigioso Festival de la Ciencia del Reino Unido, que las personas estamos predispuestas a aceptar un papel básico de lo irracional en nuestra vida. Desde que nacemos.

Los bebés son incapaces de entender todo lo que les rodea. Apenas asimilan una proporción insignificante de datos. Pero si les falta un elemento básico para componer una imagen real, su cerebro se lo proporciona. ¿Cómo? Con intuición.

Cuando este comportamiento se repite de forma natural a lo largo de nuestra vida -de años y años de evolución- el cerebro acaba por tener la necesidad de rellenar sistemáticamente todos los espacios en blanco que le quedan cuando recibe una información parcial, de buscar las herramientas necesarias para explicar lo que le es incomprensible.

Esto ha llevado con el paso del tiempo a que los seres humanos incluyan la intuición como elemento fundamental a la hora de razonar. Las teorías intuitivas, dice Hood, contienen elementos que no se pueden comprobar, ratificar, por lo que estamos abiertos a construir pensamientos erróneos. «Yo creo que esas ideas formadas a partir de ingenuos planteamientos intuitivos se convierten en la base de lo que más tarde serán creencias mágicas en fenómenos paranormales», dice Hood en la tesis que le ha facilitado a EL MUNDO. Los científicos no se salvan de caer en este recurso y parten en muchas ocasiones de una intuición para terminar construyendo una teoría.

Una línea invisible

La línea que separa este método de trabajo a priori nada científico de las supersticiones es casi invisible. «La religión y otras formas de pensamiento mágico siguen creciendo pese a la ausencia de evidencias porque la gente es proclive a aceptar lo irracional... luchar contras las creencias irracionales es inútil», defiende Hood.

Muchos humanos no tienen la necesidad de fabricar una teoría, como los científicos, sino de encontrar algo que les sea suficiente para asimilar fenómenos que no entienden.

De ahí que encuentren en la religión, en un objeto -el científico habla del valor que se le da a unos anillos en una boda o a un osito de peluche-, en fenómenos paranormales las respuestas que necesitan para completar una información que les es imprescindible, pero no tienen al 100%.

Este mecanismo tan arraigado en el cerebro es lo que, según Bruce Hood, hace imposible evitar las creencias. Incluso, en la más racional de las personas. A tal punto hemos interiorizado esta forma de procesar la información que otorgamos a objetos cualidades que superan en todos los sentidos sus elementales condiciones físicas.

Hood suele recurrir a un ejemplo cuando explica su teoría. Ofrece dinero -pongamos 50 euros- a quien esté dispuesto a vestir una chaqueta. La inmensa mayoría de la gente acepta el reto. ¿Por qué no ponerse ese abrigo tan impersonal si, además, me dan un dinero? La situación cambia cuando el profesor de Bristol añade un elemento básico a la información: la chaqueta perteneció a un conocidísimo asesino en serie.

De inmediato los voluntarios escurren el bulto, ya no quieren saber nada del dinero y menos aún de la chaqueta.

¿Qué sentido tiene? ¿Acaso la chaqueta les va a transmitir maldad, los va a convertir en asesinos en serie? Es evidente que no, pero el cerebro humano reacciona así: ve la maldad en la chaqueta.



5.Publicado por Pedro el 07/10/2009 16:05
Muy interesante, Khinecapa, gracias por sus comentarios.

En líneas generales, sobre los autores que cita, me resultan sospechosos de "materialismo racionalista a priori" los análisis que hacen sobre la capacidad irracional de la mente humana en su conjunto. No pretendo quitarles valor, pues estas personalidades del mundo científico que aparecen en su escrito me merecen el mayor respeto. Sin embargo, curiosamente se quedan justo en la frontera entre lo racional y lo irracional, lugar en donde se libran a los juicios de valor, distinguiendo por tanto sobre lo que es verdadero (lo racionalmente comprensible, lo que se puede medir, pesar, etc., lo "real" en términos coloquiales) y lo que es ilusorio (lo irracional, la fantasía, lo mágico, la intuición) Dicho sea de paso, considero que lo "real" no es tan real como puede parecer; por ejemplo, la perfecta cosmología de Ptolomeo, que consigue explicar perfectamente por medio de las matemáticas el movimiento de los astros, incluído el sol, en torno a la Tierra, centro del Universo; cuerpos celestes que ejecutan una compleja danza incluyendo retrogradaciones en su movimiento permanente. Una profundización posterior en la física, ayudados por mejores herramientas, consigue posteriormente demostrar que el modelo es otro. Luego aceptemos humildemente que la interpretación de la realidad por la ciencia se construye a lo largo de la Historia a base de "ladrillos" provisionales. El científico de cuño racionalista, hijo de la Ilustración, corre el peligro de dar por definitivas y eternas las interpretaciones de la realidad. Pero, por otro lado, con toda seguridad muchas de las interpretaciones de la realidad que nos ofrece el mito y la fantasía, con las religiones como máximas representantes de esta categoría, serán visiones ilusorias, estrategias de supervivencia del ente pensante y civilizado que somos, como apuntan las últimas investigaciones sobre la psicología que usted menciona.

Podríamos alargarnos mucho, discurriendo y analizando cada caso pormenorizadamente a fin de encontrar el fallo, la trampa, la ilusión. Y recalco que la encontraríamos no sólo en las interpretaciones numinosas del cosmos, sino también en los resultados de impecable factura científica.

En última instancia habremos de reconocer que existen esferas o dimensiones inexploradas, o muy mal exploradas si se quiere, que son la fuente del progreso del hombre, como en el notable caso de las artes.

El Réquiem de Mozart, por poner un ejemplo, no dice nada si se mira la partitura (salvo en el caso de los músicos) pero nadie queda indiferente cuando lo escucha. ¿De dónde emana su poder? ¿de un montón de notas en líneas y unas sobre otras?. El sentimiento del oyente resuena poderosamente ante una obra creada con enorme maestría por su autor, echando mano sin duda de una gran técnica musical, pero con el auxilio imprescindible de la intuición. La intuición es el "ojo" que permitió a Mozart zambullirse en una dimensión irracional y verdadera. Y la intuición es la herramienta (verdadera, no una ilusión) que utiliza todo verdadero descubridor, científico o artista.

6.Publicado por Jairo el 09/10/2009 07:07
khinecapa:
"Los seres humanos estamos diseñados para creer. Bien en una religión, bien en fenómenos paranormales o en supersticiones. El cerebro necesita una información completa para poder trabajar, para comprender. Si los datos no son suficientes, los crea, los inventa."

Y los ateos???

7.Publicado por MARC el 10/10/2009 08:34
Me causa gracia como, ante un articulo de no más de 600 palabras, aparecen algunos que se la dan de pensadores sesudos y hablan a favor o en contra de la religión como si tuvieran algun peso académico o lo que es más, como si esas opiniones fueran a detener tanto el avance científico como el desarrollo religioso, en auge cada vez más en todas partes del mundo, aún en Europa. camino a islamizarse en algun futuro proximo. Algunos de los posteadores se olvidan que deben escribir comentarios, no articulos y acabo de leer uno, con toda la infitita paciencia, solo para darme cuenta que el viejo gruñon de Bunge tiene razón cuando afirma que algunos, escriben dificil, para dársela de eruditos. La verdad verdadera, a los unicos que les importa la religion son a los curas y a los ateos, el resto, vive la vida segun Cristo o preceptos religioso filosoficos sin tomar en cuenta lo que afirma la ciencia, la cual, ni desmiente ni afirma ninguna religion. Si pareciera ocurrir tal cosa, es producto de la petulancia atea radical que piensa que, apelando a la autoridad del mundo cientifico, puede afirmar que Dios no existe, lo cual, en el fondo, no es mas que creencia dado que tal proposicion no se puede falsar.

8.Publicado por _Alan_ el 10/10/2009 18:21
Hola..bueno a mi parecer la ciencia y la religión pueden ser compatible.. por q ? por q el ser humano necesita tanto de lo fisico como de lo espiritual.. despues de ahi parte de la creencia del la persona por ejemplo: "la evolucion del hombre" y la "creación de Dios".. para mi no esta bien buscar similitud entre un libro cientifico con la biblia o un libro religioso.. seria como buscar similitud entre el agua y el fuego. NO LA HAY! pero EXISTEN los DOS...
Compatibilidad si puede haber, por que en ese punto depende del equilibrio que le de la persona.

bueno, me despido.. eso es lo que pienso..
Chau.

9.Publicado por noemi el 10/10/2009 18:42
Pedro,sencillamente "genial "...,se ve que" su intuiciòn" esta bastante desarrollada,ha explicado muy bièn.

Si , una mente" ingenua " es justamente ingenua porque es "pura",yo ,la ingenuidad hace ver ,lo que muchos "vivos" ni imaginan .b[i[u[qt[[

10.Publicado por Jorge iniesta el 11/10/2009 13:00
Me parece que la defensa de dios es imposible. Durante milenios los hombres y mujeres han dicho que existe un dios. Esto ni se ha demostrado ni se ha comprobado. Más bien la realidad contradice esta afirmación. La ciencia también lo hace, fundamentalmente la evolución de las especies y la paleoantropología. No somos más que un cierto tipo de animal evolucionado que comparte con los chimpancés el 99% de los genes. Nada en la realida y en la ciencia hace entrver la existencia de ningún dios. el dios de los judios y de los cristianos así como el de los musulmanes es un dios claramente antropomórfico, una creación de determinados cerebros humanos. Hora es ya de que caigamos en la cuenta de la realidad, de la facticidad de que no existe ningún dios.

11.Publicado por Saladino el 12/11/2009 14:54
Hola Jairo, los ateos creen precisamente en esto, su ateísmo. Se cree en el comunismo y en el materialismo. Es actitud de fe. Pero una fe correcta con una práctica perfecta te conduce a la paz interior y la plenitud en la vida. De otro modo, el beneficio es tal vez mínimo.
Por cierto, me llama la atención que no os molestéis en valorar la postura musulmana sobre la trascendencia de Dios y las realidades cósmicas. Os recomiendo, para empezar con algo de origen occidental (en el fondo japonés) con el artículo de Sachiko Murata: el Tao del Islam.
Ver en: http://www.webislam.com/?idt=308
Personalmente, el aspecto legal del Islam me recuerda al confucionismo, y la mística al taoísmo, mientras que su totalidad es tan parecida al cristianismo, que se sorprenderían los cristianos de conocer más detalles. Uno que los conoce es el Padre Emilio Galindo Aguilar, de la Fundación Darek-Nyumba de Madrid.
Busquen la verdad, encuéntrenla y defiendanla, es el honor del ser humano.

12.Publicado por Jorge Vivanco el 11/01/2010 06:18
Estimado Jorge Iniesta, el decir que el homber comparte con los chimpancés el 99% de los genes, es una forma de decir, es solo investigar un poco y encontraremos la verdad:

Jonathan Marks, (antropólogo de la Universidad de North Carolina en Charlotte) ha llamado la atención al problema que a menudo es pasado por alto en esta línea de pensamiento de “semejanza”.

Ya que el ADN es una serie lineal de estas cuatro bases—A,G,C, y T—solamente existen cuatro posibilidades en cualquier punto específico en una secuencia de ADN. Las leyes de la casualidad nos dicen que dos secuencias al azar de especies que no tengan una ascendencia común coincidirán en uno de cada cuatro puntos. Entonces incluso dos secuencias de ADN no relacionadas serán 25 por ciento idénticas, no 0 por ciento idénticas (2000, p. B-7).

Por consiguiente un humano y cualquier forma de vida terrestre basada en ADN deben ser por lo menos 25% idénticos. Entonces, ¿sería correcto afirmar que los narcisos son “un-cuarto humanos”? La idea de que una flor sea un-cuarto humana no es profunda ni informativa; ¡es extravagantemente ridícula! No existe casi nada de comparación biológica que pudiera ser conducida para hacer a los narcisos humanos—excepto quizás el ADN.

La evolucion es una especie de religion que no puede demostrar nada ya que nunca han encontrado un eslabón perdido, ni nunca veremos un pez dando a luz a un reptil, o un mono teniendo un bebe humano, si pusiera esa fe que pone en la evolución, en Dios, se daría cuenta que hay más razones para creer en la Creación que en la evolución...

13.Publicado por mvr1981 el 15/01/2010 01:04
Sin palabras...

Desu Sive Natura.

14.Publicado por Elvira el 20/06/2010 12:11
YAISA, NO COMPARTO LA IDEA DE QUE, LA RELIGIOSIDAD DE LAS PERSONAS, SEA COMPATIBLE, CON EL PROGRESO DE LA CIENCIA- PONGÀMONOS DE ACUERDO, SI DE VERDAD, EL GRADO DE RELIGIOSIDAD Y ESPIRITUALIDAD, TIENE QUE VER, CON UNA CONFORMACIÒN CEREBRAL, ENTONCES, AL CEREBRO NO SE LO PUEDE ESTAR ACOMODANDO AL ANTOJO- GENERALMENTE, EL EXCESO DE RELIGIOSIDAD Y ESPIRITUALIDAD, HACE MUY OBSECUENTE A LA PERSONA Y NO TRANSIGE FACILMENTE-CAUSA FUNDAMENTAL DE LOS "LÌDERES"-PERSONALMENTE OPINO,LOS EXCESOS ACARREAN UNA DOBLE PERSONALIDAD MUY ACOMODATIVA ,PERO INTRANSIGENTE-JAMÀS FUNCIONARÀ AL UNÌSONO: "CIENCIA -RELIGIÒN"-

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